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29 marzo 2024
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Almadén o cómo atajar el declive de una comarca: una asignatura pendiente de la democracia

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Los componentes de la Plataforma Forzados, ante la estación de ferrocarril de Almadenejos /Lanza
J. M. Izquierdo / CIUDAD REAL
Sectores económicos y sociales consideran que la comarca de Almadén está “anímicamente agotada” y que necesita de un revulsivo de las administraciones. Cuarenta años después del primer plan de reconversión económica de la zona, elaborado por el último Gobierno de UCD, sus ocho pueblos apenas conservan un tercio de su población de entonces. La reconversión de los mineros en ganaderos y agricultores, primero, la apuesta actual por el turismo patrimonial, no ha devuelto la pujanza a la zona. La salida a escena de la Plataforma Forzados en el último año ha llevado a plantearse si los caminos elegidos han sido los correctos para atajar el declive de una comarca que se presenta como una asignatura pendiente de la etapa democrática.

El primer Plan para la Reconstrucción Económica de la Comarca de Almadén (PRECA) fue elaborado por el último Gobierno de la UCD. En el año 1983, pocos meses después de la llegada del PSOE al Gobierno, los socialistas lo reajustaron. Se trataba de invertir en la zona 1.000 millones anules de las antiguas pesetas durante 5  años para mantener los entonces 1.000 puestos de trabajo que mantenía la empresa pública Minas de Almadén y Arrayanes S.A. (MAYASA), el eje económico sobre el que había girado la comarca durante siglos.

Cuarenta años después, el declive económico y social de los ocho pueblos de la comarca –Almadén, Almadenejos, Agudo, Alamillo, Chillón, Saceruela, Valdemanco y Guadalmez- se ha ido acentuando. Uno de los datos más ilustrativos ha sido el de la pérdida de población.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en el año 1969, el conjunto de la comarca contaba con 31.534 habitantes. Con datos de 2018, la población había descendido a 11.380 habitantes, un 63,9 por ciento menos.

Almadén, la principal localidad, había pasado en este período de casi 13.500 habitantes a unos 5.400 censados, casi un 60 por ciento menos, siendo Valdemanco del Esteras la que, porcentualmente, más bajado, un 79,4 por ciento, mientras que el resto se ha movido, como  mínimo, el 58 por ciento de pérdida de habitantes, como es el caso de Chillón.

La crisis del mercurio, que ya se vislumbraba en el primer plan PRECCA de la UCD, se fue agravando con el paso de los años y las sucesivas normativas de la Unión Europea que iban contrayendo las posibilidades de comerciar con este mineral de las Minas de Almadén, proceso que llevó al cierre de la mina de Almadén en 2003 y que se remató con la posterior prohibición de vender mercurio dentro de la UE.

La primera alternativa que se ideó para dar salida a los trabajadores excedentes de la mina fue la de la explotación de la Dehesa de Castilseras, una finca de 9.000 hectáreas propiedad de MAYASA. Convertir a los mineros en ganaderos y agricultores fue el primer experimento. Hoy, las cabañas de vacuno y ovino siguen pastando en la dehesa, pero la empresa solo cuenta con 61 trabajadores, 10 de los cuales están en las oficinas que todavía mantiene en Madrid.

El legado histórico y patrimonial de Almadén y sus minas está ahí, es innegable. Esto, unido a la importante variedad paisajística y medioambiental de la zona, cuando se vio que la experiencia ganadera tenía los límites que tenía, llevó a plantearse la explotación turística de la zona como medio para generar empleo, fijar población y atraer visitas, generar riqueza en última instancia.

El trabajo realizado por el Ayuntamiento, primero por el alcalde Emilio García Guisado y luego culminado por su sucesor, Carlos Rivas, ambos ya fallecidos, logró un hecho considerado vital en ese objetivo. La UNESCO, el último día de junio de 2012, declaraba a las Minas de Almadén como Patrimonio de la Humanidad.

Se suponía que este reconocimiento sería el impulso definitivo para esa estrategia de desarrollo turístico con un buen uso de los recursos de la zona. Los resultados, a día de hoy, todavía están lejos de alcanzar unas cifras que compensen.

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Los concentrados recibieron numerosas visitas de apoyo /Lanza

Salir del pozo

Que, en buena medida, la comarca de Almadén se pueda considera como una “asignatura pendiente” de la etapa democrática, donde muchas comarcas de todas España ha encontrado su acomodo y mejora social y económica es lo que ha llevado a la población, en diversos momentos, a expresar colectivamente su malestar por la falta de avances efectivos y tangibles.

