El Museo de Ciudad Real Convento de la Merced acaba de incorporar a sus fondos y muy pronto a sus vitrinas una pieza única: la alabarda de la Edad del Bronce hallada en las excavaciones arqueológicas de la Motilla del Retamar, en Argamasilla de Alba.
La pieza, de cobre atacado por la corrosión, tiene cerca de 4.000 años y es excepcional porque se trata de la primera arma de guerra, una herramienta fabricada solo para matar o defender el poblado de atacantes, hallada en contexto arqueológico en una motilla en Castilla-La Mancha, yacimientos únicos de la región, en su mayoría de la provincia de Ciudad Real, que pronto serán declarados bien de interés cultural.
El Ayuntamiento de Argamasilla de Alba, promotor con el apoyo de la Junta de Comunidades de las excavaciones en la Motilla del Retamar, ha hecho la entrega oficial al museo, desde hoy depositario tanto de la pieza original, como de una reproducción elaborada por el Secyr de la Universidad Autónoma de Madrid.
Un día importante para Argamasilla y Ciudad Real
“Hoy es un día muy importante tanto para Argamasilla de Alba como para Ciudad Real, como para Castilla-La Mancha”, ha destacado el alcalde Pedro Ángel Jiménez, en el acto de entrega al director del museo, Ignacio de la Torre, y con la presencia del arqueólogo director de las excavaciones Luis Benítez de Lugo, además del jefe de servicio de la delegación de Cultura Enrique Jiménez y la concejala de Turismo de Argamasilla Noelia Serrano.
De las primeras hachas de guerra de la humanidad
La alabarda, parte cortante de una especie de hacha con mango, similar a los tomahawk de las tribus indias norteamericanas, “es excepcional”, en palabras de Benítez de Lugo, porque es la primera hallada en el contexto en el que se fabricó y utilizó, los restos del poblado de la Edad del Bronce de la Motilla del Retamar, que el Ayuntamiento quiere hacer visitable, tras las primeras campañas de consolidación del terreno, propiedad de la familia Montalvo-Wilmot.
Información desconocida de las motillas
La Motilla del Retamar es importante, según Benítez de Lugo, porque ofrece información complementaria y desconocida en las investigaciones en otros yacimientos con motillas, “en la Motilla del Azuer de Daimiel no había aparecido ninguna alabarda”.
El arma, que exhibirá pronto el museo está diseñada para hacer daño, engastada en un astil. “No se lanzaba, se utiliza como un hacha actual, y probablemente con una función de movimientos organizados con gente entrenada en su manejo; seguro que con ellas dabas un corte y luego rematabas con un cuchillo específico”, explica el arqueólogo.
Quienes utilizaban estas armas en esa sociedad de las motillas, las primeras estructuras complejas sociales después del neolítico, eran personas entrenadas para guerrear. El fin militar de esta pieza, de comienzos del segundo milenio de la Edad del Bronce, tiene que ver con la relación de la cultura de las motillas con otras culturas de la época, como la argárica, en el sureste de la península, con proyección en todo el Mediterráneo.
La alabarda, hallada en las excavaciones del año 2019, apareció junto a grano carbonizado por el paso del tiempo. En este yacimiento el arqueólogo dice que el grano no se guardaba en silos, sino en serones de esparto, que se cogía con cuencos como el que también se ha entregado este viernes al museo.
La Motilla del Retamar no es visitable, por ahora
La Motilla del Retamar, en terrenos de la familia Montalvo Wilmot, no es visitable por el momento, aunque el Ayuntamiento de Argamasilla de Alba trabaja para ello, al tiempo que sigue con la investigación arqueológica. “De momento lo que hemos hecho es vallar la zona y desaconsejamos ir para evitar accidentes”, afirma el alcalde.
El Ayuntamiento pretende que en el futuro, aparte de promover campañas arqueológicas más largas y consolidar lo excavado, se pueda convertir en un yacimiento visitable, al estilo de la Motilla del Azuer, con un pequeño centro de interpretación y abrirla al público. “Estamos también en negociaciones con la familia para que pase a propiedad pública. Entonces si podríamos hacer pasarelas”, dice Jiménez.