La Audiencia de Ciudad Real ha condenado a tres años y medio de cárcel por un delito continuado de apropiación indebida (subtipo agravado por la cantidad), en concurso ideal con un delito de falsedad en documento privado, al abogado Antonio F.D., por apropiarse de 75.000 euros de un cliente que quince años después debe devolver con intereses.
También lo declaran culpable de haber falsificado la firma de dos empleados de su despacho para cobrar por segunda vez honorarios que ya había percibido de este mismo cliente, en otro pleito en Madrid en el que entregó una declaración jurada de honorarios.
En el caso, que se cerró en un juicio a primeros de mes tras varias suspensiones, el tribunal entiende que ha habido dilaciones indebidas y aplica una atenuante de la pena por ese motivo.
Apropiación en 2005, estafa en 2012
Aunque el caso parte de 2005 la querella es de 2012, cuando el empresario que lo acusa y que le solía entregar dinero para que comprara en su nombre, perdió la confianza en él y empezaron a pleitear, tras diez años trabajando juntos.
El denunciante, Juan M.M. relató en el juicio que en 2005, cuando Antonio S.D. llevaba tres años trabajando para sus sociedades una de ellas Viñas Selectas (Membrilla) y Mureda Alimentación (Valdepeñas), le propuso comprar unos inmuebles en Poblete, para a su vez venderlos a la constructora que iba a levantar un centro comercial.
Le entregó 90.000 euros en metálico
Parte de la operación se iba a hacer en metálico y fruto de la confianza con su letrado en abril de ese año le entregó 90.000 euros en metálico, y otros 90.000 poco después (mayo) en un pagaré que quedó incorporado ante notario para comprar lo que el denunciante creía que eran dos viviendas, y dos solares, que en total sumaban 2.000 metros cuadrados de terreno.
Simuló una compraventa que no existió
En los meses sucesivos el denunciante sostuvo que entregó por pagarés cantidades más pequeñas para gastos derivados de la operación. La sala no entra en quién propuso la operación a quién, pero declara probado el abogado se apropió de 75.300 euros que fingió haber entregado para comprar un solar que ni estaba en venta ni era propiedad de la persona cuyos datos figuraban en el contrato de compraventa que facilitó a su cliente. Lo que hizo fue incorporar ese dinero a su propio patrimonio.