Brazatortas volvió a vivir de formar multitudinaria la romería de San Isidro, celebrada en el paraje de Navalcaballo, en el entorno de la pradera y de la ermita dedicada al santo desde los años 70 del pasado siglo.
“Somos un pueblo vinculado a la ganadería y a la agricultura y san Isidro es el segundo patrón de nuestro municipio, algo que no es una cuestión baladí porque nuestra vida económica ha dependido del campo y por eso celebramos con júbilo a san Isidro”, ha dicho el alcalde, Pablo Toledano, congratulándose de retomar tras dos años.
También valoraba la jovialidad de las numerosas peñas que se reunían bajo entoldados y al pie de improvisadas cocinas campestres.
“Aquí el visitante es acogido hasta tal punto de que quien no tenga conocidos, con tal de ir de peña en peña es invitado y agasajado para pasar de la mejor manera este día en la pradera de San Isidro”, apostillaba Toledano.
Iván Bastante, sacerdote de la localidad, reconocía el “gozo y mucha alegría comprobando el entusiasmo que hay en este ambiente de amistad y de familia que hay”.
El párroco también aludía a la restauración de la talla durante la pandemia, pudiendo ser de nuevo contemplado en la procesión en la que se trajo el primer día de triduo, cuando se volcó la población como síntoma de la “fuerte devoción y la santificación por medio del trabajo que se agradece a Dios y los frutos que da el campo”, refería Bastante.
Con todo, el alcalde indicaba haberle dado gracias al santo porque, “después de salir de lo peor de la pandemia, nos ha dado una primavera lluviosa”, concretando que hay zonas de hierba para pastos animales que levantan incluso medio metro en el Valle de Alcudia.