Setenta años se cumplen desde que Puertollano acogió dos años consecutivos durante las fiestas de mayo una Feria Oficial de Muestras de la provincia de Ciudad Real. Un gran acontecimiento comercial que requirió la construcción de un pabellón ferial en la glorieta Virgen de Gracia en pleno Paseo de San Gregorio.
Una primera edición celebrada del 1 al 10 de mayo de 1954 para la que el arquitecto municipal Fernando Plaja ideó el diseño de un gran patio alrededor del que se levantaron sesenta y ocho estands, aseos y un salón de conferencias, así como un muro de cerramiento que blindara el paso al Monumento a los caídos. En un principio se barajó que fuera una edificación efímera con la intención de su posterior demolición, en proyecto que se presupuestó en 358.534 pesetas, incluidos los honorarios del arquitecto, aparejador y dirección de obra.
Unos estands construidos con ladrillo hueco doble y arcos de entrada al recinto parabólicos de cuatro gruesos de ladrillo, en cuya ejecución el contratista Francisco Recuero Valderas recibiría 165.155 pesetas. El 13 de abril las obras ya estaban terminadas a falta de pequeños retoques de ornamentación con tiempo suficiente para la instalación de los expositores.
El régimen franquista mostró su especial interés en apoyar esta iniciativa, como lo demuestra la visita realizada por el Gobernador Civil el 3 de abril para conocer los preparativos de la feria, las obras de embaldosado del Paseo y a la entrega de 122 viviendas de la Obra Sindical de la barriada Nuestra Señora de Gracia.
Un evento que junto a la feria ganadera de La Cuerda reforzó el origen comercial y económico de la Feria de Mayo. Una feria que nació con recelo y desconfianza, como reconoce la prensa de la época, y sobre todo de captar el interés de empresarios y de municipios de la provincia para venir hasta Puertollano para mostrar su producción industrial y artesana.
Para coordinar su organización la Corporación Municipal aprobó un reglamento, el nombramiento de Comités de Honor y ejecutivo y se facultó al alcalde para designar huéspedes de honor, a “aquellos señores que se hayan distinguido en su laborar o eficaz cooperación al resurgimiento de Puertollano”.

La feria de muestras fue inaugurada el 1 de mayo de 1954 con asistencia del propio gobernador José María del Moral, el presidente accidental de la Diputación, delegados provinciales del Movimiento, y el alcalde de Emilio Caballero Gallardo, en la que no faltó la interpretación del himno nacional y la bendición por Tomás Fernández, prosecretario de Cámara del Obispado Priorato.
Un pabellón ferial en pleno centro de la ciudad que contó con un salón de conferencias el ingeniero de la Empresa Nacional Calvo Sotelo, Emilio Antón disertó sobre “actividades generales de la Empresa Nacional Calvo Sotelo”, aunque sin duda hay que destacar la presencia el 6 de mayo del ingeniero electricista e inventor Mónico Sánchez, padre del aparato portátil de rayos X, cuya vida en los últimos tiempos ha sido novelada y rememorada a través de diversos estudios.
Una primera edición que resultó todo un éxito ya que consiguió reunir a empresas de La Solana, Bolaños, Piedrabuena, Infantes, Almodóvar del Campo, Daimiel, Socuéllamos, Valdepeñas, Tomelloso, Almadén y sobre todo mostrar a Puertollano como un potencial económico y la gran “lonja de La Mancha”. De la ciudad participaron sus dos principales empresas, Calvo Sotelo y Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya, así como Valero Pérez Gil, Toribio Mora, Zacarías Romero, Patricio León, Frente de Juventudes, Escuelas Salesianas, Eulogio Izquierdo, jabones Santos, Tiburcio Morales, Juan Gallardo y José Lorido, entre otros.

También estuvo presente la embajada de Estados Unidos, así como Renfe con un punto de información permanente y que incluso que ofreció descuentos a los viajeros al igual que la empresa que gestionaba el tren vía estrecha de Peñarroya.
A la clausura de nuevo asiste el gobernador y los alcaldes de Valdepeñas, Piedrabuena, Socuéllamos y Almagro, y en uno de los patios de la feria se ofrece una cena homenaje a autoridades y expositores.
El alcalde, Emilio Caballero, ya entonces fue visionario de lo que tenía que ser el futuro de Puertollano, que no podía quedarse con lo que ya tenía en sus manos, sino que esta feria suponía una oportunidad para crecer más allá de la actividad minera y petrolera. “Puertollano pese a su gran vitalidad industrial no puede limitar su acción a una simple política localista, a proyectarse con luz propia, con personalidad esplendente sobre todo lo que le rodea”, afirmó entonces el primer edil.
Una feria que tendría continuidad con una segunda edición en 1955 y en la se aprovecharía la mayor parte de las estructuras construidas, si se tiene en cuenta que entonces solo se destinaron 66.525 pesetas para diversas mejoras en lo ya construido.
El arquitecto Fernando Plaja en su proyecto rehace cuatro estands que fueron derribados para ofrecer una vista adecuada a la Cruz de los Caídos y se reconstruyen dos tabiques de cerramiento de otros dos estands demolidos para dar acceso al grupo escolar Virgen de Gracia, a la vez que se habilita una sala de conferencias, se impermeabilizan bóvedas, arreglan desperfectos y se realizan diversos trabajos de pintura.
Como novedad se incluye la instalación de dos fuentes en los patios y la construcción de una nueva portada de acceso y el derribo de la antigua. En esta ocasión se opta por tres planos a diferente altura sensiblemente horizontales sobre cuatro pilares de ladrillo
Una segunda edición en la que la Embajada norteamericana ocupó cinco estands con diversas maquetas y gráficos y fotografías propagandísticos del Plan Marshall y la empresa Calvo Sotelo también tuvo una relevante presencia con tres estands con una descripción de sus instalaciones industriales.
Una feria en la que estuvieron presentes la Delegación Comarcal del Frente de Juventudes, Hijo de Antonio Pérez, fabricación mecánica manchega; Calzados Gijón, de Almodóvar del Campo; Chocolates “El Sordomudo” con degustación de sus “finísimos chocolates por dos bellísimas muchachas manchegas”, jabones Vives, de Malagón; arroz “Castalia”; jabones Santos; bodegas y Destilerías “Alarcos” de la firma Palomares y Pasamontes, con bodegas en Argamasilla de Calatrava y Moral.
También participaron conservas Calzado de Bolaños con su afamado pisto; mosaicos Morales, cerámica Lorido; vinos de Tomelloso con el cosechero y bodeguero Eustasio González López; Casa Malta Horgamo; Mobba, aparatos de precisión; y Renfe, en un espacio decorado por Manuel Santos.
Una segunda edición que contó con un salón de actos para la proyección de documentales relacionados con la industria nacional y extranjera, seis pabellones para el servicio de barra gestionado por el hostelero Benedicto Hernández, y la celebración del Día de la Mancha en el que actuó la Sección de Coros y Danzas de Sección Femenina de Argamasilla de Alba, y que contó con las palabras del catedrático Tomás García de la Santa, Carlos Calatayud y los poemas de Juan Alcaide, Vicente Calatayud, Antonio Machado, entre otros en la voz de Francisco Martínez Escobar. Un día para exaltación manchega que concluyó con una cena de platos manchegos ofrecidos por el Ayuntamiento.