El parque nacional de las Tablas de Daimiel ha activado la batería de pozos de emergencia para evitar incendios subterráneos de turberas, ante la persistente falta de lluvias y encharcamiento de forma natural del humedal.
Los pozos están aportando agua a la zona que se puede ver afectada por los incendios de turberas (vegetación subterránea) desde el jueves, según ha confirmado Lanza. La activación de los sondeos se produce a petición de la Comisión Mixta de Gestión de los Parques Nacionales y se cursó a finales de noviembre a la Confederación Hidrográfica del Guadiana, a fin de garantizar una mínima superficie encharcada de cara al inicio del invierno.
Las Tablas solo tienen sesenta hectáreas encharcadas al final de este año 2024 tras el espejismo de la recuperación de la primavera pasada. El otoño que empezó con lluvias en octubre ha sido muy seco, en especial este mes de diciembre en el que no ha caído una gota de lluvia, y eso se nota en el maltrecho humedal, que mantiene pequeñas islitas de inundación en la Laguna Permanente y la isla del Pan.
Puede disponer de hasta 12,4 hm³ de agua subterránea
El parque nacional dispone de una autorización máxima de hasta 12,4 hectómetros cúbicos de agua subterránea para utilizarlos en caso de necesidad, como en los últimos inviernos, dos de ellos son de la compra de derechos de riego de fincas colindantes. En concreto disponen de 2,4 hm³ por concesión ambiental del Organismo Autónomo Parques Nacionales y 10 hm³ por autorización especial de la CHG.
Batería de sondeos activada desde 2020
Estos sondeos se han activado ya en varias ocasiones desde el año 2020, la última en el mes de diciembre de 2023, con el fin de mantener encharcada de forma artificial una parte del parque, para evitar así que la turba bajo el suelo entre en combustión, como ocurrió en 2009, o que los ecosistemas desaparezcan por completo en los periodos más secos.
La situación de las Tablas de Daimiel queda muy lejos del ideal de su plan rector que sería de un objetivo mínimo de inundación de 1.400 hectáreas inundadas a comienzos de primavera y 600 hectáreas a finales de verano.
Uno de los humedales más amenazados de Europa
El parque nacional de las Tablas de Daimiel, que cumplió el año pasado cincuenta años sin ninguna gran conmemoración oficial, está considerado uno de los humedales más amenazados de Europa.
Cuando se decidió proteger el ecosistema en los años setenta estaba formado por tablas fluviales generadas por la confluencia de los ríos Gigüela y Guadiana en un área de escasa pendiente, en la que se producía una importante descarga del extenso acuífero 23, ahora dividido en tres masas de agua declaradas sobreexplotadas, Mancha Occidental I (la más próxima al parque), Mancha Occidental II y Rus Valdelobos.
Al encharcamiento tradicional del humedal en el que han vivido de la pesca y el cangrejeo decenas de generaciones contribuían la escorrentía de los ríos Gigüela y Azuer, de carácter irregular, aunque la mayor parte del caudal se debía a las surgencias de agua de los Ojos del Guadiana, que dejaron de manar en los ochenta.
No obstante, intervenciones como la que se hizo en 2020 en la Isla del Pan han conseguido que las aguas de esta zona vuelvan a ser cristalinas y habitables para cercetas, porrones pardos, ovas, etc.