Las calles de Calzada de Calatrava se convirtieron este domingo en una tapiz de fe, tradición y color con la celebración del Corpus Christi, una de las festividades religiosas más significativas para la comunidad cristiana, que cada año reúne a decenas de vecinos en torno a una tradición que lucha por transmitirse de generación en generación, bien sea realizando maravillosas alfombras de sal, como en la colocación de numerosos altares.

Desde la tarde del sábado, un ambiente de fervor y compañerismo se apoderó de las calles principales. Hermandades, ampa del colegio San Ignacio de Loyola y asociaciones y grupos de vecinos comenzaron los preparativos para crear las espectaculares alfombras de sal pintada que dan forma al recorrido procesional del Santísimo Sacramento. También comenzaron a levantarse los altares que, distribuidos a lo largo el recorrido, ofrecen paradas simbólicas para el paso del Cuerpo de Cristo.
El esfuerzo colectivo se prolongó durante toda la noche, en una estampa que combina lo artístico con lo espiritual. Jóvenes, mayores y niños trabajaron codo a codo para culminar los diseños, muchos de ellos inspirados en motivos religiosos, eucarísticos y manchegos, que amanecieron este domingo listos para recibir a los fieles y visitantes de Calzada de Calatrava