La pandemia global del coronavirus deja historias personales como la de Benito Garrido, presidente del patronato rector del parque nacional de Cabañeros y exalcalde de El Robledo, que vive junto a los italianos el confinamiento de todo el país para evitar que el virus se siga propagando.
El mes pasado se desplazó a Farneta, un pueblecito de la Toscana “más pequeño que El Robledo”, apostilla, en el que vive su hija, por el nacimiento de su segundo nieto. Sus planes y los de su mujer eran estar unas semanas, pero en medio les ha pillado la crisis del coronavirus, que les mantiene aislados en casa hasta nuevo aviso.
Cuando vuelva se aislará en El Robledo
No le afecta la prohibición de los vuelos directos España-Italia (viajó en su propio coche), ni tiene que incorporarse al trabajo (está recién jubilado) pero sí la prohibición de desplazarse entre municipios a menos que exista una razón justificada; es decir, no sabe cuándo podrá regresar y si lo hace permanecerá aislado voluntariamente en casa quince días “por si me he contagiado sin saberlo”.
Desde Farneta, un pueblo próximo a la ciudad de Lucca donde según dice vive “muy tranquilo, aislado del bullicio y los virus”, Garrido responde a este cuestionario para Lanzadigital.com en el que describe cómo es la vida de confinamiento por el coronavirus en Italia.
Pregunta.- ¿Cuándo tenías previsto regresar a España?
Respuesta.- Hace cuatro días que nació mi nieto. Mi mujer y yo teníamos pensado volver a España cuando el bebé estuviera un poco “escagalado”, como dicen en mi pueblo, y se hubieran resuelto las tareas domésticas de acomodo a la nueva situación familiar. Con esta circunstancia sobrevenida, el regreso se tendrá que posponer hasta que podamos volver con seguridad.
Viajó antes del brote del virus en Italia
P.-¿Cuándo viajaste estabas informado de la situación de la pandemia?
R.- Vine hace un mes. Al venir conocía lo que estaba pasando en China, pero todavía no había surgido el brote en Italia. De todas formas, aunque intuía que antes o después la epidemia nos afectará a casi todos, pensaba que el miedo al contagio no debe condicionar nuestras relaciones familiares.
P.-¿Hay algún caso de coronavirus en tu familia o en personas cercanas a ellos?
R.- No. No sé de ningún familiar ni conocido afectado. Hoy [por el martes] se ha sabido que el alcalde de Lucca, Alessandro Tambellini, sí lo está y han entrado en cuarentena todos los miembros el equipo de gobierno.
P.- ¿Cómo te están afectando las medidas restrictivas en Italia en lo personal, me refiero si has perdido vuelos, etc?
R.-No, no me afectan de momento. Vine en coche. Mi hijo, que estaba aquí, salió para España justo el día antes de que empezasen las restricciones.
P.- ¿Te han informado de lo que tienes que hacer en caso de que vuelvas a España?
R.- Supongo que lo mismo que estoy haciendo aquí, estar en casa el mayor tiempo posible, huir de las aglomeraciones y lavarme mucho, mucho las manos.
Además, como no sé si en los últimos días de mi estancia podría haberme contagiado sin saberlo, permaneceré aislado en mi casa durante un par de semanas.
Hace unos días no pude comprar arroz ni pasta
R.– ¿Cómo se está viviendo la crisis del coronavirus en Italia?, ¿hacéis vida normal, salís, entráis y visitáis ciudades y monumentos o no?
R.- Esta región no está en la ‘zona roja’ que desde el principio acumula las mayores restricciones. A pesar de ello, hace un par de semanas empecé a ver estantes vacíos en los supermercados de alimentación. Sin llegar al desabastecimiento, no pude comprar arroz o pasta hasta que unos días después fueron reponiendo. Fueron las primeras señales de que la población empezaba a sospechar lo que vendría después.
Se empezaron a divulgar mensajes y consejos en los medios de comunicación invitando a extremar la higiene y a quedarse en casa cuando no sea imprescindible salir. La semana pasada anunciaron de un día para otro que mi nieto el mayor no tenía que ir a la escuela durante diez días como medida de contención de un contagio masivo.
A partir de hoy [martes] se ha alargado el plazo hasta un mes y se ha prohibido el desplazamiento de un municipio a otro sin justificación urgente expresa a lo largo de todo el territorio nacional. Se han cancelado también los vuelos desde y hacia Italia.
Los ‘supers’ no abren los fines de semana
Los supermercados cerrarán sábados y domingos y no se permitirán aglomeraciones en ellos. Sólo podrá acudir a la compra una persona por familia. Han cerrado cines, estadios, iglesias… todos los lugares en los que pueda reunirse mucha gente (bares y restaurantes permanecen abiertos).
La gente está muy concienciada y evita el contacto físico, guardan la distancia al hablar contigo. Estas medidas han llegado tan de repente que la población no habla de otra cosa y tengo la sensación de que lo que antes era precaución, en muchos casos se está convirtiendo en miedo.
P.- ¿Qué es lo que más te ha llamado la atención de la crisis del coronavirus?
R.-Las repercusiones económicas que está teniendo una enfermedad cuyos efectos sólo llegan a ser mortales cuando hay otras patologías añadidas. Que los gobiernos tiemblen, la Bolsa se hunda, cierren fábricas o las empresas reduzcan plantillas cuando convivimos con tragedias a las que nos hemos acostumbrado como el hambre, el calentamiento global, la intransigencia religiosa, el odio racial… sólo puede explicarse si añadimos a las consecuencias reales una buena dosis de miedo, que es la emoción más difícil de controlar.
P.-¿Qué consejo envías para España desde un país cerrado por el coronavirus?, aquí la gente también se está poniendo nerviosa
R.- No soy quién para dar consejos. Mejor que hagan caso a los médicos y al sentido común.