El último movimiento lo han protagonizado la Plataforma Forzados, un colectivo que tuvo su origen en 2012 en la Escuela Universitaria de Ingeniería de Minas e Industriales de Almadén, fundada en 1777, como respuesta a una reagrupación de los grados de minería, que fue entendida como un intento de cierre del centro.

No era el primer movimiento contra el cierre de la escuela, ya hubo otro contra su traslado a Ciudad Real capital, cuando se empezaba a montar un campus con gran presencia de escuelas técnicas con el objetivo de reforzar el carácter técnico de los centros ciudadrealeños.

Un hipotético cierre de la escuela universitaria de minas más antigua de España se ha considerado siempre entre la población que sería el golpe definitivo a cualquier esperanza para la comarca.

En los primeros meses de 2019, la Plataforma Forzados se reactivaba y unía sus objetivos a un director de cine, profesor de la Universidad de Helsinki, natural de Almadén, Arturo Delgado Pereira, ”Chico” Pereira, que tenía en mente rememorar en un documental dos encierros emblemáticos en la mina como punta de lanza para abrir un nuevo proceso reivindicativo en la zona.

Estos encierros se llevaron a cabo en los veranos  de 1979 y de 1984. El primero era para hacer presión durante la negociación del primer convenio colectivo de Minas de Almadén. El segundo para reclamar mejoras laborales y salariales para los trabajadores de la empresa y su equiparación con otras zonas de España.

Este último encierro de 11 trabajadores en la planta 23 de la mina, en un pueblo de tradición socialista, con el PSOE apenas año y medio solo en el Gobierno de la Nación, tuvo especial incidencia y era visible la tensión de dirigentes socialistas de la provincia y locales y dirigentes de UGT nacionales por la explanada que da entrada a la mina.

Estas referencias sirvieron a la plataforma para organizar, en las mismas fechas, entre el 30 de julio y el 9 de agosto, pero del año pasado, otro encierro en la misma planta como gesto reivindicativo. Once miembros de la misma se encerraron los mismos días en el mismo lugar, 35 años después.

Aquél movimiento, por lo singular del hecho, tuvo su repercusión en los medios, tanto a nivel provincial, como regional y nacional. Un año después, en idénticas fechas, se ha repetido un gesto similar, esta vez en forma de campamento permanente ante las puertas de la estación de ferrocarril de Alamdenejos-Almadén, a unos 11 kilómetros de esta segunda localidad.

El acto ha sido menos llamativo que el de hace un año, pero por ese lugar, durante los 11 días que ha durado, han pasado representantes sociales, empresariales, alcaldes, otros políticos, a mostrar su apoyo a los allí concentrados.

Salir del pozo

Olegario Villaseca, presidente de la Plataforma Forzados, junto a Manuel  Trujilllo, Emilio Durán y Raquel Sevillano explican a Lanzadigital.com las razones de este movimiento que se ha generado.

Consideran que las cosas no se están enfocando en el sentido correcto para conseguir revertir de forma sustancial la situación.

Considera que la base debe estar en la reindustrialización, en la instalación en la zona de cuatro o cinco empresas que generen, al menos, entre 70 u 80 puestos de trabajo y que sirvan de palanca para otras actividades económicas.

No minusvaloran las inversiones de las instituciones en la zona –la última anunciada por la Diputación de 600.000 euros para terminar de arreglar la Plaza de Toros de Almadén, ´monumento histórico, pero entienden que la implicación de las administraciones debe ser más proactiva para la creación de empresas y puestos de trabajo.

A su juicio, que la comarca haya sido declarada zona de Inversión Territorial Integrada (ITI) no soluciona los problemas. Para sacar los proyectos en estas zonas son necesarias aportaciones de particulares y ayuntamientos y, dice Villaseca, “todos sabemos cómo está la situación económica de los municipios de esta zona”. Que una empresa local pueda crear un puesto de trabajo, tampoco estiman que vaya a ser el empuje definitivo.

También expresan su queja por cómo se está abordando el tema del turismo. Recuerdan que en el llamado Plan Almadén, elaborado por el Gobierno regional en 2016, se contemplaba un consorcio para estudiar todos los temas relacionados con el turismo. Hasta ahora, dicen, este consorcio no existe.

