Ochenta y un centros educativos han abandonado el programa bilingüe en los últimos años en Castilla-La Mancha. El instituto Torreón de Ciudad Real, que es bilingüe, y el colegio La Espinosa de Daimiel, en proceso de abandono, someten a examen el programa
El bilingüismo en la educación apareció hace unos años en colegios e institutos de Ciudad Real y de gran parte de España, como un publicitario con luces de neón que simbolizaba modernidad, innovación, más Europa y más futuro para los chavales, que es en definitiva lo que más preocupa a las familias.
Lola Sánchez, directora del instituto Torreón, explica que la incorporación de la lengua británica como vehicular fue un ofrecimiento de la delegación provincial. Los alumnos venían del colegio de primaria José María de la Fuente, donde habían dado los primeros pasos con el bilingüismo, y se trataba de afianzar esos conocimientos en la ESO.
“Había gente que estaba más a favor y otra más en contra, pero este centro siempre se había caracterizado por implicarse en proyectos innovadores y éste era uno de ellos”. La mayoría lo consideraron un avance, al igual que lo han sido otros proyectos pedagógicos relacionados con la digitalización, destaca Sánchez, y así fue como 13 alumnos fueron la avanzadilla de la implantación del programa bilingüe en el curso 2006/2007.
El instituto Torreón fue el primero de la capital en implantarlo. Le siguieron el Hernán Pérez del Pulgar y el Maestre de Calatrava en inglés, y el Atenea en francés. Son cuatro institutos de seis en la capital. Pero no fueron los únicos de la provincia, como tampoco lo fue el colegio José María de la Fuente.
Cuando hace doce años Pablo Yepes, director del colegio La Espinosa de Daimiel, llegó como profesor al centro, el inglés ya estaba incorporado, desde infantil a sexto de primaria. En la actualidad, forma parte de la larga lista de centros educativos que han optado por el abandono progresivo de un programa que en todos no ha funcionado.
Según fuentes de la Consejería de Educación de Castilla-La Mancha, en el curso 2021/2022 están en marcha 610 proyectos bilingües en la región, 151 correspondientes a Ciudad Real. El porcentaje es alto, alrededor del 30 por ciento de los centros educativos están adscritos.
En Ciudad Real, en los últimos cuatro años han desaparecido 10 proyectos de bilingüismo en las aulas. En cambio, algunos no han perdido su confianza en las posibilidades que ofrece una educación con más lenguas vehiculares aparte del castellano. Así pues, han entrado 21 nuevos proyectos, correspondientes a 19 centros.
Objetivo en el primer día de clase: acostumbrar el oído
“Hello. Good morning”. Hasta aquí todo bien, pero ¿y después? Pedro José Serrano, profesor de inglés y coordinador del proyecto en el instituto Torreón, explica que “para los alumnos que vienen del colegio bilingüe no existe dificultad, porque van a tener continuidad”. Ellos mismos se coordinan con los profesores del colegio José María de la Fuente en cuanto a metodologías educativas.
El vértigo lo pueden sufrir los chavales que vienen de colegios sin programa bilingüe y, que sí, se van a enfrentar a clases en las que no va a aparecer el castellano. “Alguna explicación puedes hacer si alguien se ha perdido, pero el uso de la lengua castellana aquí es la excepción”, reconoce Serrano.
Lejos de intentar causar un trauma a los chavales, con aire tranquilizador el profesor comenta que “está claro que la incorporación se suele hacer de una manera muy gradual”, por lo que “no suele causar problemas”. “Es más acostumbrar el oído y utilizamos mucho la gestualidad”, aclara.
Puede que en los primeros días algunos niños y niñas estén “más callados, especialmente tímidos”, porque sienten vergüenza al hablar en inglés, pero Pedro insiste en que “enseguida se sueltan, antes de lo que uno cree”, en muchas ocasiones sin ayuda de academias. Hay que tener en cuenta que “están en un grupo, no eres tú solo delante del profesor”, y siempre van a tener el respaldo de sus compañeros.
Aprender las partes del intestino delgado en inglés
Geografía e historia, biología y geología, plástica y música, aparte de inglés, son las cinco asignaturas comprometidas en el programa bilingüe del instituto Torreón, en los cuatro cursos de ESO. Serrano explica que “suelen ser las más comunes, las que dan más pie a las enseñanzas bilingües”.
Siempre dicen que las matemáticas, al ser más técnicas, son más complicadas de dar en una lengua extranjera. Sin duda, comenta, “es una cuestión de opiniones”. Está claro que lengua y literatura tienen que impartirse en español, pero en muchos centros la educación física suele estar entre las asignaturas que se imparten en inglés.
