La investigación predoctoral de Alexis Armengol García, doctorando del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UNED, ha descubierto en París la existencia de 16 fragmentos de rocas con pinturas rupestres procedentes de yacimientos españoles que fueron trasladadas a Francia por el abate Henri Breuil a principios del siglo pasado. Tres de estos fragmentos de rocas proceden de los yacimientos Canalizo del Rayo, en Hellín (Albacete) y Covatilla del Rabanero y Cueva de las Sierpes, en Solana del Pino y Fuencaliente, respectivamente, en la provincia de Ciudad Real.
Según publica el blog de Cultura de Castilla-La Mancha, el hallazgo se ha producido durante una investigación predoctoral relacionada con la historiografía del arte rupestre en Hellín (Albacete), centrada en localizar fuentes inéditas que sirvan de base para futuras investigaciones y aportar contexto al estudio del arte rupestre en esta zona de Castilla-La Mancha.
Pionero en estudiar el arte rupestre
En este sentido, la publicación recuerda que el abate francés Henri Breuil (1877-1961) fue pionero en el estudio del arte rupestre paleolítico, -primeras décadas del s. XX- y que descubrió y publicó numerosos yacimientos en Francia y España. Entre los años 1911 y 1912 visitó la parte de Sierra Morena situada al sur de la provincia de Ciudad Real cuyos resultados fueron la publicación, en 1924, de las pinturas rupestres de Peña Escrita y La Batanera (Fuencaliente). En 1915 comenzó a estudiar el Abrigo Grande de Minateda y el Canalizo el Rayo (Hellín, Albacete), publicando los resultados en 1920 y 1928 respectivamente.
En el artículo del mencionado blog se asegura que a Breuil se le debe gran parte del conocimiento actual sobre el arte rupestre en España y en Castilla-La Mancha pero es ahora cuando “sabemos que se llevó a Francia 16 fragmentos de rocas pintadas procedentes de distintos yacimientos españoles, tres de ellos de Castilla-La Mancha (…) y que gracias a las investigaciones del arqueólogo Armengol, ahora conocemos que todas estas piezas acabaron en los almacenes del Museo de Arqueología Nacional de Saint-Germain-en-Laye, en el extrarradio de París”.
Canalizo del Rayo
Las investigaciones de Armengol le han llevado a reconstruir la localización de la pintura de Canalizo del Rayo (Hellín) a partir de la correspondencia que Breuil mantuvo con Federico de Motos, su ayudante español. En 1915, Breuil fue a Minateda para abordar su estudio y durante más de un mes realizó los calcos del Abrigo Grande y estudió otros cinco abrigos del entorno.
Beuil se refirió al paraje del Canalizo del Rayo como un abrigo de 20 metros que contenía una sola figura, una cierva de mediocre factura perteneciente al arte oriental español, que hizo arrancar y la trasladó al Instituto de Paleontología Humana de París. Con el paso de los años varios investigadores trataron de dar con la pieza sin obtener resultados.
Covatilla del Rabanero
En cuanto al yacimiento de la Covatilla del Rabanero de Solana del Pino está formado por una covacha y grandes paredones de cuarcita y situado en la parte occidental de la Sierra de la Solana. Es una de las estaciones con pintura rupestre esquemática más destacada de la comarca, no sólo por el elevado número de figuras que presentan sino por su estado de conservación.
De la roca extraída de este yacimiento apenas aparece información en los documentos de Breuil, quien aludiendo a este fragmento de cuarcita que extrajo, señala que contenía trazos de pintura roja poco visible hecha a base de puntos.
Cueva de las Sierpes
El yacimiento Cueva de Las Sierpes de Fuencaliente se encuentra sobre una pequeña cueva de unos 12 metros de profundidad y 2 metros de altura, junto al arroyo del mismo nombre, que discurre a unos 7 km al norte de Fuencaliente.
Ha sufrido una fuerte degradación desde que Breuil lo diera a conocer hasta nuestros días. Así, de las 35 figuras que el investigador francés llegó a recoger en sus publicaciones, hoy son visibles 6. La arqueóloga Macarena Fernández ya señalaba en 2003 que el deterioro sufrido se debía no sólo a procesos naturales, sino también a la acción humana, ya que era evidente que parte de la pared derecha de la roca había sido sustraída. Lo que no sabía entonces es que el autor había sido precisamente el investigador francés que las dio a conocer, concluye el artículo publicado en el portal de Cultura.