Hace una semana, la Ciudad Real cofrade vivió uno de esos momentos que se quedarán marcados en la historia de sus hermandades. El pregón de Miguel Barba ha traído una sensación a la capital que hacía mucho tiempo que no se tenía. De bullicio, de comentarios, del cofrade sintiéndose más cofrade que nunca. Lo cierto es que las expectativas eran muy altas, y se cumplieron.
La semana previa al Magno Pregón de la Semana Santa fue bonita cofradieramente hablando. En los corrillos y mentideros cofrades no se hablaba de otra cosa. Después de los ensayos, las casas de hermandad bullían con lo que podría ser el pregón. Y todo es mérito del pregonero y de su perfil. Respondió a lo que se esperaba. Y, además, ha traído mucha cola, tanto en las cofradías como en la Iglesia.

Porque Barba aprovechó el atril, las más de mil personas que le escuchaban en el Teatro Quijano y que tenía colocado ‘en suerte’ al mundo cofrade de Ciudad Real para pegar varios puyazos, dejando en el aire varias reivindicaciones. De todas ellas, las más comentadas han sido las referentes al Lunes Santo y al Jueves Santo. Mención especial para las que hizo acerca de las figuras de Emiliano Morales, párroco de San Pedro, y el padre Castro, párroco de Santiago.
Del Lunes Santo en el pregón
El Lunes Santo, ese día peculiar de la Semana Santa ciudarrealeña, siempre ha suscitado debate sobre su devenir. Hasta el momento, en ese día se celebra el Vía Crucis, presidido por la imagen del Santísimo Cristo de la Buena Muerte de la Hermandad del Silencio.
El pregonero, jugando con el título y el leitmotiv de su pregón -‘La luz sin tiempo’-, dijo del Lunes Santo que era la «hueca luz» de la Semana Santa. Cabe destacar que ya hubo una hermandad ciudarrealeña que hizo los trámites en su momento para realizar estación de penitencia el Lunes Santo. Fue la de Jesús Caído, y su petición fue denegada.
¿Por qué algunas voces de la Iglesia se han molestado por ese comentario del pregonero? ¿Por qué el Cristo de la Buena Muerte tiene que salir dos días en la Semana Santa? Hay hermandades encerradas en días y horarios extraños que para nada hacen justicia a una fiesta de Interés Turístico Nacional y que pretende seguir creciendo. Y, en esas, la Hermandad del Silencio, señera, por supuesto, toma protagonismo tres días seguidos.

Quizás habría que hablar de un Vía Crucis de la Asociación de Cofradías en las vísperas. Quizás el Sábado de Pasión. O el jueves previo al Viernes de Dolores. ¿Se imaginan al Cristo del Perdón y de las Aguas presidiendo el Vía Crucis? ¿O a Jesús de Medinaceli en unas andas elegantes? Y hacer espacio en el Lunes Santo para que la gente llegue a Dios por la belleza de las cofradías.
Imaginen por un momento una cofradía -quien dice una, dice dos- en la anochecida del Lunes Santo. Con un olivo. O con una Virgen de cara dulce. O con Jesús tres veces cayendo. Las posibilidades, por supuesto, las que quieran.
El Cristo del Perchel
Uno de los momentos del pregón llegó cuando Barba, con su elegancia y con unas formas exquisitas, miró al Vicario de la Diócesis y al Consiliario de la Asociación de Cofradías y dijo: «Abrid las puertas a la Caridad de Cristo». El Quijano interrumpió al pregonero con una ovación cerrada entre rumores de aceptación y asentimiento. Para esto, hay que hablar de los antecedentes. Y hay que hablar del Cristo del Barrio del Perchel: el Santísimo Cristo de la Caridad. La Hermandad de Longinos para los ciudarrealeños.
La Hermandad realizó importantes modificaciones en su paso procesional y también en la parihuela, abordando una necesaria reforma debido al deterioro evidente. Durante este proceso, se han implementado todos los sistemas y medidas requeridas para garantizar que el paso pueda salir del interior de la Parroquia de Santiago. Esto no es nada raro: es lo que debe hacer cualquier hermandad. Salir de su sede canónica.

Sin embargo, a pesar de haber solicitado la autorización para salir de la Parroquia antes de la pasada Semana Santa, la Hermandad recibió una respuesta negativa por parte de los sacerdotes, sin que se proporcionara un motivo público para ello. Desde entonces, no se ha llevado a cabo ninguna reunión para abordar este asunto, ya que no ha sido convocada por parte de los sacerdotes. Esta falta de comunicación ha dejado a la Hermandad en un estado de incertidumbre respecto a este tema.
¿Acaso estorba la imagen de Cristo con mayor devoción del barrio más grande de Ciudad Real? No hay que olvidar que Santiago y el Perchel han sido el epicentro del mundo cofrade y parroquial de la ciudad durante décadas. Si todo está preparado y listo, ¿por qué no puede salir la hermandad de su sede canónica?
Cuando Barba pidió que abran las puertas a la Caridad de Cristo, no sólo es abrirle la puerta al Señor y a la hermandad, es abrirle el corazón de la parroquia a todo el mundo. Que la plazuela se llene como antaño para ver salir a su Cristo. Y que nadie se olvide de que eso también es hacer Iglesia.
Muy noble y muy leal… y muy mariana
En el pregón hubo mucha Ciudad Real. Y Ciudad Real no se entiende sin la Virgen. En nuestra ciudad, todo gira en torno a la Santísima Virgen del Prado. Nos guste o no. Y es la que pone de acuerdo al mundo cofrade. También quiso el pregonero hablar de la mayor devoción de una imagen dolorosa en la capital: la Virgen de los Dolores de Santiago. Perchelera. Ciudad Real ostenta el título de «muy noble y muy leal». ¿Por qué no «muy mariana»? Apunte quien tenga que apuntar.

En esa imagen, trasciende la religiosidad popular a una devoción de un barrio que va de generación en generación atravesando calles, casas, comercios y décadas. ¿No sería bonito para los cofrades y para la Iglesia que el pilar de la fe y la religiosidad popular en la Semana Santa de Ciudad Real fuera coronada canónicamente? Ahí queda.
Miguel Barba puso de acuerdo a casi los cofrades hace una semana. Y a mucha parte de la Iglesia, que hablan de un pregón teológicamente impecable, con sentido catequético y anunciador de la fe. Sólo queda que la otra parte, tanto de las hermandades como de la Iglesia, no sólo abra las puertas de par en par a lo que significa la Semana Santa en Ciudad Real, sino que abra los ojos a lo que tienen delante: las cofradías hay que entenderlas como una manifestación de fe y no como folclore.