Un ente que sería necesario para acometer el mantenimiento y rehabilitación de todo el patrimonio histórico para ofrecerlo en las mejores condiciones para los visitantes.

El tema de las comunicaciones es otro eje que consideran fundamental para el relanzamiento de la comarca. Remarcan que todavía se está a la espera de la tan anunciada A-43 hacía Extremadura y que las carreteras que unen los pueblos de la comarca están en muy malas condiciones.

Una situación de comunicación que, en el sector público, se ha visto agravada con la pandemia del coronavirus, que ha hecho perder varios de los pocos trenes que circulaban –algunos han pasado de ser diarios a pasar cada tres días- y a que Almadén, que llegó a tener conexiones  directas con Madrid y Barcelona,  no tenga ahora enlace directa por autobús con la capital de la provincia.

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Imagen aérea de un momento de la protesta /Lanza

Tiempos de África

El actual presidente de MAYASA, Emiliano Almansa, el primer máximo responsable de la empresa nacido y residente en Almadén, encuentra como razonable que en la zona surjan movimientos como el de Forzados. “Ha pasado otras veces y volverá a pasar si no hay solución”, indica.

A su juicio, “la gente protesta porque trata de buscar ayuda que venga de las administraciones” ante un estado de cosas que se han ido deteriorando y que, a lo largo del tiempo, habían tenido una válvula de escape con la emigración. Se viene hablando hace tiempo de la autovía, dice, de una conexión con Badajoz e, incluso, con Portugal, “pero todo va muy lento. Aquí nos movemos más con tiempos de África que con tiempos de Europa”.

El papel que juega MAYASA en la comarca ahora es radicalmente diferente al que jugaba hace unas décadas. Almansa recuerda que en el momento de su llegada al cargo, en el último trimestre de 2018, la situación para la empresa era muy complicada.

Como propietaria de la mayor parte del patrimonio histórico para su utilización como recurso turístico, reconoce que la declaración como Patrimonio de la Humanidad se puede casi interpretar como una “trampa” ante la realidad de la situación.

Ser Patrimonio de la Humanidad conlleva la necesidad de una fuerte inversión para mantener y rehabilitar todo ese patrimonio. Ahora, reconoce, hay inversiones que son inasumibles de abordar por la empresa.

Recuerda que, en un momento dado, desde alguna instancia, se la habló de hacer una “cogestión” del patrimonio. Él respondió que esa cogestión debería conllevar un “copago” de las inversiones necesarias. Ahí se acabó el intento.

Ante la puesta en marcha de un consorcio  de turismo, del que no tiene conocimiento, asegura, defiende la creación de una fundación que gestione ese patrimonio, con la aportación de otros patronos. Una idea que apoya pese a la experiencia negativa de la extinta fundación Francisco de Villegas, que funcionó durante la etapa de Gobierno del PP.

Sabe que es difícil, pero apuesta por buscar dinero en fondos como el 1,5 por ciento de su presupuesto que se destina el Ministerio de Fomento a la restauración del patrimonio, aunque sabe que son muchos los proyectos que aspiran a este dinero.

Esta ayuda y otras que se pudieran conseguir  deberían coadyuvar a tener un patrimonio en perfectas condiciones, “ahora el parque minero está inacabado”, señala, y que esta actividad pudiera tener un resultado positivo económicamente, algo que, en estos momentos, no se consigue.

Mientras tanto, añade, se tratan de buscar colaboración para sacar adelante cuestiones como el centro del mercurio o la planta de tratamiento de residuos de mercurio que, una vez superados los problemas en el reactor de hace año y medio, espera que se pueda poner en funcionamiento el primer trimestre del año próximo.

La Escuela universitaria

El director de la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Minera e Industrial (EUIMIA), Francisco Mata, dice compartir los planteamientos reivindicativos de la Plataforma Forzados, pero puntualiza que no pertenece a la misma.

A su juicio, el movimiento nace “para reivindicar servicios que no se prestan a la población”, partiendo de la base de las carencias que tiene la población y antes las que, si no se actúa, “estaremos hablando de consecuencias irreversibles”.

Mata cree que esta conclusión debe llevar a trabajar todos al “unísono” y entiende que la actuación de la plataforma es “un toque serio de atención”.

