La fiesta parece que lleva implícita la desinhibición de nuestras pasiones, a veces las más bajas, que se amparan en el calor de la masa, en la chispa de la bebida o en la mala educación. En las fiestas muchas personas han llegado a encontrar el amor de su vida, otras, amistades duraderas, amores efímeros, amistades perdidas… pero cuando la sociedad tiene arraigadas unas determinadas e insanas creencias, costumbres o pulsiones, éstas también se desatan, aún más si cabe, en este tipo de eventos sociales masivos. Nos referimos a ese machismo intrínseco que ha sido promocionado intencionadamente durante decenios y está, desgraciadamente, aceptado por una buena parte de esta sociedad.
El machismo practica un modelo de relaciones socio culturales y creencias que pretende imponerse, monopolizar, también en el ambiente festivo, a una sociedad que es mucho más diversa y plural que lo que el machismo y sus tradiciones representan.
Estamos necesitados de fiestas sanas, plurales y que sean espejo de convivencia, de nuestra cultura, de nuestras aspiraciones y anhelos. Por todo ello os deseamos de todo corazón y con toda la intencionalidad política que festejemos el vino sin confundir el beber con el vivir ni el no con un depende.
Felices LXIV Fiestas de la Vendimia y el Vino de Valdepeñas.
