Nueve de los once acusados de tráfico de drogas de Ciudad Real y Toledo han reconocido, en el juicio oral y ante las preguntas del ministerio fiscal, que en la época en la que se les imputa el delito, años 2013 y 2014, eran consumidores habituales de cocaína y otras sustancias y que “menudeaban” con la droga para poder costearse su consumo. Además, han asegurado estar en tratamientos de deshabituación, algunos de ellos ya rehabilitados, y han añadido que toda la droga que la Guardia Civil intervino en cada uno de sus domicilios era para consumo propio.
De esta forma ha dado comienzo en la Audiencia Provincial el juicio contra estas once personas a las que la Fiscalía solicita penas de entre cinco y cuatro años de prisión para diez de los acusados –en función del tipo de droga con la que traficaban y si es considerada como que causa “grave daño a la salud o no”– y dos años y medio para el último de los acusados, al que menos droga se encontró en el registro de su domicilio.
Desde las 10 de la mañana y hasta pasadas las 11,30 horas, uno a uno todos los acusados han ido respondiendo a las preguntas del fiscal, los abogados apenas han presentado ninguna cuestión, y casi todos han reconocido conocer a, al menos, dos o tres de los otros acusados.
El primero en prestar declaración ha sido M.G quien ha manifestado ser consumidor habitual, que adquiría la droga en la zona de Retiro (Madrid) y que menudeaba con ella. Además, y según otro de los acusados, J.M., taxista de profesión ya jubilado, fue M.G. el que le pidió que transportara un paquete, que fue intervenido por la Guardia Civil y en el que había 150 gramos de cocaína, desde Madrid hasta Alcázar de San Juan.
Testimonio del taxista
Precisamente es el taxista el único de los once acusados que ha reconocido que no es consumidor de drogas, que habitualmente trabajaba para M.G, al que llevaba con frecuencia a Madrid, y al que, según explicó, en dos ocasiones le había transportado “unos trajes y unas cajas de camisas”. A preguntas del fiscal ha afirmado que él no tenía porque saber lo que contenían los paquetes que transportaba y que cuando la Guardia Civil le paró “por el despliegue que realizaron los agentes deduje, y así se lo dije, que el paquete que transportaba podía llevar droga”.
De igual manera, ha explicado que pidió a los agentes que le acompañaran a hacer la entrega del paquete a M.G., que se había concertado en la plaza de toros de Alcázar, pero que finalmente los guardias civiles no accedieron.
Casi todos los acusados, uno de ellos propietario de un lavadero de coches en Alcázar de San Juan, otro del bar Nueva Herencia y otro de un locutorio, han mostrado el mismo perfil: bajos ingresos económicos, muchos de ellos con importantes cargas familiares, consumidores habituales de cocaína y otras sustancias, y que la droga intervenida en sus domicilios por la Guardia Civil era para consumo propio.
De todos ellos, tan sólo J.O, que trabajaba en un concesionario de automóviles donde era además el responsable informático, se ha declarado consumidor habitual de marihuana, que la producía él en su casa, “porque es menos peligroso consumir la marihuana propia que comprarla”, y que no necesitaba menudear para poder costearse el consumo.
Ante estas afirmaciones, en las que han reconocido los hechos relatados por el fiscal a excepción de algunas de las conversaciones telefónicas grabadas, los interrogatorios han terminado con rapidez a mediodía de la mañana de este jueves.
Consecuencia de ello, también, es que el ministerio fiscal ha renunciado a seis testimonios de agentes de la Guardia Civil que intrevinieron en la operación, el resto declararán mañana como testigos, y los once abogados defensores han descartado la prueba pericial, al no cuestionar ninguno el resultado analítico de las sustancias intervenidas, en su gran mayoría, cocaína.
La magistrada que preside la sala ha decidido que el juicio continúe mañana con el testimonio de los agentes y los informes por lo que es más que probable que el juicio quede visto para sentencia este jueves.
Con esta operación de lucha contra el menudeo, la Guardia Civil logró desmantelar trece puntos de venta drogas, la mayoría en locales de ocio de Herencia, Alcázar de San Juan, Villarubia de los Ojos, Campo de Criptana y Quintanar de la Orden (Toledo) y aprehendió 600 gramos de cocaína además de marihuana, ‘speed’ , hachís, cristal y productos para adulterar la cocaína.
Aunque las escuchas comenzaron en 2013, las detenciones se iniciaron en 2014 tras la detención de un miembro de la organización que regresaba de Madrid con 150 gramos de cocaína para proceder a su venta en las provincias de Ciudad Real y Toledo, tras lo que el juzgado autorizó el 14 de julio de 2014 un total de 18 entradas y registros en domicilios del grupo, la mayoría en Alcázar (7) y Herencia (5), aunque también en Campo de Criptana, Madrid y Quintanar de la Orden, tras lo que se detuvo a los once acusados y de los que seis pasaron un tiempo en prisión provisional.