Argamasilla de Calatrava está decidida a potenciar con hechos su apoyo a la inclusión de todas las personas y uno de los ejemplos que mejor lo ilustra es la proliferación este año de hasta cuatro cursos diferentes de lengua de signos, unos por iniciativa pública y otra de colectivos, tras la exitosa convocatoria piloto que el año pasado se llevó a cabo.
De ahí que la alcaldesa Jacinta Monroy y el teniente de Alcalde Sergio Gijón, han querido dar esa relevancia visitando a los escolares que asisten puntualmente cada semana a los dos cursos que se celebran en el Colegio ‘Rodríguez Marín’, organizado por su AMPA dentro del calendario de extraescolares pero abierto a alumnos de otros centros.
Un curso que vuelve a impartir Irene Ruiz, al igual que el promovido tiempo atrás por el Consistorio y cuya aceptación, con más de treinta participantes, obligó a hacer un segundo turno. De allí nació la posibilidad de ofrecer esta iniciativa adaptada, en dos niveles, a las edades de los pequeños, y otros dos cursos en la Universidad Popular.
Así sucedió en el caso del colegio ubicado en la calle de la que toma nombre. “Se nos ocurrió porque madres de la directiva del AMPA participamos en el curso que dio el Ayuntamiento y los niños en casa se empezaron a animar y decidimos probar”, afirma María Engracia Monroy, presidenta de esta Asociación de Madres y Padres de Alumnos.
Prueba que ya se tradujo en un curso de diez horas y que, como añade, en el actual también “ha dado muy buen resultado” porque, explica, “acuden 20 alumnos, todos de Primaria”, no sólo del ‘Rodríguez Marín’ e incluso una niña desde Almodóvar del Campo. El nivel más básico está dirigido a los niños más pequeños y el más avanzado a los que tienen más edad.
Las familias también valoran la utilidad, porque “no sabemos lo que puede llegar a pasar en la vida y creo que es bonito también aprender algo diferente”. Lo dice Mónica, a cuyo hijo, asistente al curso, le resulta grato encontrar por la calle a personas que hablan en lengua de signos. “Es algo que antes no le había llamado la atención y ahora sí se fija”.
Esta madre también está aprendiendo la lengua de signos, pero lo hace en el curso de la Universidad Popular que está más enfocado a personas adultas. Luego, en casa, madre e hijo tienen luego la oportunidad de practicar lo que van aprendiendo y seguir educando en valores que en este caso se traduce en “apreciar en su diversidad a personas sordas, mudas o en ambas condiciones”.