El presidente de la Asociación Española Contra el Cáncer en la provincia de Ciudad Real, Marciano Sánchez, compartió el viernes en Almodóvar del Campo toda su sensibilidad, en un exquisito acto de presentación del libro solidario que es hondo homenaje a su madre.
Porque en ‘Quiero apagar la luz para mirarte’, este puertollanero de gran vinculación a la localidad almodovareña, retrata el mejor espíritu del ser humano en el acompañamiento, en su caso, a quien le trajo al mundo, durante los que fueron sus 101 últimos días de vida.
Otilia, que así se llama su madre, tuvo en ese descontar vital al que injustamente quedó abocada, como tantas personas a las que les toca un cáncer al final irreparable, la entrega de Marciano, su único hijo, que en esta obra presenta una visión hermosa y descarnada.
De su puño y letra, a modo de diario, refleja los día y noches de la atención con que quiso corresponder a tanto amor de madre, revelándose también como un poeta de cuidada composición lírica e, incluso, como un pintor que sigue volcando tantos sentimientos.
Aristas de una joya como lo fue el acto de presentación en la planta superior del Mercado, junto a la sede local de la Asociación Española Contra el Cáncer, donde música, poesía declamada a viva voz y grabada y palabras de afecto, removieron el alma de los presentes.
En los instantes previos al acto, conducido desde el corazón por Javier Carreras, un amigo incondicional del autor y donde intervino José Lozano, que dijo no estar como alcalde sino también como amigo, Marciano admitía lo especial de hacerlo en Almodóvar del Campo.
“Estamos prácticamente en mi pueblo; nací en Puertollano, pero llevo 30 años viviendo en Almodóvar, con lo cual, pues es mi pueblo”, indicaba, feliz también por verse rodeado de amigos a quienes poder “enseñar a mi madre, una mujer absolutamente fuerte”.
No en vano, ella “estuvo luchando 44 años con un cáncer y nos sacó adelante en todos los sentidos”, apuntaba, reviviendo momentos en que ella “nos recogía de la mano y cuando nosotros estábamos bajos era la que decía ‘¡No! Aquí no hay que tirar la toalla”.
Obra que es, ante todo, un compendio de sentimientos, entre poesía, música, imágenes de lienzos “que he metido también para dar un poco de color”, y códigos QR que a través de dispositivos móviles permiten escuchar y dejarse llevar por la voz humana, en un afán inclusivo para aquellos lectores que cuentan con discapacidades visuales.
Hasta la fecha y desde su primera irrupción allá por primavera, suma ya dos ediciones, lo que da cuenta de la gran acogida que está teniendo ‘Quiero apagar la luz para mirarte (101 días con mi madre)’ y por tanto ventas y por tanto más fondos a su causa benéfica.
“Se está vendiendo, lógicamente, a beneficio de la Asociación Española Contra el Cáncer”, indicaba el presidente provincial de la organización, “con lo cual, miel sobre hojuelas”, expresión con la que también reconoce la solidaridad de la Fundación Vinatea Editorial.
Razones de agenda impidieron al mentor de esta entidad editora valenciana, Salvador Raga, acompañar en el acto como así era su deseo, pero todos tuvieron palabras de gran gratitud por facilitar la cesión de todo beneficio a la Asociación Española Contra el Cáncer, en una edición impresa cuidada y mimada hasta el más último de los detalles.
Preguntado sobre el Marciano que permite descubrir el libro, reconoce una generalidad de impresiones acerca de que “no sabían que yo podía hacer tipo de cosas” y bromea en este sentido con su físico, pero lo cierto es que “yo vengo escribiendo desde siempre”.
Desde los nueve años apostillaba, y se retrotrae a cuando en “los Salesianos [el Colegio ‘San Juan Bosco’ de Puertollano] ya escribía poesías y para el teatro pues hacía libretos… Siempre lo he hecho”. Algunos premios literarios así también lo atestiguan.
“Lo que pasa es que me ha dado muchísimo pudor siempre salir pues a mostrarme tal y como soy y a desnudarme, porque al final esto te desnuda y esto te hace ver determinadas cosas que con la coraza del día a día no ves”, admite.
Por encima de personalismos, lo único que a Marciano Sánchez Cabanillas le mueve hoy día con el libro es que “si con esto podemos ayudar a personas, podemos ayudar a cuidadores, a pacientes y a familiares, creo que tenemos la misión completada”.
Misión que está generando grandes dosis de gratitud como también así expresa Yolanda García Serrano en el prólogo de una obra con la que también su autor, como incidió en la presentación, quiere rendir tributo a todas las personas que son entregadas cuidadoras.
Uno de tantos lectores que a corazón abierto se han sumado a ‘Quiero apagar la luz para mirarte’ es el alcalde, quien habló en la presentación como un amigo más del autor para referir que se lo ha empezado a leer “como me dijo él, a modo de píldoras”, no del tirón.
“La verdad es que me llena de sentimientos, es un libro que hace que te acuerdes de tu propia madre y de mucha gente que está pasando por esta tesitura vital, de lo que pasa en nuestra sociedad en torno al cáncer y en la lucha que tenemos todos”, dijo José Lozano.
Su lectura pausada y reposada, invitando a meditar “capítulo a capítulo” lo es también, indicaba el primer edil, porque “hay veces que es difícil de digerir” y confiesa que hubo de parar en su lectura “porque me emocionaba, me llenaba de sentimientos, ante todo lo que se transmite”.
Lozano, en todo caso, se mostraba muy satisfecho de haber conocido esa faceta creativa de Marciano. “Sé que es ingeniero químico, pero no sabía de esta otra faceta suya que, además, lo hace muy bien y la verdad que este libro nos va a tocar”.
Fueron ya muchas las personas asistentes que adquirieron, y al final se pudieron llevar rubricados en dedicatoria del autor, un ejemplar de los que se pusieron en el Mercado ya a la venta, la cual seguirá en la sede local de la Asociación Española Contra el Cáncer.
Así lo indicaba también la presidenta de la junta almodovareña que estaba muy satisfecha de ver el salón de actividades adyacente repleto de público. “Cualquier actividad que convoca la asociación la gente se vuelca y hoy pues da gusto ver el salón así”, indicaba.
Paloma Ramírez recalcaba la importancia social del libro por cuanto, “todo va a beneficio de nuestra asociación”, al tiempo que, habiendo sido una de sus lectoras, coincidía con tantísima gente en que éste “es un libro que yo creo que nos va a llenar mucho”.