En el control de la ‘tercera ola’, la atención primaria ha formado parte de la solución, y ahí Ciudad Real, una de las provincias más afectadas de España por la pandemia, ha batido récord. Jesús Fernández Sanz confirma que Ciudad Real tiene hoy la capacidad de rastrear los movimientos de una persona que ha dado positivo en Covid al 87 por ciento, “la provincia con el mejor dato de toda España”. Con un 76 por ciento de trazabilidad, Castilla-La Mancha está también entre las regiones más adelantadas.
Los epidemiólogos y las rastreadoras están detrás de estos resultados, sin los que “Castilla-La Mancha hoy no tendría 600 camas ocupadas, sino muchas más”. Su trabajo asegura el diagnóstico precoz “para todas las personas que han estado en contacto con el positivo”, desde el ámbito social, al familiar y laboral. Están vigiladas, son tratadas al primer síntoma y muy pocas acaban en el hospital, lo que evita colapsos. Hoy Salud Pública no solo atiende a positivos, sino también a sus contactos.
“En esta tercera ola, sabíamos que era difícil llegar a estar tan mal como la primera”, pese a la “fatiga pandémica” de los profesionales y la sociedad. Prueba de ello es que ninguna área sanitaria de toda Castilla-La Mancha, salvo Toledo –que en algún momento puntual ha llegado al nivel 4- ha escalado por encima del nivel 3 en sus planes de contingencia, elaborados en todas las áreas sanitarias el pasado mes de marzo.
Todos los hospitales escalaron al nivel 5 en los planes de contingencia durante la ‘primera ola’
El consejero de Sanidad admite que en la ‘primera ola’ “se desplegaron en todas las áreas los 5 niveles”, entre ellas, la que controla el Hospital General Universitario de Ciudad Real y el Hospital General Mancha Centro de Alcázar de San Juan. Aquí, admite el consejero, “teníamos camas en las salas de espera de consultas” y, si no hubiese cedido la presión asistencial, “habría que haber echado manos de otros recursos”, como la sanidad privada.
Frente a los hospitales de campaña, desde el primer momento la intención fue “parar la pandemia intramuros”. Fernández Sanz reflexiona que “conscientes del esfuerzo absoluto para los profesionales”, sobre todo los médicos intensivistas, que pasaron de tener 168 camas para pacientes críticos de UCI a 472, la Consejería de Sanidad consideró que era la mejor solución antes de “abrir otros frentes”, porque el número de profesionales sería el mismo, no había más.
“En la primera ola estuvo muy comprometida toda la atención que no era Covid”
Después de hablar con “muchísimos profesionales”, Jesús Fernández Sanz duda de que en la ‘primera ola’ alguien que necesitara un respirador para seguir viviendo no lo tuviera, aunque no se atreve a decir un “no rotundo” y evita generar polémica.
Con respecto a las intervenciones esenciales, Jesús Fernández Sanz es muy claro. “En la primera ola estuvo muy comprometida toda la atención que no era Covid”, afirma. Durante toda la pandemia, los hospitales de la región han hecho esfuerzos para sacar adelante todas las operaciones “que pueden tener un riesgo vital, como las oncológicas”, y para que no quedaran paralizadas.
Hay que tener en cuenta que “el 85 por ciento de las camas de adultos, estaban ocupadas por Covid”. Eso no ha ocurrido en la tercera, pues en el peor día “si ha habido 1.700 por Covid, 1.800 eran de no Covid”. “Ahora nos podemos permitir operar más allá de lo esencial”.