Está documentado que Almagro fue una ciudad floreciente en el siglo XVI, en donde se establecieron notables familias de comerciantes, ganaderos y terratenientes que contribuyeron al desarrollo económico de la localidad y su entorno. Desde luego, ese indiscutible desarrollo, en gran parte se vio reflejado –y aún hoy podemos apreciarlo- en la construcción de casonas, casas señoriales y diferentes palacios, como el Palacio de los Oviedo.
Un apellido que nos resultará conocido, si recordamos que el Corral de Comedias de Almagro fue construido en 1628 por Leonardo de Oviedo. Lamentablemente, de aquella en otro tiempo poderosa edificación -a juzgar por los ostentosos restos que han llegado a nosotros- sólo queda la portada. En ella, además de su considerable tamaño, destaca el esquema de dintel sobre jambas rematadas con columnas.
Los cuerpos prismáticos superiores de las columnas, se encuentran representados por las figuras de Hércules y Teseo sobre los capiteles. Ya en el centro del dintel encontramos el escudo familiar, sujeto por dos animales fantásticos y guirnaldas. Poco o nada más queda de la antigua edificación, y tan sólo diremos que su interior albergó durante años el antiguo cine de verano de Almagro.
En aquel tiempo…
No pocas emociones habrán tenido como escenario este cine de verano, al compás de los pesados rollos de película… Que a veces entraban en ignición con los carbones de arco voltaico, por fallos en el mecanismo de transporte del acetato y la detención del necesario giro. La película se quemaba, se producían los “cortes”, y era preciso empalmar la cinta con acetona.
En el film ‘Cinema Paradiso’ (Italia 1988 y Óscar 1989, entre otros premios), Salvatore ‘Toto’ y Alfredo sufren este accidente que incendia la película y trunca sus sueños para siempre… Más tarde llegó otra tecnología menos arriesgada que consiguió idénticas emociones. Sin embargo, lejos ya aquellas sesiones de cine, este julio de 2018 el antiguo Palacio de los Oviedo se incorpora a la nómina de Escenarios del Festival de Teatro, y los personajes serán ya de carne y hueso.
El local, situado en la calle del Marqués de Hormazas numero 9, viene en sustitución de otros que han dejado de servir para ese uso, por muy diversas razones. Lo que demuestra que el Festival de Teatro es un ser vivo que se va adaptando a las circunstancias y situaciones también cambiantes. Ya se sabe, todo pasa y todo queda…