Pablo, Félix, Marina, María Jesús, Valentín, -ellos partían hacia Madrid esta mañana desde la estación de ferrocarril de nuestra capital-, Máximo, Clara, Isabel, Sagrario y Martina, -que se incorporaban en la Villa del Oso y el Madroño-, son los diez voluntarios de la organización no gubernamental CALMA, que hace apenas unas horas, hacia las cuatro de la tarde de este miércoles, diez de julio, salían hacia Mozambique, en el sureste de África, al pie del océano Índico, a donde tienen previsto llegar en las primeras horas de la tarde de mañana, jueves, para pasar sus días de vacaciones, y no precisamente con el objetivo de hacer turismo, sino con el de trabajar en interesantes y solidarios proyectos.
Los proyectos
Varios son los proyectos en los que tienen previsto colaborar y aportar ideas y esfuerzo físico hasta que regresen a España en los primeros días del mes de agosto. El catálogo lo componen uno de tipo médico, en el que ya se encuentra trabajando una enfermera; otro, consistente en estudiar la colocación de placas solares en una zona donde no existe la tan necesaria electricidad; un tercer proyecto es de tipo alimenticio, concretamente dirigido a los niños, ya que en dicho colectivo existe un gran índice de desnutrición; también tienen previsto dar clases de inglés para adultos, que les facilitará, sin duda, el acceso a la vida laboral, y en un último lugar, -porque alguno tenía que ser, aunque no hemos de catalogarlo cómo menos importante-, impulsar y mejorar el funcionamiento de una pequeña granja de gallinas.
Los medios
Nos contaban que esta experiencia es posible gracias al apoyo económico de los Ayuntamientos de Ciudad Real y Miguelturra, a la subvención concedida, al igual que en ocasiones anteriores, por la Diputación Provincial, sin menos valorar los donativos, los “sobres anónimos”,… que han recibido, dinero con el que es posible crear centros de salud, adquirir medicinas, mejorar la alimentación,… ya que Mozambique, -decía para este medio uno de los voluntarios-, es un país muy empobrecido, en el que solamente es la iglesia local, y los misioneros de otras partes del mundo, quienes trabajan, ya que no hay ni “oenegés”, ni otro tipo de instituciones. Es un país, Mozambique, en su momento muy abandonado por Portugal, con un gobierno muy olvidado de la realidad que se vive en una buena parte del mismo.
Los orígenes de CALMA
CALMA, cómo ya hemos explicado anteriormente, Cooperación Alternativa Manchega, nace en 1999 cómo fruto del interés, el compromiso y la ilusión de un grupo de laicos conformado por miembros de la Parroquia de San Pedro, Apóstol, de nuestra capital, y de la Comunidad Salesiana, y está configurada por alrededor de veinte personas, -hombres y mujeres-, de los que cada año, por cuestiones económicas, solamente puede viajar la mitad, aproximadamente.
Un segundo equipaje
Y lo hacen, lo hemos podido comprobar “in situ”, con un segundo equipaje, -además del físico-, el de la ilusión, la esperanza, la solidaridad, la vocación,… por ayudar al hermano que lo necesita, sin mirar la raza, la lengua o el color de la piel. ¡Es encomiable! Nosotros, ustedes, amigos lectores, podrán ir conociendo el desarrollo de su actividad, porque ellos se han comprometido a estar en contacto con nosotros, y nosotros lógicamente, -lo hacemos ahora-, a contárselo.