Alfonso Caballero Klink nació en la calle Bernardo Balbuena de Ciudad Real hace 70 años. Tras cursar el Bachillerato en los Marianistas, se decidió a estudiar la carrera de Filosofía y Letras en Granada. “Yo quería haberme ido a Madrid pero eran los años convulsos, políticamente hablando, y mis padres me convencieron de que me fuera a Granada”, explica en una entrevista concedida a Lanzadigital.
Su vocación siempre ha sido la arqueología
“Mi vocación siempre ha sido la arqueología”, añade Caballero quien recuerda que se especializó en Historia del Arte en Sevilla porque Arqueología solo se podía cursar, entonces, en Madrid. “El mundo del arte y de la arqueología son más que hermanos, vidas paralelas” y, de hecho, así lo puso de manifiesto en su tesis doctoral “Arte Prehistórico Esquemático en la provincia de Ciudad Real”, con un enfoque más artístico de una realidad arqueológica.

Inició su carrera profesional como profesor de la entonces recién creada Universidad Autónoma de Madrid. “Cuando acabé la carrera tuve mucha suerte de conocer a unos profesores de esta universidad, excavé con ellos en el Cerro Macareno, en Sevilla, en concreto von Gratiniano Nieto, que era el rector de la universidad, y con José Lorenzo Sánchez Messeguer, que actualmente vive en Granátula de Calatrava y colabora mucho con el grupo de desarrollo del Campo de Calatrava, ha trabajado en las excavaciones del Palacio de Clavería, y que para mí ha sido mi maestro y al que le debo muchas cosas relacionadas con mi profesión de arqueología”, añade.
Tesis doctoral sobre la pintura rupestre esquemática en Sierra Morena
En la Autónoma estuvo 10 años como Profesor No Numerario, aprendiendo arqueología, los métodos arqueológicos, perfeccionando su profesión, y allí, también, empezó y terminó su tesis doctoral sobre la pintura rupestre esquemática en Sierra Morena, Ciudad Real. Opositó logrando en el año 1984 ser número uno y optar a la plaza de Conservador de Museos para el conocido, entonces, como Museo de Ciudad Real.
Director del Museo de Ciudad Real
Aquí, en su localidad natal, trabajó una década como director del Museo de Ciudad Real-Convento de La Merced, último destino antes de iniciar su etapa en Toledo, primero como jefe de Servicio de Patrimonio, Mueble, Museos y Arqueología de la extinta Dirección General de Patrimonio y Museos de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, y después como director del Museo de Santa Cruz-Santa Fe, donde estuvo casi ocho años abanderando retos importantes y exposiciones temporales de peso. “Intenté continuar más tiempo pero la ley, entonces, lo impedía y con 65 años me tuve que jubilar”, recuerda.

Comisario de grandes exposiciones
“Tuve la gran suerte de que el Gobierno regional me rescatara un poco; Emiliano García-Page me ofreció comisariar, en 2016, una exposición que se celebró en la catedral de Sigüenza, ‘A Témpora’, una muestra conmemorativa del IV centenario del fallecimiento de Shakespeare y Cervantes. Fue una experiencia maravillosa por el enclave, el claustro de la catedral que es el gran desconocido. La muestra fue un éxito enorme, visitada, en un año, por 54.000 personas”, añade Caballero Klink.
Un año después, le ofrecieron comisariar otra exposición, “A Tempora. 6000 Años de Cerámica en Castilla-La Mancha” en Talavera de la Reina. “La hicimos en Santa Catalina, una macro-exposición, soberbia, impensable hoy en día por la pandemia, y que fue también otro gran éxito superándose las 100.000 visitas”, recuerda.
El Greco en 2015
Alfonso Caballero Klink recuerda con especial cariño las dos grandes exposiciones que sobre El Greco organizó siendo director del Museo de Santa Cruz en Toledo. “Me consideré una persona privilegiada por poder ver, todo el tiempo que quisiera y a todas las horas, las maravillosas obras que la Fundación El Greco trajo para las exposiciones”.

