Cincuenta personas sentadas escuchan una canción religiosa ante un altar sin sacerdote. El sonido viene de varios altavoces y al empezar la oración del rosario es evidente que el origen de las mujeres que dirigen el momento litúrgico tienen un deje extranjero. El lugar es la iglesia del convento de las Concepcionistas Franciscanas Descalzas y las voces son de las tres monjas de clausura que podrían abandonar en unos días a los vecinos de Manzanares.
Fuentes de la Mesa Pro Convento de Manzanares confirman que hasta el momento no existe información sobre el cierre o la continuidad del convento, ni los tiempos que baraja la Orden de la Inmaculada Concepción, de Santa Beatriz de Silva. Según ha podido conocer este diario, la máxima representante de la orden ha estado en los últimos días en el convento, pero el cometido no ha trascendido.
Mientras, la actividad de los vecinos de Manzanares para visibilizar su oposición al cierre del convento ha continuado. Hasta ahora hay cerca de 8.000 firmas recogidas, 5.400 a pie de calle y 2.500 a través de la plataforma change.org, que entregarán en los próximos días en el Ayuntamiento.
Con las firmas y los más de 200 lazos azules repartidos entre los vecinos, cuya elaboración llegó a dejar a varios bazares sin gomaeva azul, la plataforma considera cumplido el objetivo de dar “visibilidad” a su causa, desde una “visión abierta e integradora” que ha reunido a diferentes sensibilidades, tanto creyentes como ateos.
La Mesa Pro Convento ha enviado cartas a Roma
Además, la Mesa Pro Convento de Manzanares confirma el envío de cartas a la orden y a diferentes instancias eclesiásticas en las dos últimas semanas para que barajen diferentes posibilidades que aseguren la continuidad de las monjas en Manzanares. Tienen alrededor de 40 años, provienen de la India y llevan más de veinte años en la ciudad, donde desean permanecer.
Asimismo, las cartas han llegado a obispos de toda España e incluso a Roma, a la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, que es la que se ocupa de regular los espacios dedicados a la vida contemplativa de la Iglesia católica.
“Decir que no hay vocaciones no soluciona el problema”
La Mesa Pro Convento considera que “decir que no hay vocaciones no soluciona el problema” y destaca que el cierre de conventos no contribuye a generar más adeptos, ni a atraer a la juventud. Por ello, afirman que hay que buscar soluciones desde la perspectiva de que el convento de Manzanares no es el único con problemas derivados del pequeño número de religiosas.
Lo cierto es que el tiempo se echa encima para buscar una solución al problema y fuentes autorizadas aseguran que el Ayuntamiento entregará en los próximos días las firmas recogidas por la plataforma al Obispado en un último intento de ganar tiempo para que las monjas se queden.
Mientras, la vida de estas religiosas sigue su rutina de “rezo y trabajo”, con los rosarios de la aurora cada día a las siete y media de la tarde, donde al final, mientras algunos compran pastas y rosarios, intercambian palabras de consuelo con los fieles tras el enrejado que las separa el altar de la iglesia.