Los mejores rincones para esconder los grandes tesoros son a veces esos espacios que se ven a diario y, que de tanto hacerlo, acaban por pasar desapercibidos porque nunca se espera que allí puedan estar alojados.
Algo así es lo que sucede en Almagro, una pequeña localidad de poco más de ocho mil habitantes al este de Ciudad Real, que sirve como epicentro para grandes enclaves de gastronomía, viñedos, volcanes y grandes áreas naturales Patrimonio de España y que se disipan ante la grandeza de su Corral de Comedias y su tradición teatral, a donde parece estar condenada toda su grandeza turística.
Sin embargo; hay empresarios locales, como Ana Fernández y Celestino González que luchan para que Almagro sea mucho más que su teatro -que ya es mucho- apostando por la generación de un turismo activo que revisten de actividades, que modifican las visitas tradicionales que se agotan en unas pocas horas, ofreciendo alternativas que caminan desde las catas maridadas de vinos hasta las visitas guiadas por los entornos naturales del Campo de Calatrava.
Desde el año 2005, esta pareja de almagreños, regentan el Hotel Retiro del Maestre, que se levanta a escasos metros de la plaza principal de la localidad, en una construcción antigua en la que han querido mantener esa esencia local que sabe a maderas nobles, a aperos agrícolas y a radios antiguas que una vez hicieron retumbar los goles de Di Stefano o Kubala en la voz de Matías Prats mientras se construían sociedades a su alrededor.
Para Fernández, directora del hotel, “fue un paso muy importante para nosotros apostar por levantar nuestro primer hotel. Queríamos llevar a cabo un proyecto en nuestro pueblo y queríamos poder ofrecer los mejores servicios como hotel. Nos enamoramos del edificio y fuimos dando forma a un proyecto que, entre otras cosas, fue el primero con parking subterráneo en la localidad”.
Tras consolidar este primer edificio hotelero durante tres años dieron un paso y compraron el Hotel Maestrazgo de Calatrava, que es el más longevo de la localidad. Cuando accedieron a él, era un hotel de dos estrellas al que los años y la falta de mantenimiento le iban ganando espacio. “Cuando lo compramos sabíamos que para ofrecer el mejor servicio se necesitaba llevar a cabo una gran reforma. Al principio trabajamos sobre los baños y la red de agua del hotel, las humedades, el revestimiento y a partir de ahí, hemos ido interviniendo planta a planta para dejar un edificio totalmente reformado”.
El Maestrazgo a diferencia del primero que levantó la familia González Fernández, mezcla la línea rústica con el modernismo, en una sintonía que no deja indiferente a sus huéspedes. A su entrada, por ejemplo, el visitante se encuentra con una caricatura de Einstein, que sirve como saludo para las ideas locas que acaban tomando forma y que hoy lo han convertido este céntrico hotel en una referencia en la región.
“Para este hotel, que está pensado más para visitas grupales, hemos querido darle ese aire moderno mezclado con la artesanía más propia de Almagro. Los visitantes se van encantados y eso, sin duda, es un gran empujón para seguir trabajando con el mismo entusiasmo que siempre lo hemos hecho”, explica su directora.
A estos dos hoteles tan iguales, pero a la vez tan distintos llegó Casa Galatea hace unos meses, para albergar ocho apartamentos que han abierto una tercera vía de negocio, pensando sobre todo, señala Ana Fernández, “en clientes que son más independientes, que quieren una mayor intimidad o que traen familia y quiere ese office para poder cocinar”.
Este nuevo nicho de mercado, describe, “es un cliente que no podíamos atender y que ahora mismo sí se le puede dar el producto que buscaban”.
La buena gestión empresarial hizo que en el año 2019 fuesen seleccionados como primer finalista como hotel más competitivo, sello otorgado por la Secretaría de Estado de Turismo, enmarcado en el Sistema Integral de Calidad en Destino (SICTED). Ese reconocimiento les motivó y casi les empujó a presentarse a la siguiente edición, en plena pandemia, donde volvieron a ser reconocidos como uno de los hoteles que mejor se habían reformado durante este periodo de miedos.
Nosotros, cuenta, “estuvimos cerrados hasta el final del confinamiento y decidimos emplear ese tiempo en mejorar todo el hotel”. En esos momentos de angustia y de dudas, confiesa que se preguntaban “qué íbamos a hacer, si íbamos a perder la campaña de primavera-verano, pero dado que no había clientes y que íbamos a evitar las molestias que siempre causan las reformas, con mucho miedo, decidimos llevar a cabo esas mejoras para estar listos en cuanto la normalidad fuese asomando”.
