La vuelta a la superficie después de pasar once días encerrado a cincuenta metros de profundidad en las minas de Almadén fue “emocionante”. Una semana después de ascender por el ascensor del pozo de San Teodoro, Chico Pereira, el director del documental inspirado en el encierro de 1984, recuerda los momentos de la mina como “un sueño, un ejemplo de la unión que consiguen ciertas reivindicaciones”.
Desde el primer momento, el proyecto combinó lo creativo con lo social. En entrevista a Lanza, explica que entiende el arte como “practica social”, que tiene en cuenta que algunas prácticas creativas “pueden generar y catalizar el encuentro de personas”. Así va a continuar, pues en estos momentos la plataforma Forzados articula las demandas de la comarca, mientras que el documental afronta la fase de postproducción.
No existe fecha límite para presentar ‘El encierro’, pero Chico Pereira pretende publicarlo el próximo año, “para que sirva de soporte al movimiento ciudadano”. De momento, la productora OPFilm va lanzar una campaña de crowfunding a través de la página web www.elencierro.es para montar un tráiler y luego acudirá a foros relacionados con el cine documental para captar más apoyos.
El documental
El documental de Chico Pereira no solo se quedará en el encierro, sino que de forma paralela reflejará el movimiento ciudadano que surgió en la superficie. El almadenense reconoce que uno de los desafíos técnicos será “combinar la oscuridad de la mina con la superficie”. En la película, el director pretende que el espectador experimente a nivel sensorial lo que significa vivir en la mina, los sonidos, la claustrofobia, la oscuridad.
Además, la intención es “contar la historia sin destruir el misterio que teníamos los encerrados con el exterior y viceversa”. Incluso la idea es empezar la película un año antes del encierro, cuando grabaron entrevistas con los mineros del 84, mediadas en muchos casos con los encerrados de este año. Fue entonces cuando germinó la idea.
La variación de espacios no es significativa, apenas existen dos o tres espacios, sin embargo, el documental reflejará su transformación a lo largo de los días. Pereira explica que, cuando llegaron los once cerrados, la mina era una “galería desnuda”, que en los días sucesivos empezó a llenarse de colchones, mantas y hasta un reloj para evitar la desorientación, junto a fotografías, mensajes y pancartas.
Similitudes con el encierro de 1984
Entre las imágenes, el director señala que hay muchos momentos de “emoción”, como la entrada a la mina el pasado 30 de julio, cuando al llegar el primer grupo a la galería empezaron a escuchar a las familias cantando el himno de Almadén desde arriba. El sonido se coló por el pozo y fue imposible controlar las lágrimas. También hay muchos diálogos sobre la comarca, “conversaciones y sueños, ideas para un futuro”.
Para Chico Pereira, que está muy satisfecho con el resultado, también fue muy emocionante la salida, con alrededor de 1.000 personas concentradas en la entrada del parque minero. El director explica que, desde el principio, el documental preparó el terreno para la canalización del encierro de forma reivindicativa. El objetivo fue repetir la movilización social y la unión de la comarca que tuvo lugar en los encierros protagonizados por mineros en 1979 y 1984.
Once personas y once días. Partieron de la misma situación de 1984 y prepararon las mesas redondas con los alcaldes, empresarios y expertos en gestión de patrimonio. Sin embargo, Pereira reconoce que la reacción de la gente le sorprendió “muy gratamente” y según pasaron los días “cada vez hubo más similitudes” entre los diferentes encierros. Frente al pesimismo y la apatía por la despoblación y el desempleo, “en la oscuridad de la mina, a cincuenta metros bajo tierra, fuimos capaces de ver la luz”.
Cada día, Pereira recuerda que los vecinos de Almadén acudieron al cerco para lanzar mensajes de apoyo, mientras que los encerrados escuchaban al lado de la jaula del pozo de San Aquilino. A nivel emocional es una de las principales imágenes que acuden a su mente. Ahora, reconoce tener cierta “ansiedad” y “responsabilidad”, según explica, “por conseguir que el encierro sirva para algo”.
Consciente de que “hay elementos de voluntad política” que determinan el futuro de la comarca, y los cambios más significativos que pueden tener lugar en los próximos años, Chico Pereira espera la puesta en marcha de la Mesa por la Comarca de Almadén, con representación de todos los agentes sociales y que las administraciones tengan en cuenta las necesidades “urgentes” de la comarca.
Por la cultura en el mundo rural
Aunque habitualmente vive en Helsinki, donde trabaja en la Aalto University de Finlandia como profesor en el departamento de cine documental, Chico Pereira asegura que va a seguir implicado con las reivindicaciones de la plataforma Forzados, como creador en el ámbito de la cultura. De hecho, hace una “llamada” a las personas de la comarca interesadas en el cine, la pintura y la escritura.
Dispuesto a poner en valor la cultura de su tierra, Pereira admite que le gustaría “hacer encuentros entre gente que comparta inquietudes para diseñar estrategias que representen la vida de una comarca minera a través del arte”.
Entre sus “sueños” está desarrollar una pequeña escuela de cine rural. Frente a las grandes urbes, las grandes universidades y “los programas educativos que no están al alcance de cualquiera”, Chico Pereira tiene fascinación “por el talento y la visión poética del mundo rural” y por eso insiste en que su compromiso con la zona “es a largo plazo”.