El intento de frenar el avance del grupo terrorista Daesh (Estado Islámico) en Siria e Irak moviliza este mes de noviembre a un nuevo contingente de soldados españoles de diferentes unidades de helicópteros del Ejército de Tierra, que han hecho la parte final de su adiestramiento en la base militar de Almagro en la última quincena de octubre.
De los 75 soldados que marchan para Irak estos días, tres están destinados en el Batallón de Helicópteros de Almagro (Bhela I) y el resto en las unidades ‘hermanas’ de helicópteros de transporte de Colmenar Viejo (Madrid) y Dos Hermanas (Sevilla).
Los helicópteros Chinook (tres) y Cougar (dos) que aporta España a la coalición están allí desde la primavera pasada, cuando una unidad similar, al mando por primera vez de una mujer, la comandante Gala Gallego, se acopló al engranaje de sesenta países que intentan combatir al yihadismo en el polvorín de Oriente Medio. No sirve “que las cosas estén en calma, sin combates abiertos”, como dice el comandante Miguel Sánchez, al mando de la nueva tropa, en el grupo que se prepara para rotar pesa la responsabilidad y el respeto. Claro que todo depende de la experiencia.
Capitán Esteban, militar de Almagro
El capitán Ignacio Esteban, piloto del sofisticado helicóptero Tigre del Batallón de Ataque de Almagro, es de los veteranos. Lleva siete años destinado en esta base y conoce bien la dureza de la zona. En 2013 estuvo en Afganistán en la primera misión del Tigre (helicópteros de ataque, preparados para disparar misiles), para garantizar la seguridad del repliegue del Ejército español.
Ni él ni su grupo tuvieron que disparar, bastó su presencia escoltando convoyes para disuadir a la insurgencia afgana (talibanes). “Fue muy emocionante, la verdad. Poder practicar sobre el terreno lo que estuvimos entrenando fue bastante gratificante sobre todo porque la misión salió bien, protegimos a la fuerza y no hubo bajas”, recuerda Esteban.
Ahora no pilotará (no hay Tigres en la misión), va de responsable de operaciones aéreas, lo que significa que sobre él recae el control y gestión de las distintas misiones que les sean encomendadas, básicamente transportar tropas y material pesado de un lugar a otro.
“En Irak y otros países adyacentes es donde más movimiento tiene el Estado Islámico en este momento, lo que estamos haciendo allí es formar al Ejército Iraquí tanto en Taji como en otra ciudad, Besmayah”.
Pero eso, que desde una de las pistas de operaciones de la base coronel Sánchez Bilbao de Almagro parece sencillo, no lo es. Mover cinco helicópteros de transporte como los Chinook (los más grandes de su tipo) requiere de un amplio equipo de mandos y tropa en el que los pilotos son solo una parte. Entre los 75 soldados de esta unidad hay de todo, desde personal médico a responsables de logística, mantenimiento o transmisiones.
La teniente López, jefa de mantenimiento
La teniente María Rocío López Redondo, del Batallón de Maniobras IV de Sevilla, es una de las oficiales de la misión. A sus 36 años se estrena en Taji (Irak) en un despliegue internacional, lo que según explica le produce un poco de respeto, “sobre todo por la responsabilidad y el puesto que ocupo”, ni más ni menos que jefa de mantenimiento.
Esta ingeniera industrial mecánica es la encargada de que los helicópteros estén en perfecto estado y con capacidad de volar, con todo lo que ello conlleva: suministro, material, mano de obra, además de proteger a todo ese personal para que puedan desempeñar su trabajo que básicamente es volar y transportar tropas de un lugar a otro cuando sea necesario.
El soldado de transmisiones Alfonso Miguel Murillo, de 24 años, destinado en el batallón de helicópteros del cuartel general de Colmenar Viejo en Madrid es otra de los noveles en misiones internacionales. “Soy operador de transmisiones y es mi primera misión, sé que en la zona existe cierto peligro pero voy con ganas e ilusión”, dice.
El soldado Murillo: transmisiones
Nacido en Guadalajara aunque residente en Madrid, el soldado explica que se ofreció voluntario para la misión, lo que no significa que te tengan que coger, “tú te presentas y luego te seleccionan. Que yo sea uno de los elegidos es para mí todo un orgullo”.
