Plaza de toros de Alcázar de San Juan (Ciudad Real). Novillada con picadores. Un tercio de entrada.
Se lidiaron seis novillos de Jiménez Pasquau, bien presentados. Primero y segundo manejables. Sin entrega el tercero. Deslucidos cuarto y quinto. De gran clase el sexto hasta que se apagó, resultando ovacionado en el arrastre.
Manolo Vázquez: casi entera desprendida (oreja); entera caída (oreja).
Diego Vázquez: cuatro pinchazos y estocada entera arriba (silencio tras aviso); pinchazo y entera arriba (oreja).
Aaron Infantes: estocada entera caída (oreja); pinchazo (oreja).
Juanjo San Martín saludó tras banderillear al segundo, y Antonio Pérez hizo lo propio en el sexto. Manolo Vázquez y Aaron Infantes salieron a hombros.
La plaza de toros de Alcázar de San Juan registró una muy aceptable entrada al reclamo del novillero local Aaron Infantes, evidenciando lo oportuno que es contar con toreros locales. Eso sí, también hace falta que se den motivos para que el público pase por taquilla y dote a su torero del siempre muy recomendable respaldo popular. Hay que seguir.
Abrió cartel Manolo Vázquez, quien hizo cositas de regusto, pero no en el toreo fundamental, sino en los remates de serie. El de Pasquau se dejó, aunque punteando. Más entonado anduvo este nuevo Manolo Vázquez con el incierto y rebrincado quinto, aunque sin conseguir cotas de brillantez.
A Diego Vázquez se le notó muy bisoño. Demasiado al hilo del pitón, abierto el compás en exceso, su actuación en el segundo resultó discreta. Y casi inédito quedó ante el deslucido quinto.
El tercero se movió sin entrega, punteando los engaños de Aaron Infantes, y echando la cara arriba; tanto que hubo dos ocasiones en que los pitones quisieron afeitar al novillero alcazareño. Ante tal condición Infantes no se confió en demasía. Ello no impidió que paseara una oreja. El sexto embistió de categoría en el capote, en el quite por tafalleras y en las dos primeras tandas de muleta. Sin embargo se vino abajo a continuación, quizás por empujar demasiado en el peto. Infantes se quedó más quieto en este, consciente de su gran calidad, y tanto con capote como con muleta hubo momentos de toreo mecido y gustoso. No obstante emborronó su actuación al pinchar muy bajo y tumbar al de Pasquau feamente.
Por último, es de justicia señalar la magnífica organización de este festejo.