Sumergido y por qué no decirlo asustado también por este golpe brutal asestado en nuestras vidas que se está llevando a tantas…qué difícil me resulta escribir sobre otras cosas.
Qué difícil me resulta escribir hoy sobre esos pajarillos que ajenos cantan cada día que amanece, las palomas que salpican el alero del tejado, sobre los mirlos y jilgueros, sobre dos torcaces que cada mañana vuelan solitarias entre los árboles de Prado.
Que difícil me resulta escribir hoy sobre todas las personas que a las ocho desde sus ventanas y balcones dan aplausos, que difícil me resulta hoy escribir de las farolas y jardines que decoran este histórico escenario.
Qué difícil me resulta escribir hoy sobre esa torre que llevo contemplando tantos años, qué difícil es hacerlo sobre ese campanario que a las doce cada día tañe al Ángelus, qué difícil me resulta hoy escribir sobre una incipiente primavera que no parece haber llegado.
Que difícil me resulta escribir hoy sobre la luz que el sol proyecta en el cielo al despedirse de soslayo, que difícil me resulta hoy escribir sobre los jóvenes declarándose su amor con la luna agarrándoles las manos.
Qué difícil me resulta escribir hoy sobre esos niños que al atardecer juguetean, corretean saltando como gamos, que difícil me resulta hoy escribir sobre la vida desde mi ventana cerrada que da al Prado.
Que difícil me resulta escribir hoy sobre esa multitud que en estos días siempre inunda calles, plazas y paseos, que difícil me resulta hoy escribir sobre las causas por las que hoy permanecen desiertas, desvaídas en un grave silencio atenazado.
