La no renovación de los refuerzos judiciales –de un magistrado en el caso de la Audiencia de Ciudad Real- por parte del Ministerio de Justicia ha encendido los ánimos esta semana en un colectivo profesional que se siente en permanente agravio con respecto a otros empleados públicos, como sanitarios o docentes, y empeorado la brecha que en opinión de los magistrados de la Audiencia Provincial de Ciudad Real sondeados por Lanza existe en dotación judicial en Castilla-La Mancha, y dentro de ella en Ciudad Real y Toledo.
“Solo Toledo está peor que nosotros, tiene más población y los mismos jueces que nosotros”, reconocen magistrados de la Audiencia de Ciudad Real, que aseguran que estas dos provincias son las peor dotadas de jueces de España, dentro de una comunidad autónoma que tiene la peor ratio de jueces por habitante, como repite en cada memoria el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha.
Dos secciones desde hace treinta años
Los magistrados, que literalmente no dan abasto a celebrar juicios penales complejos, jurados, dictar sentencias y resolver recursos civiles que no paran de crecer, no comprenden por qué criterios la Audiencia de Ciudad Real, en una provincia con la misma población que León, Valladolid y Cantabria y una “enorme litigiosidad”, mantiene el mismo número de secciones, dos, desde hace treinta años, frente a tres secciones en la Audiencia de León y cuatro en Valladolid y Cantabria.
9 magistrados, cuando reclaman 13
Una Audiencia Provincial con el nivel de asuntos de Ciudad Real “debería tener doce o trece magistrados para conformar más secciones, según las ratios de ingreso de asuntos que marca el Consejo General del Poder Judicial”, aseguran.
Que hacen falta “muchísimas plazas de magistrados” no es nuevo. La presidenta de la Audiencia Provincial María Jesús Alarcón lo pide en cada memoria, y el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha se hace eco de esas quejas, que caen en saco roto. De hecho el sistema que mantiene a flote los juzgados, no solo la Audiencia, se basa en los refuerzos en los órganos judiciales con más atasco (todos, pero siempre hay juzgados peor que otros) que se renuevan o se suprimen según las necesidades presupuestarias de turno (este ha sido el argumento ahora).
Hace doce años que no se crea un juzgado nuevo
Hace doce años que no se crea un juzgado nuevo en Ciudad Real y el que está pendiente y supuestamente concedido para este año, el juzgado de instrucción y primera instancia número 8 de la capital sigue sin fecha de entrada en funcionamiento.
En la Audiencia Provincial de Ciudad Real el reparto de asuntos se hace en dos secciones formadas por cuatro y cinco magistrados respectivamente. La sección segunda, con un magistrado más, se encarga de los asuntos de violencia de género más graves además de los pleitos mercantiles, en un sistema de reparto de 60%-40% entre las dos secciones por su número de magistrados, aunque por lo que cuentan hay trabajo para muchos magistrados más.
Carga de asuntos civiles inasumible
Lo asuntos penales que entran se resuelven de una forma rápida en unos quince días, pero la carga civil de trabajo hace años que es a todas luces inasumible. “Desde que un asunto entra hasta que podemos darle una solución puede pasar entre año y medio y dos años. No podemos hacer más”, lamentan jueces con índices de resolución de asuntos del 120% y del 140%.
Litigiosidad al alza
Los casos han crecido de forma exponencial pero no la plantilla ni los medios (esta semana uno de los magistrados más antiguos ni siquiera podía acceder al Word en su puesto de trabajo porque hay menos licencias que usuarios). Hace quince años en la sección segunda entraban de media 400 asuntos civiles para cuatro magistrados, ahora esa proporción es de 800 para cinco y la litigiosidad en general no para de crecer. En esta sección en las ‘semanas de penal’ (la otra se dedica a asuntos civiles) se dictaban seis resoluciones, ahora cada semana son diez, “el trabajo aquí ha subido un 30%”. “¿Cuándo pongo sentencias si llevo dos días celebrando juicios en sala?, no queda más que seguir cargando la jornada en casa”, se lamenta un experimentado magistrado.