Manolo Yébenes, al que un jurado declaró culpable de asesinar a su mujer Ana Belén Ledesma y su hijastra Ana María Pérez en Daimiel, acaba de ser condenado a cuarenta años de cárcel
El magistrado Luis Casero, que presidió el juicio, impone veinte años por cada muerte, tres y años y medio menos que lo que solicitaron las acusaciones, que el juez considera “ en el término medio de lo establecido en el art 139 del Código Penal”.
En el caso concurre la agravante de parentesco del acusado respecto de las mujeres, y la atenuante de obcecación, de ahí que la condena no llegue a los veinticinco años por cada muerte que pidieron las acusaciones inicialmente.
Educación sexual contra la violencia de género
La sentencia, que se ha notificado esta tarde a las partes, recoge también que se mantenga la libertad vigilada de Yébenes mientras dure la condena (lleva dos años y un mes en prisión preventiva), y establece la obligación de participar en programas formativos de educación sexual relacionados con violencia de género.
Que se someta a tratamiento médico
El magistrado obliga a Yébenes a participar en programas destinados a la erradicación de la violencia como método de resolver conflictos y a someterse a tratamiento médico mediante controles periódicos.
El fallo de Casero recoge la condena en costas y establece las siguientes indemnizaciones: 135.000 euros para las otras dos hijas de la esposa aseinada, Ana Belén Ledesma; 40.000 para la madre y 15.000 para tres de sus hermanos.
No hay nada para el padre de Ana María
El juez desestima que haya que indemnizar al padre biológico de Ana María, que no veía a su hija desde los nueve meses. Casero entiende que no ha sufrido ningún daño moral por su muerte puesto que no existía vínculo.
Las culpaba de su ruina económica
Pintor en paro de 59 años, Yébenes llevaba tres años casado con Ana Belén Ledesma (de 47) cuando la mató, el 13 de febrero de 2017. Semanas antes, el matrimonio había entrado en crisis por la ruina económica, de la que el acusado culpaba a su mujer y a las tres hijastras –entre ellas Ana María, de 18 años-, que Ana Belén había aportado al matrimonio.
Este hombre, tímido y dependiente, primero de sus padres y luego de su hermano, socio y empleador en un negocio de pintura, rompió con su única familia biológica a raíz de la boda con Ledesma, natural de Bienservida (Albacete), a la que había conocido en el bar en el que trabajaba de camarera.
Su hermano rompió con él por esta relación
Su hermano y su cuñada, que mantuvieron en el juicio que Ana Belén solo buscaba el dinero de Manolo (la familia dice que tenía un patrimonio de 300.000 euros cuando la conoció, que las acusaciones rebajan a 120.000), se molestaron por la rapidez de la boda y otros indicios del supuesto interés económico de la fallecida.
Con esas tensiones familiares de fondo el matrimonio de Manolo y Ana Belén fue funcionando, pesa que a partir de 2015 el acusado dejó de trabajar con su hermano y abrió un pub con su mujer que tuvo que cerrar a los seis meses.
Arruinados en febrero de 2017
Esas y otras decisiones llevaron a la pareja a la ruina económica, a primeros de 2017, datos corroborados por los testigos en el juicio. Sin un euro en el banco y con préstamos pendientes, Manolo Yébenes desarrolló una idea fija en su cabeza: la culpa la tenía su mujer.
Su hermano, al que volvió a recurrir para pedirle ayuda, le aconsejó que la dejara, que pidiera el divorcio, que es lo que se supone que hizo a finales de enero de ese año. A partir del primero de febrero ella ya empezó a contar en su entorno que Manolo estaba muy raro, que no tenían dinero, y resolvió marcharse.
“He hecho lo que tenía que hacer”
El 13 de febrero Ana Belén y su hija Ana María habían quedado a las 10.00 horas en una gestoría para ver un piso. Sobre las nueve de la mañana, sin que se haya demostrado que hubiera discusión previa, Manolo cogió un cuchillo de grandes dimensiones del baño y las apuñaló a las dos. Sus primeras palabras a los guardias civiles que lo sorprendieron con el cuchillo en la mano fueron: “He hecho lo que tenía que hacer”.
Marisol Ortega, la abogada del acusado, anunció nada más oír el veredicto que recurrirá el fallo.. Opina que no hubo alevosía y recurrirá para intentar conseguir una pena menos abultada.