¿Cómo es una clase de biología en inglés? Pues “prácticamente igual que si fuera en español, lo único que tienes que tener en cuenta es que los contenidos tienen que ser 100 por cien en inglés”, aclara Montserrat Hernández. Además, se sirve de una metodología muy interactiva, “con muchas aplicaciones, muchos videos”.
La mayoría de los términos de biología son muy parecidos, comenta Hernández, “porque proceden del latín”, pero otros no lo son y los profesores tienen que incidir en que los alumnos aprendan en los dos idiomas. Las partes del intestino delgado, íleon, yeyuno, “ya suenan raras en español, son términos que los chavales nunca han oído”, por lo que en inglés más.
“Yo no soy profesora de inglés, sino de biología, y por supuesto que los chavales tienen que aprender los conceptos en inglés, pero tienen que aprender biología primero”, comenta la profesora. Es tarea del profesor asegurarse de que los aprenden en su lengua materna.
De hecho, Lola Sánchez aclara que los alumnos que dan biología cuatro años en la lengua anglosajona luego pasan a bachillerato en castellano y “no tienen ningún problema” y “suelen tener notas bastante altas”.
Los profesores se ponen las pilas: del nivel B2 al C1
Aprender en inglés es un reto para los alumnos, pero también impartir clase para los profesores. Originalmente era necesario tener un nivel B2, aunque está previsto que pase a un C1. En el Torreón la mayoría de los docentes ya tienen un C1 y “solo existen un par que se lo están preparando”. Tienen dos años de plazo.
La implicación del profesorado para mejorar sus competencias comunicativas en lenguas extranjeras ha sido fundamental. Sánchez señala que “en 2007 había que animar a los profesores y no había gente tan preparada”. Pero desde entonces, afirma, “el nivel en general de las asignaturas no lingüísticas ha mejorado muchísimo en nuestro centro”.
“La gramática es necesaria, pero para nosotros no es tan fundamental”
A las clases de inglés el programa afecta en la medida en la que cobran protagonismo las destrezas orales. Fernando Mariscal, que es también profesor de inglés, explica que el currículum es el oficial, pero “en España, hasta hace bien poco, los alumnos que terminaban Bachillerato sabían mucho de gramática, pero no poner en práctica esos conocimientos”.
Ahora, el objetivo es “que el alumno, cuando llega a cuarto de la ESO, sea capaz de defenderse ante cualquier situación comunicativa que se le pueda plantear como ciudadano”. Y, de hecho, es habitual la historia de familias que van a Inglaterra en vacaciones y descubren con fascinación “cómo se defienden los chicos”. “La gramática es necesaria, pero para nosotros no es tan fundamental”, añade el jefe de estudios.
Aparte hay que tener en cuenta que los alumnos del programa bilingüe, en vez de tener las 4 horas de inglés normales, tienen 5, porque el instituto está asociado al Ministerio de Educación a través del British Council. La hora 31 la dan a través de un aula virtual y por videoconferencias los lunes por la tarde.
Las actividades extraescolares cobran un especial protagonismo, desde obras de teatro en inglés, a viajes culturales e intercambios. Los han hecho con Reino Unido, Irlanda e incluso Alemania, a través de los diferentes Erasmus+, y su paralización derivada de la pandemia los ha pillado “descolocados”. Los de tercero todavía no han podido salir.
El término bilingüismo “no es el adecuado”
La pregunta del millón es si los alumnos llegan a ser bilingües. Pedro José Serrano comenta que, en primer lugar, habría que definir qué es ser bilingüe, “porque realmente solo se es si se nace o se cría una persona con dos lenguas”. “El bilingüismo es una de las cosas que más confunde a la gente, es un término que no hemos elegido nosotros y que no es el adecuado”, apunta.
Bajo su punto de vista, la cuestión no es llegar a ser bilingües o no, “sino qué nivel de competencias y de compresión tienen nuestros chicos de cuarto de la ESO”. Y los resultados están ahí, el año pasado todos pasaron el examen que organiza la Junta de Comunidades de B1.
Esto significa que “en cuarto de la ESO nuestros alumnos ya van a tener el nivel que les van a exigir en la universidad en cualquier carrera”. Pero es que cuando los alumnos están en bachillerato, en el Torreón, señalan sus profesores, “la mayoría tienen el B2 y algunos se preparan para el C1”.
Serrano apostilla que ya quisiera ella que “la mayoría de los estudiantes universitarios tuvieran ese nivel”. Por cierto, tienen algunos que han optado por cursar carreras bilingües y otros que han acabado en universidades del extranjero, lo que, en palabras de la directora, “avala la calidad del bilingüismo en este centro”.
