El Consorcio de Residuos Sólidos Urbanos (RSU), que gestiona las basuras del 92% de la población de la provincia de Ciudad Real, “un servicio invisibilizado pero imprescindible”, dice el gerente José Manuel Labrador, afronta el año 2025 con una batería de inversiones, tras haber conseguido “la paz social” que permite un nuevo convenio colectivo para cuatro años, acordado y firmado el pasado diciembre, tras un arduo proceso negociador con los trabajadores.
“Cuando me senté en el despacho por primera vez todas las semanas había cuatro o cinco escritos del comité de empresa, las relaciones con los sindicatos estaban completamente rotas”, asegura Labrador en esta entrevista en la que desgrana las inversiones de 6 millones de euros en fondos europeos del programa Next Generation. Los fondos de recuperación que le darán una buena vuelta al consorcio, dependiente de la Diputación Provincial de Ciudad Real.
Los seis millones son a invertir de aquí a marzo de 2026 en proyectos que cumplen las tres erres del tratamiento moderno de los residuos: reducir, reciclar y reutilizar.
Conseguir que llegue menos basura al vertedero se mantiene como gran objetivo de un servicio “que todavía tiene mucho margen de mejora”, cuenta. Esta es la línea de una de las novedades más importantes: la recogida de biorresiduos, es decir la basura de la materia orgánica. A esta mejora se destinarán 1,8 millones de euros que permitirán instalar el contenedor marrón, el quinto, en las cincuenta localidades más pobladas de la provincia.
“Hay que comprar camiones, contenedores, de momento estamos con las licitaciones”, explica el gerente. Parten de las experiencias piloto en barrios de Ciudad Real, con contenedores que se recogen dos veces a la semana, para que el consumidor separe en origen la materia orgánica del resto.

Otro millón a la ampliación de la planta de materia orgánica
Recoger más materia orgánica también supone reforzar la capacidad de tratamiento para fabricar compost, y para ello hay que ampliar la planta de materia orgánica de Almagro -sede central de las instalaciones del RSU-.
600.000 euros es el coste adicional de instalar ‘composteras’ en los cuarenta pueblos más pequeños. “Allí habrá un sistema de compostaje comunitario en el que cada vecino depositará sus biorresiduos, aprenderán a tratarlo, y después podrán reutilizar el compost, como se hace en los huertos urbanos”. RSU tiene casi 150 composteras en veinticinco pueblos “y funcionan muy bien, la gente se implica. Nuestros técnicos les enseñan y ellos hacen el resto”.
Recuperar más aluminio
Recuperar el aluminio que echamos al cubo de la basura de una forma que no sea manual, como se hace ahora, y mejorar el ecopunto móvil (recogida itinerante de voluminoso, a demanda o en horario fijo), son otros proyectos por valor de 300.000 euros.


Renovación de vehículos y contenedores
Y por supuesto está la flota de vehículos y contenedores. “Ya hemos renovado quince camiones y queremos cambiar otros cinco o seis, algunos estaban en un estado lamentable de no haber sido atendida la demanda en muchos años, precisamente por eso recibíamos muchas quejas de los sindicatos, por la seguridad de los operarios que se suben a diario a ellos”.
El servicio de lavacontenedores
Otro servicio “abandonado”, en opinión del gerente del RSU que tomó las riendas de la dirección económica tras el cambio de gobierno en la Diputación, es el de lavacontenedores. “Antes del verano hicimos una puesta a punto de los camiones porque estaban parados para que volvieran a funcionar”.
Este año 2025 comprarán dos lavacontenedores y acometerán una renovación ordinaria de un 10% de los contenedores, “tenemos mucha necesidad porque durante años no se ha hecho”, dice Labrador. Ya han suministrado dos mil contenedores en estos dos primeros meses del año, que se licitaron a finales del año anterior ,“y licitaremos como mínimo otros dos mil quinientos a lo largo del año”. Partiendo de ese refuerzo, “ya podremos seguir con la reposición anual de entre un 7 y un 10 por ciento de renovación anual. Todos los ayuntamientos estaban muy preocupados por el estado de los contenedores, que en algunos sitios era malísimo”, subraya.
Bonificar y penalizar el reciclaje, en estudio
Menos inversión pero mucho trabajo de concienciación se necesita para mejorar el reciclaje de los envases de plástico, en un 40% ahora, 20 kilos por habitante al año. Sobre la mesa del consorcio hay varias ideas para incrementar la tasa, “tenemos en estudio crear unos premios propios o una manera de bonificar a los ayuntamientos o empresas que más reciclen y penalizar a los que lo hagan peor”, dice.
De momento solo es un proyecto posible de llevar a la práctica puesto que el consorcio RSU y la empresa RSUSA, a la que el consorcio encomienda la gestión, dispone de un sistema que permite conocer el nivel de llenado de cada contenedor amarillo de los tres mil que tiene en la provincia.
Campaña de concienciación
De cara al público se plantean hacer “una campaña fuerte de concienciación”, mayor incluso que la de los últimos años con la colaboración de ‘influencer’ o personas con predicamento en redes sociales, reconocidas en sus pueblos para que “con algún video simpático animen a reciclar”.
Si el año pasado veinte institutos de enseñanza secundaria visitaron las plantas de tratamiento, e hicieron charlas en ciento tres colegios para fomentar el reciclaje, el pensamiento de este año es “darle un toque más personalizado con una serie de videos en los ayuntamientos más grandes, hay que seguir incidiendo en la recogida selectiva si queremos reducir la recogida en vertedero”.
Los datos del RSU
El año pasado el Consorcio RSU recogió 170.000 toneladas de basura, un 3,5% más que el año anterior por el incremento de la recogida selectiva. La ratio es 1,28 kg por habitante al día. De esa cantidad se recuperaron 66.000 toneladas, un 40%, el resto ha ido a vertedero.
El plástico, como en todo el planeta, es el gran residuo reutilizable para reducir el enorme impacto que tiene en los mares. Una tarea compleja, puesto que mientras por un lado se incentivan las bolsas biodegradables y reutilizables en la compra, por otro se envasa en plástico hasta una manzana en los lineales de los supermercados.
En Ciudad Real, la zona RSU, está en 20 kilos de reciclaje de plásticos por habitante al año, “hay que seguir trabajando. En Almagro tenemos tres plantas de tratamiento, una de fracción resto, de basura en masa, otra de envases y otra de materia orgánica, la de envases opera al 40%”, remarca.

