Javier Morales anunciaba esta semana a través de su cuenta de Facebook que había dejado de militar en el Partido Popular. La opción de Morales para informar de su baja no ha sido extraordinaria ya que en política es cada vez más frecuente esta forma de participar a los demás acciones o decisiones que pueden tener influencia en la sociedad. Recordarán que durante la pasada precampaña los periodistas tuvimos que empezar a consultar las redes sociales de los dirigentes políticos para conocer la composición de algunas listas electorales.
Hoy, su impacto es tal que la mayoría de los cargos institucionales disponen de una o varias cuentas a través de las que informan sobre los asuntos que estiman relevantes de su quehacer diario. El reciente anuncio, por tanto, del que fuera director general de Cultura en el Gobierno de Dolores de Cospedal y también concejal en Ciudad Real, con Francisco Gil-Ortega y Rosa Romero, no ha hecho sino continuar esta senda informativa al alza con la que, también, se evitan las consecuencias que se pudieran derivar de compromisos personales o profesionales con periodistas o medios de comunicación determinados. Ya conocerán aquella frase de “todos (los medios) por igual”, a la hora de informar.
Pero no solo es eso. Tengo para mí que esta nueva práctica de anunciar, de informar, a través de redes sociales viene a suponer un pinchazo más sobre la línea de flotación en la que se venían asentando las relaciones de los periodistas con las fuentes informativas, en general. Tradicionalmente, periodista y su fuente establecían ese sistema de relación clásico basado en la confianza, el respeto mutuo y la confidencialidad entre las partes y que tan beneficioso fue en el terreno de las exclusivas o en el hecho de adelantar alguna información pero que ahora bien por las nuevas formas de comunicación o bien en aras de la inmediatez, pero también por el control que el protagonista ejerce sobre su noticia, lo cierto es que este modelo de relación podría tambalearse en beneficio de otros más audaces. Adiós, por tanto, a un clásico de la información que se lleva por delante, si se me permite el símil, “muchos intangibles (…) y que son imprescindibles para el buen funcionamiento”, escribía el periodista Lluís Foix al hablar de la democracia (La Vanguardia. Confianza y respeto. 25/05/2017) y que traigo aquí a modo de reflexión. Con todo, la influencia de las redes es extraordinaria hoy; no solo forman parte de nuestra cotidianidad sino que se han convertido en otro canal informativo más al que los profesionales nos hemos sumado sin vacilación.
Escenificar la baja del PP
Nuevas formas de informar aparte, se me hace difícil no ver la baja de Javier Morales -junto a la de Joaquín García Cuevas en Puertollano, hace unas semanas- fuera de este momento en el que comienza el ruido en los partidos para conformar listas y su coincidencia con las altas estimaciones de voto que los sondeos atribuyen al partido de Albert Rivera en detrimento del de Mariano Rajoy. Prueba de ello es que ninguno de los dos ex del PP tienen previsto abandonar la política, han escenificado su baja y reconocen que están abiertos a otras opciones políticas. La decisión no parece precipitada, al contrario; para cuando Ciudadanos les llame, si fuera el caso, les quedaría poco de la pátina con la que la corrupción acorrala al PP y que junto a la falta de rumbo y sintonía del partido con la sociedad han llevado a Javier Morales a pedir la baja. Ahí es nada.
Mientras tanto y con menor ruido mediático comienzan a florecer los nervios entre quienes, pese a sus desvelos, aún no han sido llamados a formar parte de esas candidaturas que están por conformarse y que, para mayor desatino de los aspirantes, no tienen ni cabeza de lista decidido aún. Salvo la que lidera la actual alcaldesa de Ciudad Real, Pilar Zamora. No perdió el tiempo ni en hacer el anuncio ni en comenzar el recorrido.