Para la escuela universitaria, que tiene que responder a unos números de matriculación cada curso, la situación de Almadén y su comarca tiene un doble camino de ida y vuelta.

Cuanta más actividad, más población, más alumnos tendrá. En la actualidad, la matricula anual se cifra en unos 300 alumnos, de los cuales, unos 250 son de fuera de la comarca –con alumnos que llegan de otros continentes, África y América del Sur- y unos 50 de los pueblos de la comarca de o zonas limítrofes ´de Córdoba y Extremadura.

El progresivo aislamiento de Almadén ha hecho que los alumnos de Puertollano, por ejemplo, numerosos en tiempos pasados se hayan reducido de manera considerable. El director reseña la importancia del colectivo de estudiantes universitarios para Almadén, donde residen de forma permanente en su mayoría, donde hacen su vida y sus gastos, lo que se une a la propia escuela que, con unos 80 trabajadores, entre docentes y otro personal de diversa índole, se ha convertido en la primera empresa de la localidad, por encima de MAYASA y del propio Ayuntamiento.

El envés de esta moneda, explica Mata, está en lo que la escuela ofrece y puede ofrecer a la zona en su proceso de reindustrialización y potenciación  económica, sobre todo en investigación y desarrollo. “Sus técnicos y su experiencia están ahí”, asegura.

Considera que, ante la situación de la zona, con el problema de las comunicaciones, ante una autovía que no se hace realidad, para Mata, la “cuestión es no demorarse en la toma de decisiones y que las administraciones expresen su apoyo claro” a la comarca.

Si hay un aliciente dinamizador para los pueblos de la zona, remarca, “que no se deje de actuar ya por más tiempo para que se pueda devolver a Almadén lo que históricamente se merece”.

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Imagen del encierro en la mina de Almadén hace ahora un año / Elena Rosa

Trabajar juntos

La alcaldesa de Almadén, María del Carmen Montes, no rechaza de plano el movimiento de la Plataforma Forzados, pero no comparte las formas en las que están haciendo llegar sus reivindicaciones.

“Todos queremos lo mejor para Almadén”, asegura, pero entiende que los objetivos se conseguirían mejor trabajando todos juntos con una unidad de acción. Asegura que ha mostrado su apoyo personalmente a las personas que han protagonizado el campamento ante la Estación de Almadenejos, pero que no quiso “hacerse la foto” para evitar cualquier interpretación de utilización política. Esta semana, por otro lado, tenía una reunión varios de sus componentes.

Señala que la mesa para el desarrollo de la comarca de Almadén, surgida tras el encierro en la mina del año pasado y en la que están los máximos representantes de Diputación, Subdelegación del Gobierno o Delegación de la Junta, entre otros, ya se ha reunido tres veces y se está trabajando para mejorar la situación.

Añade que ella misma tiene pendiente una reunión con el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, prevista, en principio, para el mes de septiembre, al que le trasladará las necesidades del pueblo.

En este sentido, con una estructura de búsqueda de soluciones organizada, no acierta a entender la intención de la Plataforma Forzados de reunirse directamente con el presidente regional.

La situación no es buena, no lo oculta, pero se están buscando salidas, como se está haciendo, indica, para que el transporte público –ferrocarril y autobús- recupere sus frecuencias desaparecidas durante el estado de alarma y que, para ello, a través del Gobierno regional, se ha llegado hasta el Ministerio de Fomento para que ello sea así.

¿Movimiento político?

El pasado día 9 de agosto, a su vuelta a Almadén tras los 11 días del campamento en la estación de Almadenejos, el presidente de la plataforma, en una concentración ante el Monumento al Minero, aseguraba enfáticamente que la iniciativa era un movimiento “apartidista” y llamaba los militantes del PSOE, los socialistas han gobernado el pueblo desde 1977 de forma permanente, salvo el período 2011-2015- para que se sumaran a sus reivindicaciones.

Para Emiliano Almansa, el fondo político  de la plataforma es algo que se verá con el tiempo y que habrá que esperar a ver si se organizan como partido o agrupación electoral y se presentan a unas elecciones.

En todo caso, Almansa hace una reflexión final sobre la situación de Almadén y el que puede haber sido el último pecado original para que la comarca no se haya revitalizado. En este sentido, se refería al proceso de reestructuración de la minería del carbón en Asturias, donde los sindicatos exigieron la reindustrialización de las cuencas y se negaron en redondo a convertirlas en parques mineros.

 

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