El programa es voluntario y el perfil de los alumnos es el de “un instituto de ciudad”
El programa es voluntario y no tiene filtros, es la familia la que decide matricular a su hijo en el proyecto bilingüe, que en el Torreón llega al 60 por ciento del alumnado, 241 chavales. El grueso procede del José María de la Fuente, pero también reciben estudiantes de otros colegios de alrededor, del Carlos Vázquez, María de Pacheco y del Ferroviario.
El perfil tiene que ver “con el de un instituto de ciudad que está en el centro”. Va el alumnado que le toca por zona y otros atraídos por el programa bilingüe, y Serrano indica que “mientras que otros centros han notado una bajada de estudiantes por la caída de la natalidad, nosotros nunca hemos tenido esos problemas”. “Hay alumnos que vienen claramente aquí porque tienen una oferta clara y muy distinta”, señala.
Y “no hay un perfil específico” al margen del resto de los institutos de Ciudad Real, apostilla la directora. Por supuesto, hay muchos alumnos que tienen padres que ejercen profesiones liberales, muchos hijos de profesores y otros que estudiaron en este instituto Formación Profesional.
Los alumnos buenos no siempre acaban en el programa bilingüe
“Los alumnos buenos y malos aparecen en las dos ramas”. Dispuestos a eliminar el mito de que los mejores estudiantes acaban en las clases bilingües, los profesores afirman que optar o no por el bilingüismo “es una cuestión de motivación”. Si la familia cree que el inglés es importante y los jóvenes tienen ilusión por hacerlo, recomiendan entrar en él. “El instituto tiene ya una exigencia importante, por lo que es importante que los alumnos estén contentos”, señalan.
Asimismo, cuando una familia se plantea abandonar el programa por los malos resultados de su hijo, el debate tiene que ser “si el problema es la capacidad lingüística o de actitud”. Si el inglés no le resulta “especialmente complicado”, Pedro José Serrano recomienda “que se mantenga en el programa, porque los malos resultados no son achacables a la lengua”.
“Para nosotros es un programa de excelencia”
Pese a que han escuchado en la prensa el abandono del programa por parte de algunos centros educativos, quince años después de la puesta en marcha, la directora del instituto afirma que “la valoración es positiva”. Lola Sánchez puntualiza que en el Torreón no se lo han planteado “en ningún momento”. “El programa funciona bien, el claustro está conforme y las familias están contentas”, dice.
Todo pese a que el programa es complejo de ejecutar, reconocen, porque “los horarios son mucho más complicados” para los docentes, que además adquieren un mayor compromiso a la hora de formarse. “Creemos que todo el trabajo está invertido, porque los resultados son buenos. Para nosotros es un programa de éxito, de excelencia”, concluye la directora.
Los colegios que deciden abandonar: aprender inglés “tiene que ser de otra forma”
La historia en el colegio La Espinosa de Daimiel ha sido muy diferente. Hace cinco años comenzaron el abandono progresivo del programa bilingüe en las aulas y el único resquicio que queda son las clases de ‘science’ en quinto y sexto de primaria. “Si tenemos que aprender inglés tiene que ser de otra forma, por lo menos en este colegio”, dice Pablo Yepes, el director del centro.
Ciencias naturales fue la asignatura comprometida en el programa para el uso del inglés como lengua vehicular, desde infantil hasta sexto de primaria, para todos los alumnos. El abandono tiene que ser paulatino, de manera que empezó con infantil y primero de primaria, y luego cada año han eliminado un curso más. En dos habrán dejado por completo ‘science’.
La experiencia, según explica el director de este colegio con 197 alumnos, “nos ha dicho que el medio para el aprendizaje del idioma, utilizado como lengua vehicular para dar los contenidos de un área, con contenidos muy específicos, no es la forma más eficaz”.
Libros de ciencias con estructuras gramaticales que los alumnos no entienden
El principal conflicto se produce porque los libros de ‘science’ introducen estructuras en inglés que los alumnos “todavía no tienen consolidadas”, de manera que, según el profesorado, “así es difícil la compresión de los contenidos”.
“Dar clase en inglés es prácticamente imposible, porque los alumnos no tienen la base que necesitan para entender de principio a fin una sesión”. La profesora de ciencias naturales en el colegio, Sara Garzás, confirma esta situación: la mayor parte de las explicaciones son al final en castellano, y los conocimientos en inglés no van mucho más allá del vocabulario y “alguna frase hecha”.
Este intercambio de castellano e inglés ocurre en el transcurso de las clases y en los exámenes. Garzás confiesa que “las pruebas de evaluación tienen parte de español”, ya que si a los alumnos de primaria ya les resulta difícil explicar, por ejemplo, el aparato respiratorio en castellano, lo es mucho más en inglés. “No debería ser así, pero en realidad no cabe hacerlo de otra forma”, explica.
