J. Y. / Ciudad Real
El cuidador de viñas, como así se define Julián Palacios, empieza por el principio, con la introducción de las preguntas que exponen el problema:¿Por qué los viñedos ya no son centenarios? ¿Por qué envejece de forma prematura la madera de las vides? ¿Cuál es el tratamiento para combatir las enfermedades provocadas por hongos en las cepas?
Palacios lleva tiempo estudiando cinco enfermedades de la madera -la yesca, eutipiosis, la botriosfera, la enfermedad de Petri y el pie negro- causadas por hongos que provocan la gangrenación y muerte irremediable de los troncos de las cepas, que se quedan sin savia en plena juventud.
El ingeniero agrónomo explica que las enfermedades, que son “como el cáncer en las personas”, se desencadena por la “relación entre ellos (hongos), que se trasmiten de cepa a cepa”, y provocan el fatal desenlace, incluso en viñedos de apenas tres años. ”Estamos viendo viñas afectadas de dos, cuatro u ocho años, con un nivel de muertes en porcentajes alarmantes”.
Estas afecciones “están por todas partes, en todas las zonas productoras”, señala Palacios que cuida viñas y asesora a bodegas del norte de España, de Ribera de Duero, Navarra, País Vasco, Cataluña y Galicia.
Explica que los efectos de los hongos “son la causa última”, aunque repara en que estos organismos “llevan viviendo toda la vida en las cepas, desde los romanos, y a principios del siglo XX se hablaba de ellos”.
Pero entonces, porqué es en la actualidad cuando se están viendo los virulentos efectos de estos hongos.
Pues, según Palacios, no hay una causa clara, y puede influir el cambio climático, la multiplicación del comercio de plantas a nivel mundia, y también el modo de cómo se produce la vid y la práctica y el tiempo en que se realiza la poda.
“A lo largo de los años, ha habido un equilibrio entre los hongos y se ha roto hace unas décadas”. Pero este cáncer del viñedo es singular y guarda una paradoja: “si en humanos es más dañino en personas de más edad, en los viñedos viejos no expresan síntomas, y los jóvenes sí”. En concreto, se nota en “las coloraciones en las hojas y en la madera ennegrecida porque la savia no puede circular”, y los efectos negativos se multiplican porque afecta a la producción.
“Es un tema global”, advierte Palacios, que apunta los efectos de estas enfermedades en Francia, con el 13% de vides improductivas, mientras que en España está afectada entre el 10 y el 20%.
“No hay país en el mundo que no tenga este problema”. Con todo, Palacios es optimista y señala que una vez se ha diagnosticado el problema “se puede actuar y renovar la planta” porque actualmente no hay solución química que cure. Ya hay investigaciones avanzadas en países como Francia y Australia.
Utilizar plantas de más calidad, con menos riesgos y manejar los viñedos una vez plantados “podrá reducir o prevenir el tema”.