Carmen Lomas es una de las pocas mujeres miembro del consejo rector de una cooperativa. En este caso de la más grande de Europa, Virgen de las Viñas, en Tomelloso, con 3.000 socios y un promedio de más de 200 millones de kilos de uva.
Lomas también forma parte de una familia de tradición agrícola, y es titular de un viñedo que explota su marido.
Tiene 46 años y trabaja como administrativa en la comunidad de usuarios Mancha II. Desde hace dos años se incorporó como vocal primera al órgano de gobierno de la gran industria vinícola y oleícola tomellosera, donde, según asegura, toman las decisiones “de forma unánime”.
Es una de las tres mujeres presentes en la entidad colegiada con una docena de personas, una representatividad que valora positivamente, fruto del imparable “cambio de mentalidades”.
“La mujer va entrando poco a poco” a los lugares de toma de decisiones, incorporando su perspectiva, y no en vano los hombres “ayudan más en casa, conscientes de que sus mujeres pueden desarrollar también altos cargos”.
Madre de un hijo y una hija ya mayores, asegura que el hombre “también está evolucionando” respecto a las tareas que desempeñan las mujeres, que en el medio rural “a veces son más importantes”.