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Caso Nancy Paola, la investigación más “redonda” de la UDEV de Ciudad Real

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El inspector Fernández Imedio, con parte del equipo de policías de homicidios de la UDEV de la comisaría de Ciudad Real / J. Jurado
Belén Rodríguez / CIUDAD REAL
“Quien viene a un grupo de homicidios tiene que estar implicado, formado y preparado; cada caso deja una merma en ti, aquí podemos dar buenos resultados, pero nunca buenas noticias”, cuenta el policía de homicidios Arturo Prado, del equipo que resolvió el crimen más atroz de un bienio trepidante en esta unidad de la Policía Nacional

Pasar de policía de calle a investigador de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) impacta, aunque sea voluntario. Los crímenes reales no tienen el glamour de las series, manchan. “Nosotros vamos a escenarios que dejan una merma; por muy aséptico, por muy profesional que seas, no dejas de ser una persona”, cuenta Arturo Prado, oficial de la Policía Nacional, segundo al mando del grupo de homicidios de la comisaría de Ciudad Real que dirige el inspector José Miguel Fernández Imedio.

Tras años en seguridad ciudadana, en las patrullas, Prado se hizo policía de homicidios. “Lo vi un paso lógico, la formación de calle está bien, hacemos las cosas, pero no terminamos nada, yo quería terminarlas”. Seis años después dice que el giro laboral “ha sido un impacto”.

Se visualiza “muy verde” en su primer caso: investigó a unos menores que se dedicaban a robar con violencia a otros chicos, “fueron unos meses muy intensos, hasta que logramos averiguar quiénes eran y porqué lo hacían”; “después empezó a atropellarnos la realidad, hemos tenido una época con varios homicidios, desapariciones inquietantes, lesiones graves…” (el grupo 2º en el que está la UDEV también lleva violencia machista y agresiones sexuales, como Unidad de Familia y Mujer, UFAM).

A este ‘bienio negro’ 2020-2021 pertenece la desaparición, asesinato y descuartizamiento de la joven Nancy Paola Reyes, una investigación “redonda”, como pocas, de la que hablan por primera vez para un medio de comunicación.

En el historial de Imedio, curtido en homicidios, está la desaparición y asesinato de Rosana Maroto hace más de veinte años (se resolvió en cinco años). Sabe lo difícil que es esclarecer una desaparición, como la de Nancy Paola Reyes. Encontrarla, aunque fuera en las condiciones más trágicas, asesinada, descuartizada y abandonada en un descampado a seiscientos kilómetros de Ciudad Real, en Santander, y darle una respuesta a su familia en menos de un mes, ha marcado un hito que casi nunca se da.

“El caso de Nancy ha sido precioso de investigar, aunque suene feo decirlo con estas palabras”, reconoce el inspector Imedio. Saben que nada repara la pérdida de una vida humana, pero les queda la satisfacción de que hay una persona condenada a más de 25 años por su asesinato; su pareja Carlos Andrés Bustamante, gracias a la “abrumadora” cantidad de pruebas que consiguieron en coordinación con la UDEV de Santander, la otra pata de una gran investigación.

“Se puede decir que ha sido una investigación redonda porque pudimos atar todos los cabos, con el recorrido que hizo el autor de los hechos, hasta el trágico desenlace y la localización del cuerpo de Nancy”, apostilla Arturo Prado.

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El inspector responsable de la UDEV, José Miguel Fernández Imedio, con el oficial Arturo Prado, segundo en la cadena de mando / J. Jurado

Un caso superinquietante desde el principio

“Todo fue superinquietante desde el principio”, reconoce el inspector Imedio. La investigación parte de una sospecha de la madre del condenado, que acudió a la comisaría el 25 de agosto de 2020 a informar, no a denunciar, la desaparición de Nancy. Unas horas después fueron los hermanos de esta chica guatemalteca de 29 años, residente en Ciudad Real desde hacía dos años, que se había ido a Santander el 9 de agosto con su novio y no había vuelto ni daba señales de vida.

“En una investigación criminal las primeras informaciones son la base sobre la que se sustenta todo. En pocos días tuvimos una idea clara de lo que pasó y detuvimos al sospechoso, en principio por violencia de género. Nos coordinamos policías nacionales de tres ciudades tan lejanas como Ciudad Real, Santander y Madrid”.

Al día siguiente de la denuncia de los hermanos de Nancy los investigadores del grupo se desplazaron a Madrid a interrogar al sospechoso, que se quedó detenido el 27 de agosto, en cuanto fue a denunciar la desaparición “de una amiga”, porque desde Ciudad Real se había dictado una orden de búsqueda, captura y detención.

Lo especial de esta investigación “ha sido el papel de igualdad en el que hemos trabajado con Santander, cómo nuestro trabajo aquí lo refrendaban ellos y asentaban todas nuestras sospechas, en este caso la palabra compañeros se ha elevado a la máxima expresión, todos trabajando contrarreloj en la desaparición y el hallazgo del cadáver”.