Se refiere, en concreto, a las muestras ’El Griego de Toledo. Pintor de lo invisible y lo invisible”, una exposición que fue considerada eje central de las actividades del Año Greco preparadas por la Fundación Greco 2014 con motivo del IV Centenario de la muerte del pintor, y a “El Greco : arte y oficio / Museo de Santa Cruz”, en 2014.
Sigue investigando y preparando proyectos
Alfonso Caballero Klink es actualmente el presidente del Instituto de Estudios Manchegos de Ciudad Real. “Llevamos un tiempo coordinando con el Ayuntamiento unas jornadas sobre Juan II aunque la pandemia nos ha obligado a posponer las últimas sesiones y no se podrán realizar hasta que la capital regrese a la fase II”, explica.
“Están siendo un gran éxito; el aforo son 50 personas pero luego, por YouTube, han sido visualizadas por mucha gente, ha habido una respuesta muy generosa, muy grande, a las mismas”, explica.
Padre putativo del Parque Arqueológico de Alarcos
Otro hito importante en la vida profesional de Alfonso Caballero fue la creación del Parque Arqueológico de Alarcos, del que es uno de los padres putativos, no en vano la primera excavación la dirigió él, en 1984. Tres o cuatro años después pasó a ser co-director de este importante yacimiento junto con Antonio de Juan y Macarena Fernández.
“Previamente también había hecho eso en La Bienvenida, en el Valle de Alcudia, donde empezamos a excavar Carmen Fernández Ochoa, catedrática y compañera mía en la Autónoma desde mis comienzos. Nadie había excavado aquí. Lo único que estaba excavándose era La Motilla del Azuer, con un proyecto de la Universidad de Granada, y la Autónoma de Madrid en Oreto, en Granátula de Calatrava. Ya no había más, cuando en otras provincias como Jaén, Toledo o Albacete tenían muchas excavaciones en marcha”, añade.

Una vida profesional que se refleja en su biblioteca
La prolífica actividad profesional de Alfonso Caballero Klink se refleja, como no podía ser de otra manera, en su biblioteca privada. Miles de libros, catálogos de exposiciones e, incluso, una gran colección de alfarería popular inundan casi todas las estancias de la casa y eso que, explica, muchas piezas y libros los ha donado ya a instituciones.
“Nunca he contado los libros que tengo. Nunca he buscado la masificación”, añade. Destacan, por su gran volumen, los libros de arqueología y de arte. “Un arqueólogo no puede olvidar la etnografía y también tengo muchos ejemplares de prehistoria, sobre todo de arte rupestre”.
Alfonso Caballero relata que, de cuantos tiene, el libro con mayor valor sentimental para él es su tesis doctoral. “Creo que el trabajo de la vida de un investigador es su tesis doctoral. A partir de que eres doctor diversificas más cosas, entras en una etapa de madurez, se tocan otros palillos y te mueves en otras cosas pero el gran trabajo de uno es su tesis doctoral”, explica.
Libros sobre pinturas rupestres
“No tengo libros preferidos. El de Pilar Acosta, sobre la pintura rupestre, marcó un hito en los estudios del arte rupestre. Tengo una copia de otro anterior, de los años 30, un trabajo de investigación del que es el padre del arte rupestre a nivel mundial, de la prehistoria europea, el abad Henri Breuil, “Les peintures rupestres schématiques de la Péninsule Iberique”, de 1933, en el que en su capítulo III se centra en las situadas en Sierra Morena, en la zona de Aldeaquemada”, afirma Alfonso Caballero.

Conserva también, fue un regalo de un amigo, un Boletín de la Sociedad Geográfica de España, de 1896, con varios capítulos sobre la Historia de Ciudad Real, escrito por Antonio Blázquez y Delgado-Aguilera. “Posteriormente lo transcribió, sin apenas cambios, en su ‘Historia de la Provincia de Ciudad Real’ que publica en Ávila ocho o diez años después, un libro de referencia, de consulta, junto con el ‘Diccionario histórico, geográfico, biográfico y bibliográfico de la provincia de Ciudad Real’ de Inocente Hervás y Buendía”, explica.
De Bellas Artes y catálogos
Lugar destacado en su biblioteca ocupan también los libros de Bellas Artes y los catálogos de muchas, y grandes, exposiciones, libros de arte, de pintores, de escultores, de su etapa de Toledo, todos los libros publicados por la Junta de Comunidades, los 23 volúmenes de la colección noble, etc. También ocupan un lugar preferente libros sobre la pintura de Ángel Andrade o sobre el pintor Fernando Yáñez de la Almedina del que tiene cinco o seis ejemplares.
Una importante colección de alfarería popular
“Desde hace muchos años he ido comprando piezas, ahora ya no hay, sobre todo en el Rastro de Madrid. Raro era el domingo que no iba y siempre aprovechaba para adquirir alguna. Al principio compraba más compulsivamente, luego ya fui seleccionando, y prácticamente todo lo que tengo es de Castilla-La Mancha, de Toledo, de Cuenca, de Priego, Villaseca, de Puertollano, los famosos “pucheros del Voto”, muchos son cántaros, recipientes para contener líquidos, aguardiente, para calentar las camas, para guardar queso, platos, etc, de tipología muy variada y algunas piezas muy antiguas”, explica durante la entrevista.
Muchos ejemplares del Instituto de Estudios Manchegos
Alfonso Caballero Klink es consejero del Instituto de Estudios Manchegos desde 1984 y, actualmente, es también su presidente desde hace cinco años cuando sustituyó en el cargo a Francisco Alía. En su biblioteca se conservan algunos de los primeros cuadernos de este instituto, de 1959.