La actividad avícola en la provincia de Ciudad Real es una de las menos conocidas en el ámbito agropecuario, aunque mantiene en activo a trece granjas y cuenta con una producción anual de cuatro millones de docenas de huevos y 197.000 gallinas ponedoras.
Así se desprende de los datos del Observatorio del Consumo de Huevo en España de 2020 elaborado por la Organización Interprofesional del Huevo y sus Productos (INPROVO), que destacan el gran peso de Castilla-La Mancha como primera región productora de huevos en España.
En el mapa autonómico, Ciudad Real es la segunda provincia con menor volumen de huevos, el 1,3%, frente a Toledo (42% y 133 millones de docenas de huevos) y Guadalajara (38% y 118 millones), que encabezan el sector a nivel nacional. Cuenca copa el 18% (56 millones) y Albacete se queda con el 0,8% (dos millones)
Castilla-La Mancha se consolidó en 2020 como la primera región productora de huevos, con más de 314 millones de docenas y una cuota del 25%. En total, 1 de cada 4 huevos en España salió de las 108 granjas que hay ubicadas en su territorio, muy por delante de Castilla y León (16,1%), y Aragón (14%).
También cuenta con el mayor censo de gallinas ponedoras, con 12,8 millones de plazas.
La de menor consumo
Sin embargo, Castilla-La Mancha no sigue esta tendencia en las mesas de sus ciudadanos y en 2020 se situó como la de menor consumo per cápita.
La media es de 130 huevos por persona al año, es decir, 2,5 a la semana, un 14% menos que la media española, situada en los 151 huevos por persona (3 huevos a la semana).
Las razones que apunta Enrique Díaz Yubero, director de Inprovo, están relacionadas con la “disponibilidad histórica de alimentos, el arraigo cultural, y los hábitos gastronómicos vinculados a la climatología”. “No es lo mismo, señala en declaraciones a lanzadigital, tener gallinas en el norte -País Vasco, Navarra o Cantabria- que en plena calima del centro y sur de España – Extremadura, Castilla-La Mancha, Andalucía o Canarias-” y, por ello, “las zonas del sur tienen menos tradición”. Además, destaca, los guisos de olla y las verduras y productos de huerta tienen mucho protagonismo en la dieta tradicional del territorio meridional de España.
Con todo, Díaz Yubero subraya el aumento de la penetración del huevo en todas las comunidades, con más del 98% de los hogares españoles.
“Estamos ante uno de los alimentos más completos, por sus aportaciones nutricionales, su precio, accesibilidad y versatilidades”, sostiene, a la vez que avanza estas propiedades centrarán la campaña divulgativa que próximamente lanzará la interprofesional dentro de la extensión de norma que empezó a aplicar desde que fue aprobada en agosto de 2020.
En concreto, las acciones para favorecer a los operadores del huevo y sus derivados (representa a más del 85% de productores y comercializadores) se iniciarán con un proyecto publicitario que, según Díaz Yubero, “hablará de las maravillas” de este alimento e incidirá en los beneficios del consumo de hasta 5 ó 6 huevos semanales. “Trabajaremos, precisa, el aspecto del freno que supone en algunas familias comer más allá de dos o tres huevos a la semana”. Por ello, “intentaremos cambiar la falsa creencia y el mito de que produce colesterol”, cuando las recomendaciones de los expertos “apuntan a comer hasta cinco raciones (en jóvenes son de dos huevos)”.
Díaz también subraya “la baja concentración calórica” del huevo como alimento y “su sensación de saciedad”.
“Hay mucho desconocimiento”, asegura, en cuanto a los sistemas de producción y a las calidades del huevo –ecológicos, camperos de gallinas criadas en libertad, los de gallinas de suelo, los de las criadas en gallineros o naves y los de jaulas-, indica el máximo portavoz de Inprovo, a la vez que lamenta que “seamos tan contables”.
Fuerte reconversión
La producción de huevos es una de las actividades económicas más extendidas en el mundo. En España, según el Ministerio de Agricultura, el sector avícola se ha visto sometido a una fuerte reconversión, tras la publicación en 2012 de la normativa europea de bienestar.
Para su cumplimiento, obligó a realojar a todo el parque de ponedoras en batería, y el sector se desarrolló en dos modelos productivos. Por un lado están las grandes explotaciones industriales, como las de Almonacid de Toledo (Toledo) y Fuentelahiguera de Albatages (Guadalajara), con 1.182.974 y 1.059.900 gallinas, respectivamente, y por otro, están las pequeñas explotaciones, dedicadas principalmente a los sistemas de cría alternativos (ecológico y campero).