Coincidiendo con la celebración del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, que se conmemora cada 28 de abril, la secretaria general de CCOO Ciudad Real, Esther Serrano, reivindica más medidas de prevención contra la siniestralidad laboral, «una de las grandes asignaturas pendientes del mercado laboral español».
A su juicio, hay que reformar la Ley de Prevención para adaptarla a los cambios en la organización del trabajo, sobre todo en provincias como Ciudad Real, donde hay una alta tasa de accidentalidad.
En total, hubo 5.322 trabajadores que se tuvieron que dar de baja a causa de siniestros, 3.975 hombres y 1.347, mujeres, según los datos facilitados por CCOO.
Por sectores, la construcción es el principal ámbito afectado, con una tasa de incidencia de 6.638 accidentes, por encima de la media regional, que alcanzó 6.246.
Industria, con 4.426, y el ámbito agrario, con 3.420, se sitúan en segunda y tercera posiciones.
Para Serrano, urge también actualizar el cuadro de enfermedades profesionales para que sean incluidas, entre otras, las enfermedades mentales vinculadas al trabajo, además de políticas públicas, con más recursos públicos, y la creación de juzgados especializados en la materia.
Incide, de la misma manera, en fijar criterios para una evaluación de riesgos por sexos, dado que los riesgos psicosociales, ergonómicos de las mujeres «no se evalúan suficientemente».
La formación y la vigilancia de la salud son otras actuaciones que hay que implementar, en opinión de la máxima dirigente de CCOO.
Respecto a los perfiles de trabajadores más habituales en riesgos, Serrano asegura que son «los más vulnerables», como los jóvenes, mujeres, migrantes, discapacitados y las personas trabajadoras que trabajan en sectores con altos riesgos. La edad y el género, agrega, son elementos claves en la salud y seguridad en el trabajo.
En concreto, los sectores donde hay más accidentes de mujeres, advierte la dirigente sindical, son la asistencia en residencias -sufren 9 de cada 10-, y la sanidad y la educación, con un 70% de incidencia en ambos.
Los accidentes in itinere también tienen perfil femenino, dado que «tienen los trabajos más precarios, con mayor temporalidad, además de la carga del cuidado».
En otro ámbito, Serrano se queja de los déficits de políticas laborales preventivas en empresas y administraciones, donde «muchos planes de prevención se han convertido en meros trámites burocráticos, alejados de la realidad» y los diagnósticos «no se adaptan a los riesgos reales».
Ello se debe a la implantación de un modelo de externalización de la prevención, a través de servicios de prevención ajenos pertenecientes a un oligopolio «que prioriza el negocio sobre la eficacia».