Soñar en grande parece que es un bien exclusivo al que las personas normales sólo acceden de rebote. Sin embargo, el primer Imposible Sound es la demostración de que las locuras acaban tomando forma si son valientes quienes están detrás de ellas empujándolas para que salgan adelante.
Algo así es el resumen de la historia de este festival que empezó a surgir mucho antes de ser siquiera una idea, en la barra de un bar, con la música alta saltando desde los altavoces de la “Sala Urgencias”, que hacía que las noches fuesen interminables y los recuerdos inmortales, como las tetas de Sabrina a las que canta Ángel Stanich.
Aquel garito sentenciado por las cuentas, vio en la idea de traer conciertos propuesta por Enrique Paz y Ángel García, la posibilidad de seguir adelante un poco más. Ahí empezaron las llamadas a mánagers y el conocimiento de una industria de la música dispuesta a hacer parada en Almagro.
La estrategia para ser atracción de grupos, explica Paz, pasaba por “estar pendientes de por dónde iban a estar pasando las giras y aprovechar cuando las bandas bajaban a Andalucía o cuando subían para Madrid, para proponerles tocar un día antes en Almagro y permitirles de paso que su viaje fuese todavía más rentable”.
Según relata García, “hubo conciertos memorables”, que pese a todo, sólo fueron un alivio para unas matemáticas que imperaban en los balances de ingresos y gastos.
Por aquel entonces, ambos disfrutaban en las ondas de radio Almagro, donde hacían un programa de música en el que daban a conocer grupos que a la mayoría ni siquiera les sonaba. Esa aventura permitió disponer de acreditaciones, de pasaportes para muchos festivales de música como el ChooRock o el Estayike; y de entrevistas con grupos que confesaban que les gustaría tocar en un lugar como Almagro.

Todo aquello, dicen, “fue el germen para preguntarnos el porqué Almagro no tenía un festival así, si había un gran espacio en la música que no estaba siendo trabajado”.
El último ruido de la verja al bajar y la despedida entre Enrique y Ángel, que se marchaba a Gijón para ejercer su profesión de enfermero, hizo que el silencio pesara más de lo normal en unos oídos acostumbrados latir con la música y a vivir los conciertos desde el primer punteo de guitarra hasta el último.
Como tantos otros retos, el de crear un festival de música antológico en Almagro, surgió con la frase mágica que mueve montañas: “No hay huevos a…” y vaya si los hubo.
El inicio fue mandar correos electrónicos para testar a posibles grupos de cartel. Las respuestas afirmativas no tardaron en llegar al buzón de entrada de Enrique, al que todo aquello le pilló casi por sorpresa. “Es cierto que teníamos algo de experiencia en la organización de conciertos, pero esto era más serio y más grande donde además nos jugábamos nuestros ahorros. Le pusimos mucha emoción a aquellos primeros correos y en parte, nos sorprendió lo rápido que teníamos el proyecto armado pese a estar vendiendo casi algo abstracto”.
De hecho, explica García, “montar el festival nos ha llevado menos de un año”. Empezaron a fraguar la idea casi como propósito de año nuevo, como el que empieza la dieta en lunes o el que jura que ése es el último cigarro que enciende; y desde entonces, aquel sueño se ha transformado en un cartelón en los que figuran: Ángel Stanich, Biznaga y Rufus T.Firefly, como cabezas de cartel y a los que se unirá casi con total seguridad algún grupo local, tal como adelanta Paz. “Queremos que el Imposible sea también un lugar donde los grupos de la zona tengan cabida, porque es algo que venimos oyendo desde que estamos en contacto con ellos. Muchos se quejan de que no tienen sitio donde tocar, así que queremos que nuestro festival sirva como escaparate para los grupos que están empezando y que realmente tienen potencial”.

Tras los emails, tocó la burocracia para constituirse como asociación sin ánimo de lucro, un proceso que ha ralentizado el contacto con las administraciones públicas. “Nuestro objetivo principal es ser un festival independiente, donde nosotros administremos los grupos y las ideas; y con esa filosofía hemos nacido y queremos seguir adelante”. Sin embargo, y aunque la idea no es ganar dinero, “sí que sería importante poder contar con el apoyo de nuestro ayuntamiento de Almagro o el de la propia Diputación de Ciudad Real, porque entendemos que este tipo de proyectos generan turismo, generan riqueza para las empresas locales y sirven además para fijar población”.
Hasta el momento, ponen en valor, “sólo hemos contado con la ayuda de algunas empresas del pueblo que nos han contactado por redes sociales y con algunos amigos cercanos, que nos están empujando de una forma increíble para continuar con esta locura hacia adelante”.
Entre esas personas, que desde el primer momento ha ofrecido su tiempo y su trabajo de forma desinteresada, Ángel recuerda el nombre de Maribel Díaz, “que no sólo nos está ayudando, es que es parte fundamental de nuestro equipo”.
Mantenerse en el tiempo y situar Almagro como centro de la música alternativa
Como la mayoría de empresas que nacen, en el Imposible Sound conviven las ganas con los sueños de futuro. Las ganas están llevando a sus organizadores a seguir dando grandes pasos para que esta primera edición del festival sea todo un éxito de participación, haciendo que el nombre permanezca en la memoria y en los calendarios de los amantes de la música.
El otro gran reto, que convive con lo anterior, es permanecer en el tiempo, aprovechando el nombre y el tirón de Almagro como centro cultural. “Queremos que el Imposible sea sostenible en el tiempo económicamente y que permita que nuestra localidad se reconozca en toda España a través de un festival en el que estamos apostando por un rock más alternativo, por grupos indies, que al final es una cuota que no está cubierta en nuestra zona”.
Hasta hace unos días, el cartel era un secreto que ha costado mantener en silencio. “Somos bastante bocazas y nos ha costado mantener esta expectación entre nuestro círculo más cercano, incluso”. “Desde que abrimos nuestro perfil en Instagram mucha gente nos ha estado escribiendo y sí que hemos notado cómo, con el paso de los días, esa expectación ha ido subiendo y las ganas se han ido multiplicando”.
Ahora es ya un secreto compartido, un boca a boca que invita a estar en Almagro el próximo 24 de septiembre disfrutando en el Silo de la localidad del que será uno de los últimos festivales de música del verano.
En esta primera edición se espera un aforo de unas 800 personas, que podrán adquirir sus entradas a lo largo de los próximos días, que apuntan, “que tendrán precios más que populares”. De momento, toca esperar un poco más, mientras las canciones en Spotify piden paso para que el oído llegue entrenado a una cita que será histórica no sólo en Almagro, sino en toda la región.
Y como si fuese un comercial de ropa deportiva, recuerden, a IMposible le sobrarán siempre las dos primeras letras.