Su papel también es importante, “las transmisiones son fundamentales”, dice, y han cambiado muchísimo en estos años. A los rudimentarios sistemas que muchos recordamos de las películas bélicas de Vietnam se han integrado radios, satélites, ordenadores, tecnología puntera que ha evolucionado mucho y precisa de personal que sepa manejarla.
Murillo es de los más jóvenes de la unidad y un soldado vocacional: “Desde pequeño tenía claro que iba a dedicar mi vida a ser militar”.
La fase de concentración que se ha hecho en Almagro terminó con un ejercicio de evaluación final. Los quince días que han pasado en el Bhela I también han servido para estar más unidos y conocerse más de cara la convivencia que les espera (no vuelven hasta abril).
Sargento Galano en su primera misión
Para el sargento José Ramón Galano, de Mérida (Badajoz), destinado en la base de helicópteros de maniobras IV en Dos Hermanas (Sevilla) también es su primera misión. Con 28 años y diez en el Ejército, los tres últimos de sargento, quiere desempeñar un buen papel y estar a la altura en su especialidad: mantenimiento de aeronaves de helicópteros, esto es mecánico y tripulante en vuelo.
También se presentó voluntario. “Esto es voluntario por lo que se afronta bien aunque nunca hay que descuidar el respeto. Laboralmente es un reto y una motivación porque los militares estamos para hacer misiones internacionales”.
¿Y qué es lo que más le preocupa de Irak? “Cuando vuelas en una aeronave siempre tienes algo de preocupación por las vidas de las personas que están en juego”, remata.
Miguel Sánchez, el comandante al mando
Y al mando de todo esto el comandante Miguel Sánchez, piloto de helicópteros Chinook del batallón Bheltra V. Aunque todavía no peina canas está es su quinta misión internacional, ya ha mandado en otras dos ocasiones (Líbano) pero a contingentes más reducidos.
¿Qué hace el Ejército español en Irak?, “formamos parte de una coalición internacional solicitada por ellos y apoyada por una resolución de las Naciones Unidas. Nuestra misión en particular es formar al Ejército iraquí para que ellos sean los que luchen directamente contra el terrorismo del Daesh. En nuestro caso lo que vamos a hacer allí es apoyar a toda la coalición, por supuesto también a las tropas españolas, mediante transporte con nuestros helicópteros tanto de personal como de mercancías a las diferentes bases que hay en Irak”.
El comandante, que ya estuvo en Irak en 2003, explica que los combates abiertos ya han cesado en ese país aunque continúa la lucha contra la insurgencia.
Sánchez no se pondrá al frente de la misión -técnicamente Ispuhel IX- hasta que no regrese la Ispuel VIII de la comandante Gallego (la rotación se hará in situ). Su misión es parecida a la que se desplegó allí en mayo, solo que ellos no soportarán el verano iraquí, con máximas de 48 grados, aunque el invierno también tiene lo suyo.
“Los militares siempre nos estamos preparando y entrenando”, explica. En este caso han ensayado aterrizajes en zonas polvorientas por su similitud con el desierto y vuelos sobre ciudades grandes como Bagdad, “intentamos ajustar los pequeños detalles que no son tan parecidos en el territorio nacional”.
En cuanto a idiomas hay personal, “el que lo necesita”, con un buen nivel alto de inglés (en determinados puestos), para comunicarse en árabe utilizan intérpretes.
Piloto de Chinook lleva tres años en el Beltra V, “todos los pilotos de helicópteros del Ejército recibimos formación de eso, y en función de la unidad a la que vayas destinado se hace un curso específico de ese modelo, cuando llegué a la unidad hice el curso del Chinook”.
También han practicado vuelos nocturnos (hicieron un traslado al Hospital Gómez Ulla de Madrid) para comprobar el impacto de la luz artificial al volar con gafas nocturnas sobre una gran ciudad.
Almagro se ha elegido para la preparación final, como en mayo pese a qué va poco personal de este batallón de ataque, por sus buenas instalaciones.