También se pronuncia Juan Luis Valiente, profesor de inglés y coordinador del programa bilingüe en el colegio, que reconoce que “el problema surge cuando los mismos libros que supuestamente están adaptados tienen unas estructuras y tiempos verbales muy diferentes a las que se imparten en inglés”. Resulta contradictorio, pero el nivel de los libros de ‘science’ está por encima de los de inglés.
Aquí es donde empieza la confusión de los chavales. El traductor de Google se convierte en una herramienta casi indispensable, cuando las familias, que son la mayoría, no entienden la lengua anglosajona y no pueden ayudar a sus hijos con el idioma. Los chavales además recurren a las clases particulares de para resolver sus dudas de ‘sciencie’.
El programa no ha sido ·un fracaso”, pero esperan obtener mejores resultados académicos
Durante los últimos años el programa bilingüe trascendió como un “plus”, pero en este tiempo ¿el colegio La Espinosa ganó en calidad educativa? El director lo tiene claro, “no, al contrario”. Yepes considera que “ahora los contenidos que consideramos esenciales de ciencias naturales van a quedar más claros, los alumnos los van a asimilar mejor” y, por lo tanto, “los resultados académicos van a ser mejores”.
Entra en juego la falta de motivación que empezaba a extenderse entre los alumnos y el conjunto de la comunidad educativa. Yepes señala que “las mismas familias habían empezado a restarle valor al área de ciencias naturales por las dificultades que entrañaba”. Pero es que, Sara Garzás hace referencia al “esfuerzo extra” que suponía para el profesorado, con guías didácticas en inglés.
Con esto, aclara Pablo Yepes, no pretenden “desprestigiar o no darle importancia” al conocimiento del inglés, “ni muchísimo menos”. El director advierte que lo que les lleva a abandonar este proyecto es que consideran que “existen otras maneras mucho más efectivas y prácticas de aprender el idioma”, y no debe de ser a costa de las ciencias naturales.
En Daimiel no está claro que impartir ‘science’ haya sido un reclamo. “Incluso, me atrevería a decir que es al revés”, añade Yepes. La cercanía y las actividades que organiza el colegio a lo largo del año están entre las razones que llevan a las familias a matricular a sus hijos, entre los que hay muchos descendientes de antiguos alumnos.
La decisión ha sido “muy meditada y consensuada con todas las partes”, comenta el director, que advierte que los últimos años “tampoco han sido un tiempo perdido”. “Los resultados están ahí. Me gustaría que fueran más altos, está claro, pero tampoco es un fracaso”, apostilla.
Un nuevo enfoque
A la hora de aconsejar a las familias de sexto de primaria, Yepes utiliza el mismo criterio que en primaria al decir que “la experiencia nos dice que el aprendizaje de la lengua utilizando áreas técnicas no es práctico” y Sara Garzás apostilla que, al final el alumnado del programa bilingüe, no obtiene más fluidez en inglés a la hora de expresarse o comunicarse. Cabe señalar que en Daimiel no existe además continuidad en el instituto de ‘science’, sino que luego los alumnos pasan a tener matemáticas en inglés.
El director aconsejaría seguir por un programa bilingüe en el caso de que los hijos tengan facilidad para el aprendizaje del inglés. “Forzar a un alumno con 12 años igual no es lo mejor”, señala Yepes. El caso es que, su experiencia le dice, que es “escaso” el alumnado que decide continuar con el programa bilingüe.
El inglés cada vez está más presente y los chavales tienen cada vez los oídos más abiertos. Ahora, el inglés se imparte en infantil y desde pequeños, señala Juan Luis Valiente, “acceden a cantidad de información, a través de los medios de comunicación, internet o los juegos”. Una simple búsqueda en la red lleva a páginas en inglés y muchos de los juegos y aplicaciones que utilizan también son en inglés. La motivación cada vez es mayor para el uso del inglés, que aparece en sus series favoritas y en la música que escuchan.
Los tiempos han cambiado, pero el profesor reconoce que, “está claro que la forma de aprender una lengua requiere de una inmersión completa dentro de una comunidad que hable ese idioma”. Por eso, les dice a los chavales, que cuanto más practiquen la lengua, mucho mejor, y que si se apuntan a una academia será positivo. “Esto es como quien aprende a tocar la guitarra: cuanto más practique, mejor le saldrá”.
Como profesor de inglés, Juan Luis Valiente recomienda participar en el programa bilingüe, pero “siempre y cuando haya un cambio en el enfoque”. A su juicio faltan “auxiliares en conversación nativos, que apoyen al profesorado”, unos docentes más cualificados para impartir asignaturas en inglés y adaptar los libros de texto. En resumen, un nuevo modelo adaptado a cada centro que permita avanzar a toda la comunidad educativa en su conjunto en el conocimiento de las lenguas.