Un disco lleno de intersecciones y casualidades, según Barco, que han compartido con el público alcazareño en un ambiente íntimo y agradable, que se ha prolongado más de una hora. Un reflejo de su vida musical en común tras conocerse en Armallones, un pueblo de Guadalajara que cuenta con una población de catorce personas.
Letras personales cargadas de sentimiento y pasión que han amenizado una noche más las noches de Alcázar.