A. R.
Eran, la mayoría, vehículos de trabajo, en los que transportar herramientas o productos, y ahora, heredadas o rescatadas de un almacén, garaje o chatarrería, son “niñas bonitas” de sus propietarios a los que les apasiona el coleccionismo y la restauración.
En torno a cuarenta aficionados a las bicicletas clásicas exhibieron ayer más de un centenar de estos vehículos, la mayoría de entre los años 50 a los 80, en el Cere de Miguelturra. Organizado por la Asociación Cultural Club de Bicicletas Clásicas de Miguelturra, el encuentro, en su cuarta edición, congregó a participantes de otras localidades de la provincia como Tomelloso y aficionados llegados de, entre otras latitudes del país, Madrid, Toledo, Alicante y Valencia que mostraron sus trabajos de recuperar y “devolver la vida” a estos vehículos que, transmitiendo cariño y causando admiración, han vuelto a rodar por las calles.
Algunas mantienen el “encanto del óxido”, con “sus marcas de vida”, y parecen haber pasado por “mil batallas”, mientras que otras son restauradas al cien por cien, cuidando el mínimo detalle, para mostrarlas tal y como salieron de fábrica, comentó el toledano Pepe Jiménez, que cuenta con la web de restauración ‘PePedales’ y exhibió una BH de señora, de paseo y plegable del 74, una bici de cicloturismo GAC de finales de los 70 con el acabado en madera y una Orbea de pista de los 60 con manillar de carretera y freno a contrapedal.
También hubo bicis francesas como una Motobécane de finales de los 50, la Flying Pigeon china, la india Roadmaster y la portuguesa Pasteleira Yeyé en un encuentro en el que se presenció, así mismo, un cuadro original de la Dirección General de Correos y Telégrafos, una recreación de la bici de la Unidad de Velocípedos de la Guardia Civil y otra de una bici de los años 20 con faros de carburo, freno delantero de cuchara y trasero a contrapedal, con un reloj de bolsillo en el manillar y un cascabel como timbre.
Entre los timbres más curiosos también se pudo ver uno que accionado con un gatillo hace que los radios de la rueda delantera toquen la campana del llamador, aunque en otros modelos se optó por bocinas, hubo bicis que cargaban con útiles como azadas y muchos lucieron fuertes transportines de forja para llevar maletas, neveras, esportillas o alforjas con productos de la huerta.
Volver a rodar
Cada bici tiene asociado un recuerdo, una vivencia, son antiguas y al mismo tiempo auténticas, comentó Pablo Palomares, tesorero de la Asociación miguelturreña, que resaltó la satisfacción de recuperar estos vehículos y volver a ponerlos a rodar.
Óscar Ramos, de Madrid, trajo una bici italiana con el peculiar manillar condorino y los cables de cambio por dentro del tubo del cuadro, los valencianos Vincent e Inma acudieron con un tándem holandés Gazelle del 75, y todos los participantes recibieron como presente timbres cedidos por www.biciclasica.com que patrocinó el evento junto con Team Pati. Además, se les entregó un vale de descuento del 15 por ciento para la tienda online biciclasica y se sorteó un sillín clásico Lepper que finalmente ganó el tomellosero Luis Alberto Sevilla Moreno.
El encuentro, al que acudieron participantes caracterizados de la época de sus vehículos, incluyó un bici paseo urbano por Miguelturra y culminó con un tentempié y una fraternal comida.