F. J. O.
Ciudad Real
PREGUNTA.- ¿Cómo fue tu acercamiento a este mundo?
RESPUESTA.- Después de estudiar en Alcázar un módulo comencé a trabajar en una empresa de Sony y después en una de Telefónica. Con el equipo de esta última nos lanzamos al bitcoin con Coinffeine, una casa de cambio. Como estrategia, quisimos pagar los 3.000 euros necesarios como capital social en bitcoins. Fue necesaria la autorización del Banco de España y eso atrajo la atención de Barkleys, que invirtió en la empresa. Desde aquello he estado involucrado en muchos proyectos, casi siempre con la tecnología blockchain.
P.- El dinero se basa en la confianza. Los estados avalan la moneda tradicional y la tecnología las criptomonedas. ¿Es suficiente ese aval para la gente normal?
P.- A mí se me atribuye una frase que no dije, pero que salió publicada en El País, en la que se afirmaba que nunca pagaría un café con bitcoins. La gente no usa bitcoins en el día a día porque no los necesita, no porque no los entienda. Tampoco se entiende cómo funciona un motor de propulsión y usa coches. La tecnología que hay detrás lo verdaderamente interesante de los bitcoins. Acabo de llegar de Londres y eso es lo que flota en el ambiente. Y hace poco estuve con el director general de Endesa, Javier Uriarte y él cree, y yo también, que es más que posible que acabemos utilizando bitcoins, o su tecnología sin saberlo, por ejemplo en la compra y venta de la energía generada. Vender la energía que uno produce en casa puede ser mucho más sencillo con esta tecnología, pues el bitcoin se puede dividir de manera infinita y no hay comisiones prácticamente, por lo que se puede operar con cantidades pequeñas sin problemas financieros. Es más interesante la tecnología que lo sustenta que el propio bitcoin. Podemos programar el dinero, no es necesario que sean bitcoins y eso aumenta mucho las posibilidades, como los contratos inteligentes, que implican cláusulas condicionales que pueden ejecutarse autonómicamente cuando ocurren determinados eventos. Por ejemplo, compras unas gafas, pero solo comprometes el dinero, que se libera cuando las recibes en tu casa, una circunstancia que puede señalar incluso un tercero, como la empresa de mensajería. Todos ganan.
P.- Se abre, pues, un gran abanico de oportunidades desde un punto de vista empresarial.
R.- Así. Esta tecnología puede ser un catalizador. Puede, por ejemplo, “notarizar cosas”, porque es absolutamente trazable, es decir, podemos seguir sus huellas, ver lo que hace cada uno en todo momento cuando interactúa por medio de ella.
P.- Y sin embargo, se ha asociado en ocasiones con el tráfico ilegal, ya sea de armas o de drogas.
R.- Es verdad. Estoy asesorando puntualmente a organismos como Interpol en estos aspectos. Bicoin es trazable, pero anónimo. Nadie exige una identificación, por lo que puede ser cualquiera el que compra y vende. El eslabón débil es cuando tratan de cambiar bitcoins por moneda de uso habitual. En ese momento es mucho más sencillo pillarles.
P.-Legalmente, ¿cómo anda el bitcoin?
R.- Depende de los países. España está bastante adelantada en ese aspecto. Considera a bitcoin una divisa y no un activo, como en Estados Unidos. Con Carlos Barrabés, con el que siempre trabajo, denunciamos un robo de otra criptomomeda (dogecoin). Era una cantidad insignificante, pero nuestro objetivo es que se la considerara un objeto de derecho legal. Puedes imaginarte la cara del policía cuando fuimos a presentar la denuncia… El caso fue archivado, pero se reconoció que teníamos derecho a denunciar el robo de un documento electrónico único.
P.-Acabemos por donde empezamos, por Ciudad Real. El medio no es muy proclive a este tipo de tecnología.
R.- No es como otras zonas, claro, pero poco a poco irá entrando. Ahora mismo estoy trabajando en un proyecto con una cooperativa vínicola de Alcázar, pero no me preguntes más, que no puede dar más datos.