A diferencia de todos los concursos, literarios, gastronómicos, deportivos, etc…donde el ganador o ganadora es quien llega primero u obtiene más votos, en política, sucede con frecuencia lo contrario. Quienes se llevan el gato al agua o consiguen gobernar, suelen ser los perdedores, en algunas ocasiones, muy perdedores, pero que con la política de pactos, suelen convertirse en ganadores de manera más o menos directa.
Desde que la alternancia de poder dejó de ser habitual, en nuestro país los partidos realizan políticas de pactos a todos los niveles, locales, autonómicos, nacionales para poder gobernar, con alianzas que a veces son lógicas por la proximidad de quienes las llevan a cabo pero que no pocas veces se convierten en acuerdos entre partidos de ideologías antagónicas con el único fin de que pierda el más votado.
Asistimos últimamente a un clamor desde las filas socialistas por las posibles alianzas de los populares y VOX, acentuada por la inclusión de un candidato al Congreso por la formación que lidera Abascal que en dos mil dos fue condenado a un año de cárcel por violencia síquica hacia su pareja y madre de tres hijos. Vergüenza, tristeza y demás lutos han salido de sus bocas y en concreto de la Portavoz del gobierno en Rueda de Prensa después de la celebración del Consejo de Ministros.
Partiendo de la base de que la política es la ciencia más inexacta, por la que dos y dos muy rara vez suman cuatro, las contradicciones suelen estar a la orden del día. Y donde ayer dije digo, hoy digo diego; y lo prometido hace un par de años, hace seis meses, en un ejercicio de amnesia quedó olvidado y lo pactado en el norte no fue conveniente hacerlo en el sur.
El candidato a la presidencia del gobierno por el partido popular Núñez Feijóo, declaraba que si los socialistas habían pactado con Podemos, él podía hacerlo con VOX, en una simetría sujeta a toda lógica. (Pero ahí estaba la china del candidato valenciano, para desdecirse de la recién anunciada línea roja).
Una simetría que en el caso del actual gobierno ha sido desbordada por los apoyos de BILDU, PNV e independentistas catalanes, partidos de ideologías contrapuestas. Los socialistas han justificado estos apoyos remitiendo al hecho evidente de ser partidos con representación parlamentaria y por tanto, igualmente legales, quizá olvidando que VOX también lo es.
Sin embargo, a la hora de calificar las acciones políticas de otros partidos, alianzas incluidas como vergonzosas, hay que situarse y tener memoria política. Cuando Sánchez pactó con BILDU, quien escribe pensó: con esto, el presidente queda deslegitimado para denunciar pacto alguno. Y es que pactar con un partido que acoge a terroristas confesos y filoetarras, será legal, pero mucho más traumático que hacerlo con Podemos o VOX, y para que no me tomen por estrecho, con los independentistas.
Decía que la política era una ciencia inexacta, tan inexacta como quieren hacerla los políticos pero en lo que no puede convertirse nunca es en una ciencia de andar por casa o peor aún en un ejercicio de magia o escapismo.