El 30 de noviembre de 1954, un meteorito impactaba en un pequeño pueblo de Alabama (EEUU), colándose en la casa de Ann Hodges, a quien este extraño objeto caído del cielo la golpeó directamente. De este modo, esta estadounidense pasó a la historia por ser la única persona en el mundo a la que un meteorito, de manera oficial y documentada, le impactó directamente. Una situación prácticamente imposible de que ocurra, pero que podría suceder, también en nuestra provincia. En los últimos cuatro años, cerca de una veintena de meteoritos se han desintegrado sobre nuestras cabezas gracias a “nuestro escudo protector”, o lo que es lo mismo, la atmósfera.
Desde el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), su investigador, José María Madiedo, se dedica, entre otras muchas cuestiones, a coordinar el Proyecto SMART, que tiene como objetivo monitorizar continuamente el cielo para registrar y estudiar el impacto contra la atmósfera terrestre de rocas procedentes de distintos objetos del sistema solar. Un proyecto que ha observado en los últimos cuatro años un total de 18 objetos procedentes de fuera de nuestro planeta que, de no ser por nuestra atmósfera, habrían caído en nuestra provincia, aunque sin riesgo alguno, tal y como asegura el doctor Madiedo. Unos objetos que nosotros vemos como “bolas de fuego” en los oscuros cielos de la noche.
Pero, ¿qué son estas bolas de fuego?. Según el investigador, no son más que un fenómeno que se genera cuando una roca, procedente del espacio, entra en la atmósfera terrestre a gran velocidad. El roce de ésta con el aire hace que se caliente y se vuelva incandescente. Rocas procedentes de fuera de nuestro planeta, pero que no suponen ningún riesgo para nosotros. “Para que una roca que entra en la atmósfera empiece a ser peligrosa tendría que tener un tamaño igual al de un edificio de cinco plantas”. Un tamaño que no nos debería preocupar, al menos, durante los próximos 100 años, ya que éstas se encuentran “controladas” por los astrónomos y no existe previsión de que puedan alcanzar La Tierra.
Aunque puedan suponer cierto peligro estas rocas, nada tienen que ver con el meteorito de la película ‘No mires arriba’ ni con el que provocó la extinción de los dinosaurios. “Para que eso ocurra tendrían que pasar millones y millones de años. Muy probablemente, para cuando vuelva a ocurrir un evento de este tipo, la especie humana se haya extinguido hace mucho tiempo”, tranquiliza el astrofísico.
Último meteorito, la madrugada del 14 de enero
Hace menos de un mes, una ‘bola de fuego’ iluminó la gélida madrugada del 14 de enero. Eran los restos de un asteroide con más de 4.500 millones de años de antigüedad. En este caso, el último de los 18 que han sobrevolado la provincia de Ciudad Real, el meteorito no se desintegró por completo y cayó sobre la antigua aldea de Las Tiñosas, en el término municipal de Solana del Pino. “El tamaño de esta roca, cuando tocó tierra, sería del tamaño de una nuez”, de hecho, señala Madiedo, “sería misión imposible encontrarlo”.
Un meteorito que fue detectado por el Complejo Astronómico de La Hita (Toledo), que forma parte de la Red de Bólidos y Meteoros del Suroeste de Europa (Red SWEMN).