Mi compromiso con Vox va más allá de lo político, se forja en unos ideales de sensatez y de sentido común, basados en los valores inculcados por mis padres. Ahora apoyada en mis conocimientos en criminología y derecho comienzo mi andadura al lado de un partido político que refleja estos principios. Mi motivo en este ámbito es luchar por las mujeres, por hacer valer su identidad en la sociedad, por protegerlas, por defender un trabajo y salario con la misma equiparación que cualquier hombre, por sentirnos valoradas por nuestros méritos y respetadas, porque todos somos iguales.
El programa de Vox “100 medidas para la España viva” recoge en el punto 70 la “Derogación de la ley de violencia de género y de toda norma que discrimine a un sexo de otro. En su lugar, promulgar una ley de violencia intrafamiliar que proteja por igual a ancianos, hombres, mujeres y niños. Supresión de organismos feministas radicales subvencionados, persecución efectiva de denuncias falsas. Protección del menor en los procesos de divorcio”.
Al hablar de violencia nos referimos a cualquier tipo de violencia sin discriminación por géneros, sin distinguir entre víctimas, ni por su sexo, ni ninguna otra condición.
Porque basándonos en conceptos como el “género” se vulneran los derechos fundamentales como el principio de igualdad ante la ley, recogidos en el artículo 14 de nuestra Constitución Española y en el artículo 20 de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, creando por el contrario una ley de desigualdad entre hombres y mujeres, violando el derecho fundamental de la “no discriminación” recogido en el artículo 21 de dicha Carta. No se debe condenar al hombre sólo por el hecho de ser hombre. Hay que condenar la violencia sólo por el hecho de ser violencia.
Por ello, en Vox defendemos una ley de violencia intrafamiliar que nos proteja a todos por igual. Queremos proteger a las mujeres, ampliando la protección a todas las víctimas sin distinción por razón de sexo o edad. ¿No es la misma violencia la causada por un hombre a una mujer, que la causada de una mujer hacia un hombre, o la de una mujer a otra mujer? La ley de violencia de género es ineficiente para proteger a las mujeres, porque para ello es necesario analizar la naturaleza de la violencia. Esta debe ser localizada, prevenida y combatida. A la violencia que se desarrolla en el seno familiar se la previene con educación en valores de amor y respeto, y se la combate con leyes destinadas a proteger a los más vulnerables, castigando severamente a quienes ejerzan y encubran esa violencia.
Nos encontramos ante una ley de violencia de género que no funciona y que es el parapeto de cantidad de asociaciones que bajo el lema “feministas” se lucran a su costa.
Pero, ¿qué pasa con esas mujeres que en realidad necesitan ayuda psicológica, social y penal?, ¿cuánto se invierte económicamente en ayudar a estas mujeres que realmente lo necesitan? Según documentos oficiales del Instituto de la Mujer en Andalucía, por poner un ejemplo, existen 2.200 asociaciones y 55 federaciones feministas sólo en Andalucía. La dotación económica es de 43 millones de euros, de los cuales el 50% de su presupuesto es destinado a salarios y gastos corrientes. Que el sueldo de su directora es de 5.000 euros al mes. Que en dietas de transporte gastan tres veces más que lo que gasta un español medio. Y que de este presupuesto de 43 millones de euros sólo un 2,8%, es decir, 1.205.766 euros son destinados a la atención real de las víctimas. Convirtiéndose en un enorme negocio del que viven numerosas asociaciones que aspiran a imponer un determinado modelo de ideología de género.
Las mujeres no queremos teorías ni “leyes marketing”, ni necesitamos asociaciones feministas oportunistas que se lucren con subvenciones gracias a las víctimas. Queremos leyes que nos protejan de verdad, penas más severas y firmes en su imposición a los maltratadores y criminales.
*Natalia Rodríguez pertenece a Vox Ciudad Real