Cómo cada año, desde hace ya tantos siglos, Ciudad Real capital celebra hoy el día de la Octava de las fiestas que se han venido celebrando en honor de nuestra Patrona, Santa María del Prado.
Al igual que cada día 22 de agosto, fiesta de Santa María, Reina del Universo, a las diez y media de esta mañana comenzaba la Eucaristía Solemne, presidida en esta ocasión, por el sacerdote hijo de Villarrubia de los Ojos, recientemente nombrado Canónigo de nuestra Santa Iglesia Catedral Basílica, Vicente Ramírez de Arellano Rabadán, que ha concelebrado con el Cabildo Catedral, que preside Bernardo Torres, y con otros sacerdotes de la ciudad tales que Francisco Guerrero, Oscar Casas, Sixto Moreno y Ángel-Francisco Rivas.
A la eucaristía, ofrecida cada año por la Ilustre Hermandad de la Virgen del Prado y su Corte de Honor, en la que se ocupó del acompañamiento musical la Coral Diocesana junto con una representación de los distintos coros parroquiales del arciprestazgo, asistieron la alcaldesa en funciones, Eva Masías; miembros de la Corporación Municipal; el Diputado Nacional de Vox, Ricardo Chamorro; el portavoz del Partido Popular, Francisco Cañizares; el pandorgo de «hogaño», acompañado de su señora y su hija, perfectamente ataviados con la indumentaria manchega, y Dulcinea y sus damas.
Homilía en la fiesta de Santa María
La fiesta de Santa María, Reina, -comenzaba diciendo el predicador en su homilía-, es la fiesta de la conclusión de la vida de la Virgen María, que transcurre muy a la par de la de Cristo, su hijo. Por eso, decía Vicente, si Cristo es Rey, la madre es Reina del Universo, porque es fiel desde el principio hasta el final. «Hágase en mí, según tu palabra».
Ojalá, continuaba Ramírez de Arellano, Dios pueda hacer también en nosotros obras grandes. Para éso tenemos que fijarnos y pensar en los demás, cómo lo hizo Él; hemos de vivir siempre cómo creyentes y transmisores de Dios; hemos de pedir porque permanezca el amor en las familias y por la importancia de los hijos, y hemos de ser conscientes de la realidad de la sociedad en que vivimos, colaborando siempre y en positivo, los unos con los otros.
Veneración de las reliquias
Terminó la celebración eucarística con la veneración de las reliquias de Narciso Estenaga, por todos cuantos quisimos hacerlo, el obispo asesinado durante la Guerra Civil, -el 22 de agosto de 1936-, cuyos restos descansan bajo el altar mayor del templo catedralicio, junto con los de su fiel secretario, Julio Melgar, y con el canto del himno en honor de nuestra Patrona, la Santísima Virgen del Prado, que esta tarde, a partir de las ocho, recorrerá de nuevo las principales calles y plazas de la ciudad.