Carla, la hembra de lince ibérico liberada en febrero en el parque nacional de Cabañeros, ha regresado a su ambiente: la sierra de Andújar en la que nació hace trece años. Un extraordinario viaje si se tiene en cuenta que es casi una anciana (un lince no vive más de dieciséis años) y le faltan dientes, importantes para cazar.
Su última ubicación por satélite, del mes de julio, la sitúa en la provincia de Córdoba, en el entorno del campo de maniobras del Ejército de Cerro Muriano, relativamente cerca del lugar en el que nació en 2006.
Prefiere Sierra Morena a Cabañeros
La nueva aventura de Carla es digna de la azarosa viva que ha llevado (ha estado dos veces a punto de morir). El ejemplar ha preferido las tierras de Sierra Morena en las que ha transcurrido casi toda su vida, al retiro dorado que le brindó el parque nacional, empeñado en asentar en la zona esta especie emblemática de Cabañeros, extinguida hace cincuenta años.

Lo que ha hecho Carla es increíble
“Se sabía que un lince de su edad no se iba a adaptar a un cambio como el de llevarla a Cabañeros, pero lo que ha hecho no tiene explicación. Ha cruzado carreteras a pie y pantanos nadando; ha hecho un viaje de entre 500 y 600 kilómetros en apenas unos meses”, explica dar crédito Alfonso Moreno, técnico de la asociación conservacionista WWF.
A punto de morir desnutrida en 2018
Ángel Gómez, el director del parque nacional de Cabañeros, lamenta que el ejemplar haya preferido campear en el sur en vez seguir en el parque, en el que ha pasado el invierno, pero está tan sorprendido como resto por la hazaña de Carla, rescatada al borde de la desnutrición en Viso del Marqués en diciembre de 2018.

La terapia del centro de recuperación de fauna silvestre de El Chaparrillo, en el que ingresó con pocos dientes y pocos kilos parece que ha hecho milagros. El ejemplar ha pasado más de dos meses campeando a sus anchas “y cazando”, recalca Gómez, en Cabañeros, y cuando ha recuperado por completo la libertad ha emprendido el regreso a casa.
De Retuerta a Córdoba, pasando por la Yedra
El parque dispone de los siguientes datos del seguimiento por satélite de esta asombrosa hembra de lince ibérico. Cuando dejó el jaulón en el que estuvo en semilibertad se fue a Retuerta del Bullaque, de allí anduvo por los montes de Horcajo, volvió al parque nacional, y emprendió camino del sur. Pasó por la Tabla de la Yedra en Piedrabuena y cruzó la peligrosa N-430 que une Ciudad Real con la provincia de Badajoz. Agentes ambientales la vieron en una finca de la zona.
En los valles de Alculdia y los Pedroches
La siguiente vez que consta su presencia en la provincia de Ciudad Real es en el Valle de Alcudia (todos los ejemplares del programa Iberlince están radiomarcados), al que llegó vía Valle de los Pedroches, y de ahí a Villanueva de Córdoba, cerca del embalse de Montoro. “Nos ha tenido en un ¡ay¡ constante. Un agente medioambiental la vio en una rotonda y nos asustamos por si la atropellaban”.
“Bajo nuestro punto de vista hubiera sido mejor dejarla donde fue capturada, con su edad es muy difícil que se adaptase a otro hábitat”, recalca Moreno, que sigue a linces en ocho fincas de las estribaciones de Sierra Morena.
Cabañeros volverá a intentarlo
Gómez mantiene la idea de seguir intentando asentar el lince en el parque nacional. “La presencia del lince en Cabañeros es buena e importante, vamos a esperar si de aquí a noviembre recogen algún ejemplar en mal estado físico, queremos que vayan marcando la zona e indicando el camino del parque a otros linces. Volveremos a intentarlo”.
Ha tenido varias camadas de cachorros
Nacida en libertad (Sierra de Andújar, 2006) y bregada en la escarpada Sierra Morena, esta hembra de lince ibérico es lo que se dice una renacida. A los técnicos les constan al menos dos camadas de cachorros, la última en 2017, pero es posible que haya sido madre más veces.
La primera parte de su larga vida transcurrió entre las peñas de las sierras jiennenses. Allí fue localizada en mal estado por primera vez en 2013 y trasladada a un centro de recuperación. Sobrevivió y fue liberada en el valle del río Guarrizas zona por la que campeó hasta pasar al valle del Jándula.
Deambulando por el pantano de Fresneda
Sola, desnutrida, y a punto de morir, fue localizada el 17 de diciembre del año pasado vagando cerca del embalse de Fresneda, en Viso del Marqués, solo pesaba seis kilos y empezó su segundo renacimiento. Fue traslada a El Chaparrillo en Ciudad Real, el centro en el que gracias al cuidado de todo el equipo, en especial la veterinaria Elena Crespo, en dos meses recuperó cuatro kilos y salud.
Repuesta y con un gran aspecto fue liberada el 27 de febrero en el parque nacional, un suelta histórica que contó con una importante presencia de técnicos y directores del parque nacional, además de niños de colegios del zona, medios de comunicación y el consejero de Agricultura y Medio Ambiente Francisco Martínez Arroyo.