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Los hermanos de Nancy Paola, con una foto de ella en septiembre de 2020, cuando apareció su cadáver / Elena Rosa

“Estamos seguros, esta chica está muerta”

Al estar empadronada en Ciudad Real, aunque el crimen se cometió en Santander, y ser una víctima de violencia machista, el juzgado competente en la investigación del caso fue el de primera instancia número 5 de Ciudad Real, de Violencia sobre la Mujer, al que la policía fue informando de los pasos que dieron.

“Estuvimos todo un día hablando con la madre, que quería contar sin contar, se veía que quería a su nuera, pero obviamente intentaba proteger a su hijo”, explica Imedio. Solo con esa charla, la denuncia de los hermanos y el historial de Bustamante, el novio con el que se fue Nancy de Ciudad Real, Imedio llamó a Santander, habló con su colega de la UDEV de la comisaría superior de allí, y le dijo “estamos seguros de que esa chica está muerta”.

El primer paso fue localizar a la titular de la cuenta bancaria del alojamiento que Nancy y su novio habían alquilado en Santander, que se hizo desde Ciudad Real. Hablar por teléfono con la propietaria, y facilitar la información a sus colegas de la Científica santanderina para hacer la primera inspección ocular (ya aparecieron restos de sangre).

“Trabajamos muchísimo, nos esforzamos todo lo que pudimos y nos hemos coordinado muy bien. Es difícil que se dé todo tan bien en una investigación, esto es el resultado de mucho trabajo”.

Sin conocerse (se vieron en el juicio que se celebró en la Audiencia de Ciudad Real en noviembre del año pasado) policías de Ciudad Real y Santander lograron reproducir todos los pasos de Nancy en aquel agosto de 2020, desde que salieron el 9 de Ciudad Real, hasta el 17 de septiembre en el que la policía halló el cadáver.

La detención del sospechoso la ordenó la UDEV de Ciudad Real al día siguiente de la denuncia de los hermanos. Él se adelantó y se presentó en una comisaría en Madrid, hasta la que fueron los agentes para interrogarle. Vieron que era un tipo, “duro, duro”, remarcan, que llevaba arañazos en el cuerpo -posiblemente del paraje en el que se deshizo del cadáver de la chica-, y además un colgante de ella en la mascarilla (obligatoria en aquel terrible 2020 de pandemia).

Las desapariciones “inquietantes” son complicadas de investigar, “el primer reto al que te enfrentas es si ha sido voluntaria o no, por eso tenemos que derribar el mito de las veinticuatro horas. Cuando una persona denuncia una desaparición no hay que esperar plazos, el tiempo corre”.

“No podemos ser testigos mudos de la violencia de género”

A Nancy Paola Reyes la policía la registró en el sistema VioGén el día que sus hermanos denunciaron su desaparición. Hasta esa fecha nadie advirtió nada, aunque consta que en marzo policías de seguridad ciudadana fueron a su piso de la calle Morería por gritos, hablaron reservadamente con ella, pero dijo que todo estaba bien, que no pasaba nada.

Los policías que investigaron el asesinato no la conocieron en vida, pero hablan de Nancy con un cariño que conmueve, y que han intentado transmitir a sus hermanos que siguen viviendo en la provincia, “son muy buenos chicos y trabajadores, están deslomaos de trabajar en el campo en Bolaños y Almagro”, dice Imedio; y al resto de su familia en Guatemala, “hablamos en una ocasión con su madre”.

Les queda el consuelo de haberse vaciado como profesionales, pero también el desosiego de no detectar antes la violencia machista. “El escenario de Nancy Paola es la máxima representación de la brutalidad. El grupo tiene una implicación total con la violencia de género y este es el caso más atroz; el de una persona que vive subyugada a su pareja, que sufre un maltrato continuo, que incluso puede haber una inducción a la prostitución, que utiliza a su pareja como foco de su ira, pero también como su medio de ingresos, para al final asesinarla y descuartizarla. Esto no puede hacer que te rindas, sino que trabajes con más ahínco”, remata Prado.

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Policías de homicidios de la UDEV de Ciudad Real, en la comisaría / J.Jurado

Nunca hay finales felices en homicidios

El caso Nancy, Los Rosales, el tiroteo de la Esperanza, el caso Lomas (el homicidio del intruso que se coló en un chalé de la Atalaya) … El jefe, el subjefe, y otros policías del grupo como Sebas y Alicia, recién incorporada, tienen claro que “quien viene a un grupo de homicidios tiene que estar implicado, formado y preparado”. “Aquí podemos dar buenos resultados, pero nunca buenas noticias”, asegura Prado, resignado a convivir con buenas investigaciones que son tragedias personales. No hay finales felices en homicidios, “lo que más cerca del final feliz es cumplir las esperanzas del legítimo anhelo de justicia de las familias, que no es no poco”.

