Tras meses de miedo, desesperación y sobretodo reflexión, digo basta. Saliendo de nuevo a las pistas de competición vuelve esa sensación de angustia. Esa última sensación que esperas cuando sales a un concurso de salto de obstáculos con tu equipo. Esta angustia provocada por la mala interpretación y comunicación que tienen los jinetes con sus caballos, los alumnos con sus entrenadores y los entrenadores con sus alumnos: jinete/caballo. Angustiado de ver verdadero maltrato físico y mental, un maltrato normalizado en nuestra sociedad.
¿Nos hemos preguntado alguna vez, cuántos newton ejercemos con nuestros brazos sobre la parte más sensible de cualquier ser animal, como es la boca de nuestro caballo? ¿De verdad es necesario? ¿Qué sensación le quedará tras estas brutas maniobras que se aplican a diario en sus encías, dientes, labios, mandíbula, lengua y el tan importante aparato hioideo? ¿Somos conscientes de los síntomas de adormecimiento, ardor, calambres, parestesias, hormigueo, entumecimiento…? Síntomas que conocemos todos cuando por ejemplo sufrimos un pequeño dolor de muelas.
Os invito a conocer una equitación razonada, ética y saludable. Aquella adquirida por mis dos grandes referencias: Fernando Barreda, jinete profesional formado en la cuna de la equitación francesa en Saumur; y Paula Ohlin de nacionalidad sueca, desarrollando e impartiendo en España lo que debería ser la base de cualquier disciplina de equitación, haciendo hincapié en la biomecánica del jinete y en cómo influye en el rendimiento y salud de nuestro caballo. En contacto continuo con Fernando Morán, fisioterapeuta equino, jinete y el entrenador más conocedor de la equitación deportiva internacional que me he podido encontrar.
Ésta de la que hablo es, por desgracia, una equitación muy ausente en las pistas de competición de salto de obstáculos (por no hablar de otras disciplinas y equitaciones modernas) pero que debería ser la única equitación aceptada.
Es muy reconfortante saber que en Ciudad Real hay yeguadas y profesionales que apuestan por este tipo de equitación razonada como la Yeguada Romero Villalón, donde imparto clases a alumnos de diferentes edades en la disciplina de salto de obstáculos que es mi favorita. Aquella equitación que conoce bien la biomecánica animal y humana, que tiene como objetivo fusionarlas para que solo exista una. Un entrenamiento adecuado a diferentes niveles de competición, orientado al aprendizaje continuo desde la base siempre presente en la equitación.
Es la única equitación que no conoce atajos, que se basa en la ciencia, en la salud y el bienestar animal y por ello contamos con una fiel integrante y colaboradora en nuestro equipo, Graduada en Veterinaria y especializada en Fisioterapia Equina, Celia Amores, al cargo de la salud física y mental de nuestros animales.
Lo que buscamos es dar solución a problemas habituales como jinetes y caballos con mala conducta, caballos invertidos, detrás de la mano, desequilibrados, desconectados, que rehúsan, se paran… Y con diferente tipos de caballos: fríos, calientes, protestones… ¡Qué se manifiestan y no son escuchados! Con el fin de comprender su lenguaje, poder comunicarnos con ellos y entrar en sintonía para nuestro entrenamiento: Dejándolos ser caballos. Siguiendo siempre un orden y recordando las palabras de don Álvaro Domec “ir despacio es asegurarse de llegar pronto”.
NO seguir modas de equitación. SER críticos con la mala equitación que sufrimos. TENER consciencia de lo que está bien y mal. Y DISFRUTAR de este deporte con disciplina, educación, valores, humildad, al aire libre y amortizando el valor tan alto de un caballo de salto.
Empezaremos luchando para que nos escuche la Real Federación Hípica Española de anular, bien sea sancionando o descalificando de inmediato, el más mínimo maltrato, tanto en la pista de competición como en la pista de ensayo. Sin olvidarnos de las condiciones exigidas por las oficinas comarcales agrarias para la obtención del código REGA para la estabulación de nuestros caballos y que son muy poco adecuadas para su bienestar.