Hace unos años, en el Instituto del Vino de Castilla-La Mancha, en el marco de la formación de jóvenes agricultores, me correspondía impartir un módulo sobre agroturismo y experiencias turísticas vinculadas a la agricultura. Esos 60 jóvenes que se iban a incorporar a la empresa agraria llegaban al mismo como una obligación y pensando en las inversiones necesarias para la producción de sus tierras, y prácticamente centrados en ello. Venían de toda la provincia, desde Almodóvar del Campo a Socuéllamos. Después de varias sesiones de clase, se apercibían de la gran oportunidad de combinar las explotaciones agrarias y ganaderas con la oferta de actividades turísticas, como un complemento perfecto para nuestra extensa provincia. Esto nos hacía debatir y valorar si el turismo es una industria principal o tal vez una estrategia que permitirá complementar y luchar frente a la despoblación, en combinación con otras formas de vida, con la agricultura, la ganadería y otras muchas formas de innovación.
La provincia de Ciudad Real tiene 19.813 km² y 102 municipios y prácticamente podemos encontrar en su extensión la gran mayoría de tipologías turísticas. No todos ofrecen o pueden ofrecer algún recurso singular, ni siquiera los servicios turísticos más básicos como una oficina de información para el turista o espacios de interpretación del patrimonio. Lo complicado de su mantenimiento en temporada baja y la fuerte estacionalidad a causa de las condiciones climáticas son la causa más importante. Ejemplos preocupantes como el del hermoso municipio de Ruidera, donde prácticamente es imposible encontrar un restaurante para comer en julio y agosto, durante la temporada invernal, gran parte de los negocios tienen que cerrar porque la demanda no es suficiente para mantener las buenísimas cifras de verano, y no todos los fines de semana hay una afluencia a disfrutar de un paisaje único en el mundo.
La provincia de Ciudad Real, como evidencian los parques nacionales de Las Tablas de Daimiel, el de Cabañeros y los naturales del Valle de Alcudia y las Lagunas de Ruidera, ofrece a turistas y residentes una naturaleza singular, con decenas de senderos y atractivos para disfrutar. Además, estos parques, sus zonas de influencia y otros municipios tienen un fuerte vínculo con la industria tradicional, ya sea en el ámbito minero, vinícola o agroalimentario.
El conocido como turismo industrial tiene su gran exponente en símbolos y atractivos visuales, como son los molinos de viento de Campo de Criptana y Alcázar de San Juan, y alguno de los molinos junto a los ríos como el del Rezuelo en Membrilla o el de Molemocho en Daimiel. Curiosamente no existe una ruta interpretativa de los molinos en la provincia de Ciudad Real, desde los que acarician los ríos -algunos secos- hasta las imponentes construcciones y maquinarias harineras de Manzanares y Ciudad Real. Otros proyectos como el de las Minas de Almadén, son modelos para seguir en cuanto a la recuperación y puesta en valor de este patrimonio.
Hoy en Fitur se presentarán varios proyectos de municipios que están recuperando sus elementos patrimoniales y consolidando una oferta de calidad, gracias a los Planes de Sostenibilidad Turística en Destino, como el que está a punto finalizar y que ha puesto a punto la sierra de los molinos de Campo de Criptana con la mejora de la accesibilidad y la iluminación así como la recuperación de la arqueología molinera, y la creación de nuevas experiencias como Escenario Infinito y AirénFest, a través de un sólido trabajo en el Plan de Sostenibilidad Turística. En el otro extremo de la provincia, Almadén tiene previstas numerosas obras en su Plan, con el reto no solo arquitectónico para recuperar su patrimonio sino de encontrar personas y empresas que establezcan un modelo de gestión eficiente y sostenible. En el caso de Ciudad Real capital, con una buena red de alojamientos y propuestas hosteleras, se está poniendo el foco en un turismo más experiencial vinculado a la gastronomía.
El último de los Planes de Sostenibilidad vigente en la provincia, el de Tomelloso, que aún está por iniciar y que se extenderá hasta finales de 2026, tiene el reto de convertir Tomelloso en un destino turístico sostenible, maridando una historia única, la literatura, el arte y el vino con la recuperación del patrimonio tradicional -cuevas y bombos especialmente- de la mano del tejido empresarial local. Es una realidad que nuestra provincia tiene una vinculación simbólica e histórica con la producción de vino y derivados. En el caso de Tomelloso, con un ingente patrimonio industrial y agrario, el reto está en posicionarse adecuadamente en el turismo provincial y regional, y no le faltan recursos.
Tomelloso ha visto en las figuras de García Pavón o Félix Grande atractivos turísticos. En estos destinos y por extensión en toda la provincia ha existido una propuesta turística con cierta madurez que había que replantear. Se trata del turismo en torno a Cervantes y al Quijote, y no solo. El turismo literario y espiritual es un elemento que vertebró la provincia con motivo del IV Centenario como Ruta del Quijote y debería recuperar la fuerza y la marca de este personaje incorporando experiencias y cooperando con todos los sectores para que la provincia llegue a todos los segmentos, pues la fuerza de la marca Quijote no debemos dejarla de lado. La provincia de Ciudad Real debe recuperar la fuerza del turismo literario, desde Cervantes y Quevedo a los grandes del siglo XX como Juan Alcaide, García Pavón o Félix Grande, entre otros, sin olvidar a los importantes viajeros que han estado en la provincia a lo largo de la historia.
Es importante una promoción sostenible y una narrativa que integre todos los valores que tiene la provincia. Cuándo a alguien le hablamos de la provincia de Ciudad Real, ¿qué le viene a la mente? ¿cuál es el núcleo de la imagen proyectada como destino turístico? ¿Disponemos de suficientes planes e infraestructuras para ser competitivos en un contexto donde ciudades como Madrid, Toledo, Córdoba, Cuenca están a un paso?
Para consolidar una oferta turística de calidad hay que poner el foco en las personas que deben participar en la estrategia turística, adecuar las infraestructuras y la creación de nuevos productos de calidad. De nada seguir proyectando infraestructuras muy valiosas y unos productos turísticos excelentes si no hay profesionales preparados que planifican y ejecutan las estrategias turísticas. Para ello, y en territorios que ya sufren la despoblación, la cooperación público-privada es esencial en la gestión de los destinos, en la planificación y en la formación de todas las profesiones que afectan al turista, en mayor o menor medida.
En definitiva, la provincia de Ciudad Real cuenta con un patrimonio y unos valores excepcionales y únicos, y la posibilidad de crear unas experiencias integrales y al nivel de cualquier destino turístico en el mundo: naturaleza, cultura, gastronomía, tradiciones arraigadas, arte, espiritualidad, experiencias, etc. Son las personas y especialmente las más jóvenes las que deben tener incentivos para poner en marcha proyectos, porque con una población motivada y que crea en el potencial turístico, cada vez habrá más motivos para conocer la provincia y volver a un pequeño continente lleno de experiencias en el centro de España.
*Academia de Humanidades y Ciencias Sociales de Castilla-La Mancha y profesor de la UCLM.