Quienes trabajan en un grupo que investiga homicidios, como la UDEV de Ciudad Real tiene que asumir un compromiso de disponibilidad y formación, “no puede ser que la gente joven nos gane en conocimiento de las redes; que nos gana, pero intentamos que sea por poco. Esto requiere de una formación constante. Si vienes a un grupo de delitos violentos estás obligado a formarte siempre y a estar implicado siempre, aunque suene a eslogan, es que es así. Las cosas más graves siempre pasan cuando no estamos, estás en casa relajadamente, de vacaciones, y tienes que venir”.

Catalogar el trabajo es muy importante, “todo se investiga, pero hay que priorizar”, dicen. “Tenemos que tener instinto, eso lo da la experiencia, y la formación de saber qué es lo importante y qué menos”.

Contacto humano, la mejor herramienta de trabajo

“Aplicamos nuestro método de trabajo, pero lo principal es el contacto humano. La fuente humana es la más importante. Tenemos que tener mucho contacto directo con denunciantes y denunciados porque te aportan y puedes decidir futuros pasos”.

De todos los casos que ha investigado, que no son pocos en estos seis años de policía de homicidios, a Prado no dejan de impresionarle los asuntos de menores, “sobre todo cuando son víctimas; cuando son infractores también porque te das cuenta que fallamos como sociedad cuando un chaval comete un delito grave, pero los menores que son víctimas duelen mucho, porque son niños, niñas, que tienen derecho a una vida normal, que les pasen ciertas cosas marca” (el último caso del grupo es un caso de incesto: una menor de la que su padre llevaba abusando años).

A los homicidios, desapariciones, violencia de género, agresiones sexuales, y delitos con menores, el grupo 2º de la comisaría de Ciudad Real, en sus dos modalidades UDEV y UFAM, hay que sumar las detenciones ilegales, amenazas y coacciones.

“Trabajamos mucho, no andamos mal de personal, lo fundamental es que el policía que esté aquí tiene que saber que puede estar trabajando las veinticuatro horas siete, ocho, o quince días seguidos. Son delitos muy específicos, luego se intenta compensar con las épocas en las que tenemos menos trabajo”, explica el inspector jefe de grupo.

Conseguir buenos resultados también es cuestión de método, “con la primera noticia desarrollar una hipótesis de trabajo, dedicarle mucho tiempo e ir abriendo líneas de investigación”.

Se denuncian muchas desapariciones no delictivas

En Ciudad Real se denuncian muchas desapariciones. Cada comisaría local de la provincia tiene su propio equipo para investigarlas, si bien la UDEV de la comisaría provincial es el referente para apoyar a investigaciones en Alcázar, Puertollano o Valdepeñas.

“El problema en una desaparición es el tiempo que ha transcurrido cuando se denuncia, cuanto menos sea, mejor. De la desaparición de Nancy tuvimos noticia un 25 de agosto sus familiares no sabían de ella desde el día 20, a la última persona a la que envió un mensaje de texto fue a su suegra, la madre del condenado por el asesinato, que fue la primera informadora”.

Era agosto y había policías de vacaciones. “Un compañero las tuvo que interrumpir, a mí me llamó el jefe a casa, a partir de ahí trabajamos codo con codo con Santander varias semanas”, recuerda el oficial Prado.

En un cuerpo de seguridad de ámbito nacional trabajar con otras comisarías para ayuda operativa es habitual, “nosotros como policía judicial podemos investigar cualquier delito en cualquier sitio. Es normal tomar declaraciones a personas que están fuera con ayuda de la comisaría de turno, pero desde 2010 que llevo de jefe de la UDEV no habíamos hecho una operación conjunta tan intensa con Santander y que nos hiciéramos tanta falta, tanto unos como otros”, responde el inspector Imedio.

“En Ciudad Real hemos llevado una parte de la investigación, teléfonos, posicionamientos, las primeras gestiones con la dueña del piso que alquilaron, la detención del sospechoso, los seguimientos de cámaras, testigos. Como se dejaron objetos en una maleta del piso de alquiler, entre ellos la funda de la piqueta con la que descuartizó el cuerpo con el tique de un bazar chino, policías de Santander recorrieron todos los de un barrio hasta dar con el que Bustamante había comprado el cuchillo”.

“Desde aquí hicimos las escuchas, claves para obtener posicionamientos del acusado a través de su teléfono, la maquinaria policial sobre el terreno la desplegaron en Santander”. Así se llegó hasta el cadáver, con los posicionamientos y el tráfico de llamadas telefónicas los policías de Santander encontraron las cámaras de esas calles y visionaron cientos de horas de grabaciones hasta que vieron al asesino acarreando un carrito de la compra cargado y luego vacío, por la zona en la que encontraron el cuerpo.

“Ha sido un asunto muy duro pero muy gratificante de investigar. Nos queda la satisfacción de haberle dicho a la familia, mira, han matado a tu hermana, una pérdida irreparable, pero la persona que lo ha hecho estará en la cárcel por lo menos 25 años”.

 

 

 

 

 

 

 

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