A. R.
Ciudad Real
Todo llanto o gemido, compartiendo el pesar por el fallecimiento de la sardina, se llevó este miércoles por la mañana un trago de vino dulce y unas pastas en la Plaza del Ayuntamiento que fue un valle de lágrimas por la irreparable pérdida.
Sobre unas recreadas brasas, retorciéndose hacia arriba por el calor de las ascuas en un estilizado movimiento con el que parecía querer hacerse con la última bocanada, la difunta sardina creada por la Asociación de Vecinos Santo Tomás de Villanueva no quiso perderse ni un instante de la fiesta del Carnaval con sus pestañas rizadas y sombra de ojos morada.
La Federación de Peñas consoló a los dolientes, ya que los males con pan son menos, con mistela y dulces para recomponer el cuerpo en una jornada de luto y diversión que contó por la mañana con el carnavalero cortejo del Centro Guadiana, que recorrió el centro de la ciudad, y que estuvo ambientada por la tarde por los demonios de fuego, zancudos y malabaristas de la Asociación Guirigay.
Dos miembros de Guirigay con cabeza de caballo tiraron del carruaje fúnebre, tras el que apareció todo un lloroso banco de sardinas afectado al extremo por la marcha de su congénere y un grupo de cerca de una decena de gatitas de luto, de la Peña El Pilar, siguiendo el rastro del pescado para no dejar de él ni la raspa, emitiendo maullidos entre el dolor y el goce.
También, al olor de la sardina, un habilidoso gato mantuvo el equilibro sobre una gran bola en el avance del cortejo fúnebre, integrado así mismo por zancudos que repartieron llantos y confetti y siniestros malabaristas que jugaron con fuego al ritmo de las festivas canciones de la Charanga ‘Los Falillos’, de Alcolea de Calatrava, en cuyo repertorio no faltaron, entre otros temas, canciones como ‘Bacalao salao’, ‘La amapola’, ‘Mari Carmen’ y ‘El caballo’.
Hoguera
Tras depositar a Doña Sardina sobre la leña de la hoguera, su cuerpo fue devorado en un periquete por las llamas entre quejidos y otras lastimosas muestras de pesar. Sobre brasas de carbón vegetal se asaron 800 kilos de sardinas en un encuentro en el que se repartieron entre los asistentes 300 litros de vino donados por Jacinto Jaramillo. La alcaldesa, Rosa Romero, y la concejal de Festejos, Frasi López, colaboraron en el reparto de las sardinas con pan, bocado que se entregó junto a un vaso de vino.