Lanza_logotipo_blanco
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
28 marzo 2024
ACTUALIZADO 12:36
  • Ciudad Real
  • Resultados deportivos de Ciudad Real en directo
  • El Campo
  • Toros
  • Internacional
  • Nacional
  • Agenda
  • Anuncios Oficiales
  • Galerías
  • Vídeos
    • Ricardo Chamorro, Milagros Calahorra y Emilia Martín, hermano mayor de la Flagelación
      • Cofrades y fieles en el templo / Lanza
      • LA Virgen del Mayor Dolor / Lanza
      • El Cristo estaba preparado / LAnza
      • Se realizó el Viacucis en el templo / Lanza
       Lanza
      El presidente de la Diputación -c- con la Hermandad del Ecce Homo (Pilatos)
      Imagen de archivo de la procesión de la Hermandad de la Esperanza Macarena y Jesús Cautivo de Valdepeñas / Maite Guerrero
      Armaos en la Ruta de la Pasión Calatrava en Aldea del Rey / Elena Rosa
      Imagen de Nuestro Padre Jesús de la Bondad en su salida de 2023 / J. Jurado
      Hermandad Nuestro Padre Jesús del Perdón Miguelturra
      El concierto de música sacra que tuvo lugar en Villanueva de los Infantes / Lanza
      Miguel Ángel Valverde, Agustín Espinosa, David Triguero, Francisco Javier Núñez y otros diputados, alcaldes y concejales del Campo de Calatrava, durante la recepción de periodistas internacionales que pasarán la Semana Santa en la provincia / J. Jurado
      Cristo de la Luz de Daimiel en el Vía Crucis / Ayuntamiento de Daimiel
      La Hermandad de la flagelación tampoco pudo salir en procesión / Elena Rosa
      Hermanas del Silencio que iban a acompañar a la Virgen / J.M. Beldad
      Las Penas suspende su estación de penitencia / J.M. Beldad
      El mal tiempo impide la salida de Medinaceli y la Virgen de la Esperanza / J.Jurado
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Llegar a ser rey

Montes de Judea
Montes de Judea
Manuel Pérez Tendero / CIUDA DREAL
Hace algo más de tres mil años, David era un personaje poco conocido: pastor de ovejas en las colinas de la región de Judá; el menor de ocho hermanos, hijos de Jesé, de Belén. Poco a poco, con inteligencia, astucia y, al parecer, con grandes dotes de humildad, consiguió llegar a ser rey en el pequeño territorio de su tribu, entre el desierto y mar, en el territorio de Judá.

Más al norte, en las colinas de Efraím, reinaba Saúl, el primer rey de Israel. Junto al mar, al oeste, habitaba un pueblo más poderoso, llegado en barcos desde Grecia: los filisteos. Saúl y los filisteos eran enemigos: estos pueblos del mar acabarán con la vida del rey y de su heredero en la batalla de Gelboé, muy cerca del monte Tabor.

David supo situarse, con dificultad, al margen de estas enemistades. Con el tiempo, cuando la descendencia de Saúl va desapareciendo, los ancianos de las tribus de Israel se dirigen a Judá, a Hebrón, la capital de David, para proponerle ser rey de los antiguos territorios de Saúl. David acepta. Las tribus y el antiguo pastor hacen un pacto, en presencia de Dios.

Más tarde, David conquista una ciudad cananea, situada entre los dos territorios  que gobierna, y la convierte en capital de su nuevo reino: Jerusalén. El hijo de Jesé está construyendo un país, un reino: está uniendo un pueblo bajo su gobierno.

Él se considera heredero de las antiguas promesas del Dios de Israel, el de Moisés, el que había sacado a un pueblo esclavo de Egipto y lo había traído a la tierra prometida. Para ratificar esa herencia, el rey toma el arca de la alianza, símbolo del pueblo y de su religiosidad, y la traslada a su nueva capital. No tuvo tiempo de contruirle una casa, un templo: lo hará su hijo Salomón.

Una realidad que no existía

David llegó a ser rey de una realidad que no existía antes que él, consiguió crear un pueblo unido en torno a su figura, en torno a Jerusalén y el arca de Dios.

En este camino de ascenso hubo astucia y buen hacer, hubo pactos, hubo inteligencia y capacidad de espera. David no conquistó su reinado sobre Israel: le fue ofrecido por los ancianos y se comprometió con un pacto. De hecho, su nieto Roboam rompió ese pacto y perdió el gobierno de las tribus del antiguo reino de Saúl.

Debajo de toda esta historia de luchas, valentía y tratados, David y los que escribieron su historia supieron ver la mano de Dios. A David no le hicieron rey los ancianos de Israel, tampoco sus capacidades de estratega militar o su prudencia política: cuando aún era pastor en los campos de Belén, un profeta le vino al encuentro con un cuerno cargado de aceite. Samuel, el profeta, venía a ungirlo en nombre de Dios para el futuro. Sus esfuerzos y luchas, por tanto, fueron una “historia ungida” en la que Dios actuaba desde el fondo y desde el origen.

Rey sobre el pueblo de Israel

Diez siglos más tarde, un descendiente de David, también poco conocido en sus orígenes, pretende ser rey sobre el pueblo de Israel. Jerusalén, de nuevo, será la ciudad elegida. También este pretende haber sido ungido por Dios: en este caso, en las orillas del Jordán, por un nuevo Samuel llamado Juan.

Los ancianos del pueblo, ahora, no visitan al nuevo David para proponerle un pacto; no le piden que gobierne sobre ellos. Los ancianos del pueblo, ahora, buscan al nuevo David para truncar sus pretensiones de rey: lo acusan de impostor y lo llevan ante el rey extranjero para condenarlo.

No fue difícil ver la mano de Dios en la historia de David: con todas las dificultades, consiguió vencer y dejó un legado a su hijo Salomón para continuar la tarea. Pero, ¿cómo ver la mano de Dios en la historia en este nuevo David que venía de Nazaret?

¿Qué reino construyó, qué legado dejó? ¿Qué victoria supo ofrecer a los suyos para motivar su entusiasmo?

El momento álgido de este rey, su entronización y coronación, se produjeron entre malhechores, agonizando entre gritos de dolor en una cruz romana a las puertas de Jerusalén.

A pesar de todo, construyó un reino. Y se multiplicaron sus súbditos, que están seguros de su victoria y dicen haberla visto; fundados en ella, siguen con su legado, construyendo ese reino cuyo futuro está en manos de Dios.

Publicado en:
Noticias relacionadas:
Miguel Ángel Jimenez, delegado diocesano de Comunicación
Las tres características de la nueva alianza podrían ser un buen programa para celebrar de forma creyente y genuina nuestra Semana Santa, dice, Pérez Tendero. En la foto, detalle del pregón de Semana Santa 2024 en Puertollano/ HP
El Kilimanjaro, la montaña del esplendor. "Al ser humano le gusta escalar: la montaña es lugar de aventura, es un reto perenne que se nos ofrece", dice Pérez Tendero en este artículo/ Lanza
"El diluvio y el desierto son el signo de la falta de armonía que nos arrebata la vida"/ Lanza
El sufrimiento humano será siempre un misterio cuyas claves últimas no podremos desentrañar / Elena Rosa
"No faltarán voces en la noche y dedos en el desierto para que muchos otros, como Andrés y Samuel, sigan surgiendo entre nosotros", escribe Pérez Tendero en este artículo.Imagen de archivo de un desierto.
Cerrar