Su trabajo luce cada año en FITUR, donde además de pasar por el stand de Castilla-La Mancha, donde Almagro siempre tiene un espacio importante, establecen contactos gracias a la red Hospedium, que a lo largo del año les permite diseñar una estrategia y establecer una agenda a la que durante esa semana dan vida.
“Gracias a ser uno de los fundadores de esta red, tenemos una cobertura total y nos facilitan esas gestiones y entrevistas con colaboradores que nos aportan conocimiento, contactos y clientes, que al final es la idea con la que participamos en esta feria por donde pasan potenciales clientes de todo el mundo”.
Apostar por el turismo de interior
Sobre el tipo de turistas, se lamenta Fernández, que “la demanda extranjera se ha reducido en los últimos años, siendo prácticamente residual entre los meses de mayo y octubre, cuando pasan de camino hacia el sur”.
Entre los extranjeros que hacen parada en la localidad encajera destacan alemanes, franceses e ingleses. Entre los turistas nacionales, la procedencia suele ser “Madrid, Valencia, Murcia y Andalucía”, a los que se suman los vascos en el mes de agosto.
Para retenerlos y hacer que la localidad no sea solamente de paso nació el proyecto “Vive Almagro” que cada día cobra forma, a base de actividades y propuestas que hacen que el destino sea todavía más atractivo a través de sus rincones ocultos.
En este sentido, señala, “somos una tierra patrimonial y artística que tenemos que poner en valor”. Entre esos elementos que hacen que Almagro sea rica en tesoros desconocidos, enumera, “tenemos varios parques nacionales como Ruidera, las Tablas, Cabañeros, el valle de Alcudia y la zona volcánica de Campo de Calatrava”.
“Es verdad, que Almagro es el Corral de Comedias, es teatro, pero también es su gastronomía, su patrimonio, el Campo de Calatrava con su entorno natural que no se encuentra en ninguna región de España”.
Sobre “Vive Almagro”, dice, “es un proyecto muy chulo, donde el cliente puede tener todo solucionado antes de salir de casa y donde se llevará de Almagro una mucho más que lo que siempre se ha venido demandando en nuestra localidad”. Entre esas experiencias para recordar están las catas o los maridajes de vinos “porque somos el viñedo más grande del mundo y porque es frustrante salir de Castilla-La Mancha y en ningún restaurante podamos encontrar nuestros vinos”.
A través de este proyecto turístico, “queremos crear recuerdos completos. No es igual llegar a las cinco de la tarde y dar un paseo por la plaza e ir al teatro, que hacer eso y además sumarle una visita a una bodega, que vivas una experiencia gastronómica, que te hagan una visita teatralizada por Almagro; o descubrir cosas diferentes que se pueden hacer y no se estaban haciendo”.
El potencial turístico de Almagro se resume en un dato. En este mes de julio, la población de la localidad pasa de 8.000 a 24.000 personas, o lo que es lo mismo, se triplica, como también sucede en Semana Santa o en los primeros días de primavera en los que el sol comienza a brillar y su plaza se convierte en reclamo para el turismo de interior, que durante la pandemia creció, para ser descubrimiento por gente de Ciudad Real, Miguelturra, Puertollano, Alcázar o Albacete, tal como explica Fernández, “que a pesar de la cercanía nunca habían reparado en nuestro pueblo como lugar de visita”. “Estamos al lado y no nos conocemos”.
Para que el turismo de interior sea una realidad y las localidades estén preparadas para dar lo mejor de sí, tan sólo hay una solución, que como casi siempre pasa por el respaldo de las instituciones.
“Es fundamental ir de la mano de las administraciones para que nos faciliten todo el trabajo de crecimiento y que además colaboren para fomentar este tipo de turismo”, apunta Fernández a modo de despedida.
En menos de cinco minutos el visitante puede cruzar desde el Hotel Maestrazgo, situado frente la esfinge de la encajera, hasta el Hotel del Retiro del Maestre, al que para llegar hay que dejar atrás la plaza del Corral de Comedias. Allí está Celestino, despidiéndose de unos huéspedes y dejando una frase que bien podría haber servido de titular: “Esto es lo mejor que me ha pasado en la vida”.
El resto son saludos, unas fotos desde un lugar privilegiado que huele a historia, a ilusiones y a una forma distinta de vivir Almagro.
