Efeverde
El documentalista, Vicente Amat, reivindica los valores ambientales de la actividad cinegética, que han permitido conservar espacios como los Parques Nacionales de Doñana o Cabañeros, según defiende en su primer libro “Apuntes de Caza” (Editorial Solitario).
Amat, autor de más de 300 películas documentales sobre la actividad cinegética y director de la productora Kalima, ha señalado a Efeverde que su libro reivindica el valor de la caza tradicional y ve la luz en “un momento crucial para el sector cinegético”.
Natural de Argamasilla del Alba (Ciudad Real), Amat considera que “la caza es una de las actividades que conserva mejor la naturaleza, al requerir un medio intacto o poco manipulado (“subdesarrollado”, como decía Delibes), y argumenta que gracias a los dueños de terrenos destinados a la caza “hoy se cuentan en nuestro país con grandes espacios naturales, convertidos, muchos de ellos, en Parques o Reservas Nacionales”.
Caza y recursos naturales
La caza genera “recursos importantes y contribuye a la preservación de la naturaleza, y el mantenimiento y desarrollo de las zonas rurales”, al tiempo que desempeña también un papel de suma importancia en el tejido empresarial y en la gastronomía de los pueblos (curtido de pieles, ropa y equipamiento, alojamientos, así como numerosos platos típicos que son señas de identidad de numerosas regiones: galianos, morteruelo, perdices estofadas de Toledo, paté de venado o jabalí, arroz con liebre y níscalos…), explica Amat.
En su obra, el autor se refiere al “oportunismo de las administraciones encargadas de la regulación (de esta actividad), la falta de coordinación entre ellas y la poca inclinación a escuchar a los agentes implicados y a la gente del medio rural, que son los que mejor conocen la realidad del sector”.
Conocedor, desde hace muchos años, de las cuestiones que atañen al campo y a la caza, Amat es contrario a que se identifique esta actividad con “matar animales”, puesto que el “hecho venatorio” ya se produce sin necesidad siquiera de que exista un solo lance. El cazador –dice- preserva la naturaleza y sólo coge de ella una parte de su excedente poblacional, preservando el entorno y la especie, algo parecido a lo que sucede con los recolectores de setas.
Ilustrado por Luis Lorenzo Sánchez, el libro alterna relatos sobre viajes de caza, dentro y fuera de España, con poesía inspirada en las especies, como la codorniz, la liebre, la paloma torcaz, el zorzal, la tórtola común, la avefría, el conejo y el jabalí.
Relata además las crónicas de sus viajes a lugares apartados de África y Latinoamérica y Europa.
Entre sus proyectos más recientes está finalizar el rodaje de dos nuevas producciones sobre las lagunas saladas de La Mancha, la emisión de sus documentales por una televisión nacional y la edición de un nuevo libro.