Mercedes Camacho
Ciudad Real
La escultura de Cervantes, obra del ciudarreleño Felipe García Coronado, ha dicho este miércoles adiós a la plaza en la que ha permanecido desde 1955 después de que en 1950 se quitara de su emplazamiento inicial -la Plaza del Pilar que entonces se llamaba Cervantes- y de que pasara cinco años en los almacenes municipales, destino que no volverá a repetir.
Así lo han confirmado a Lanza fuentes municipales, que han detallado que aunque al principio se barajó la opción de los almacenes, finalmente se ha optado porque la escultura se instale en el Museo del Quijote hasta que salga de allí para someterse a un proceso de restauración antes de recuperar su lugar en una ya renovada Plaza de Cervantes en la que nunca más tenga que estar ladeado.
Noventa y tres años han pasado ya desde que se convocara un concurso nacional del que saliera la escultura con la que Ciudad Real homenajeara a Cervantes y en el que se impuso un jovencísimo Felipe García Coronado con un proyecto que se diferenciaba del que finalmente se llevaría a cabo en que detrás del escritor aparecían unas columnas que finalmente se hicieron desaparecer para abaratar su coste.
Y es que los problemas económicos marcaron este monumento ya que se tardaron tres años desde que se aprobó el proyecto hasta que se pudo inaugurar -un acto del que este año se cumplen 90 años- debido a una falta de presupuesto que sólo se pudo subsanar con la colaboración del General Aguilera, que donó cañones de la guerra de África para que se usara su bronce en la escultura.
Una reducción del presupuesto que no sólo se consiguió con la donación, sino también con el abaratamiento de la piedra en la que están tallados los relieves de “El entierro de Crisóstomo”, “Don Quijote en la jaula”, “Don Quijote en la venta” y de la batalla de Lepanto -relieves que, por cierto, reproduciría años más tarde el sobrino del escultor, el reconocido artista Joaquín García Donaire, para coronar el friso del Teatro Quijano-.
La mujer manchega
Pero Cervantes podría no ser el único ‘desahuciado’ temporal de la Plaza de Cervantes, ya que su necesaria remodelación podría obligar también a buscar nueva ‘casa’ a la Mujer Manchega que desde el 9 de enero de 2006 ocupa uno de los bancos.
Se trata de una escultura en bronce del daimieleño Jesús Ruiz de la Hermosa que en su día sufragó Globalcaja y que, dependiendo de «si molesta», en próximas fechas podría cambiar su ubicación por dependencias municipales, según confirmaron fuentes municipales.