La protectora Huellas, de Puertollano, encabeza la lista de razas de perros de caza. Solo en el mes de febrero de 2018 recogió a 26 galgos, a finales de año un total de 162 entre galgos, podencos, bracos, entre otros. Karen, su presidenta, denuncia este tipo de abandonos debido a “la falta de educación, falta de compromiso con el animal, falta de empatía con los animales que se echan a la calle cuando enferman, cuando envejecen, cuando lo pierden no lo buscan”. Sobre las zonas de casos de maltrato animal dice “hemos visto casos de maltrato en todas las zonas, independientemente de clase social de los maltratadores”. Otro problema es lo costoso que se hace el conseguir una familia para ellos “las personas que abandonan animales se piensan que siempre los podemos coger, y es muy difícil conseguir adopción, hay perros que llevan con nosotros muchos años”.
Estos abandonos se han dado en todos los puntos de la provincia. Ello se puede ver en los diferentes puntos en los que se sitúan las protectoras y refugios, como La Bienvenida (Ciudad Real capital) que recogieron a un total de 66, Calatrava en Acción (Torralba-Carrión Cva) que recogió 11, Actúa (Carrizosa) con 32, SOS Rescue (diferentes puntos de la provincia) 46, Aspa Galeca (Miguelturra) 10, Arganimal (Argamasilla de Cva) 22. Y así la interminable lista de asociaciones y particulares que no han dejado ni un punto de la geografía ciudadrealeña sin abandono de este tipo de perros. En estos datos no entran las perreras que sacrifican a los perros después de un tiempo, las decenas de particulares que se dejan la piel por los animales y no hemos podido contabilizar y, cómo no, la cantidad de perros sacrificados porque “no valían para cazar”.
Muchos perros de caza, mayoritariamente galgos y podencos, aparecen con claros signos de violencia. Cicatrices de los golpes recibidos, heridas de caza, chips arrancados, orejas cortadas para no dejar datos de registro de la Federación de caza, rabos cortados, para dejar bien claro, que “su herramienta no vale”. Perros mutilados, ahorcados, tirados en fosas comunes en otras provincias, como en Tarancón o comunidades, como la de Extremadura, Atropellados y en el mejor de los casos abandonados con la oportunidad de que puedan ser rescatados por asociaciones que no reciben ayuda alguna. Al contrario. Muchos rescates son imposibles por las trabas de particulares, policias y administraciones.
Febrero de 2019, casos extremos y decenas de abandonos
Con el final de la temporada de caza, miles de perros de caza, como los galgos, podencos, bretones, pointer, entre otros, son abandonados en nuestro país y muchos de ellos en nuestra provincia.
La recién creada asociación ASA Animalista se ha estrenado con un caso terrible estos días. Marina, una de sus voluntarias, nos cuenta el rescate de ocho galgos en las peores condiciones, “son seis machos y dos hembras. Las tenía un galguero que ya no las quería, por eso dejó de darles de comer y, según él, iba a matarlos. Además dice que “han pasado por varios dueños”. Sobre la situación de estos perros dice que “estaban muy mal, desnutridos, en los huesos, aterrados, con miedo a las personas”. Esto no solo acarrea costes humanos, sino económicos “hemos contraído una deuda de 800 euros, por ejemplo a uno de ellos hemos tenido que operarle de la cola porque la tenía ensangrentada”. Una de ellas se ha hecho cargo Aspa Galeca, los siete hermanos siguen buscando adopción.
¿Cuál es el papel de la Policía y los ayuntamientos?
La fauna urbana es responsabilidad de los ayuntamientos, incluyendo los animales abandonados. Para ello cada ayuntamiento tiene sus normativas, pero es el propio ayuntamiento el responsable de que esos animales se recojan y se lleven a un lugar adecuado; normalmente es la Policía Local la que se encarga de ello.
Cada ayuntamiento puede delegar esta tarea, mediante algún convenio, con un servicio de recogida. Pero, en Ciudad Real pocas son las veces que la Policía Local recoge a los animales.
Esto es lo que pasó hace unos días en la capital, contado por Luis, uno de sus voluntarios. “El 22 de febrero nos dan aviso por parte de la policía local de que había unos perros en una casa abandonada en un camino de La Poblachuela. Uno de los voluntarios localiza el lugar y se encuentra con cuatro perros de cruce con braco, cuatro de ellos de unos 4-5 meses y otro más mayor. Se avisa la policía para que llame a los operarios encargados de la recogida (son ellos los responsables de hacerlo, tanto por normativa como por convenio), y de paso si pueden ayudar a cogerlos con lazo o de otra forma. Después de pasar la llamada de unos a otros, finalmente indican que los operarios se niegan a acudir porque les han dicho que la madre se tira si cogen a los cachorros; el voluntario les indica que no hay ninguna madre, que el más mayor es macho, y que no son agresivos; igualmente le responden que si consiguen cogerlos, que vuelvan a llamar y se acercarían con la jaula.Visto esto, se acerca otra voluntaria con comida, los perros se tiran a comerla, pero aun así cuesta bastante rato cogerlos a todos porque siguen asustados. Finalmente se consigue y se llevan a la protectora, donde se comprueba que, como es habitual, no tienen chip identificativo, y además se ve que tienen lo que parece dermatitis.”
Pese a las excusas sobre la recogida de perros, recordamos que indicar que el año pasado se dio un curso para policías y operarios, en la propia protectora, sobre manejo de perros, y que disponen de material para hacerlo, al que no acudió ni un 1,5% del cuerpo de policías y operarios (o sea, 2 policías de 130).