Guerra al plástico y a los envases
“La nueva ley de residuos, que recoge el nuevo impuesto, también plantea medidas para reciclar plásticos de primer uso, como obligar a los supermercados a recoger esos envases y pagar al consumidor por devolverlos”, comenta Labrador. Pero esto que parece sensato no es tan fácil de poner en práctica, “vale para grandes superficies y empresas con enormes márgenes de negocio, ¿pero que hacemos con la tiendecita de pueblo?”, se pregunta el gerente.
De la parte social de una empresa con 300 trabajadores y 28,5 millones de presupuesto anual, que da servicio a más de 350.000 habitantes, el 92% de los pueblos de la provincia, Labrador destaca el avance de la negociación colectiva y la “paz social”, alcanzada con la firma de un convenio a cuatro años -lo tradicional era un convenio anual-, que asume demandas históricas relativas a los días de descanso del personal que trabajaba seis a la semana y premios de jubilación, que al no ser una profesión declarada de alto riesgo, por muy duro y penoso que sean algunos trabajos, está sometida al régimen general de pensiones de la Seguridad Social.

Las cesiones para conseguir “la paz social”
Conseguir esa paz sindical ha costado. “Hemos tenido que hacer muchos números, cuando llegamos nos encontramos un descontrol de gasto y una deuda de cinco millones del crédito que se suscribió para la ampliación del vertedero, en una empresa que nunca había tenido deuda”, cuenta.
Haciendo números y reestructuraciones se ha atendido la demanda de más días libres, “y hemos mejorado los premios de vinculación y constancia de la empresa para fomentar la prejubilación cuando se llega a cierta edad en un trabajo exigente en lo físico”.
Además, RSU se ha comprometido a crear un portal del empleado para digitalizar todas las comunicaciones “y no seguir con los papeles y el tablón de anuncios”.
“Ha sido algo más de un año de trabajo intenso, pero estoy satisfecho de haber conseguido una buena relación con los sindicatos, para todas las decisiones cuento con ellos. Ahora tenemos comisión paritaria y hablamos de todos los temas, son trescientos trabajadores y hay que escucharlos”, dice este ingeniero de caminos que dejó la empresa privada para ser concejal de Urbanismo y Medio Ambiente ocho años en su pueblo, Bolaños de Calatrava. Después se marchó del Ayuntamiento y volvió a su empresa, de la que pidió una nueva excedencia cuando asumió la gerencia del consorcio a finales de 2023.
“Tenemos un convenio hasta 2027, creo que algo se habrá hecho bien; estamos contentos y los trabajadores también”.
La carga lateral en el territorio RSU
Otra mejora en curso es la implantación del sistema de recogida lateral, más limpio y eficiente que el actual. Todo el Campo de Montiel y la mayoría de Ciudad Real y Valdepeñas la tienen ya, con contenedores más grandes para una recogida más eficaz y menos molesta para los vecinos. La siguiente localidad en empezar con la carga lateral será Miguelturra.
“Llevo dieciocho meses como gerente pero muy intensos; el primer año ha sido el de personal y este segundo año el de las inversiones y las mejoras del sistema, camiones y contenedores”.
Labrador cuenta con los técnicos para ir centro a centro analizando las necesidades reales de esos emplazamientos y rutas. Además del centro matriz de Almagro, hay otras dependencias de RSU en Valdepeñas, Villanueva de los Infantes, Almodóvar del Campo, Almadén, Ciudad Real y El Robledo.
“Lo más importante que tiene RSU es el capital humano. Nos gustaría en esta etapa que se valore más este trabajo. Queremos darle visibilidad, la gente no es consciente de todo lo que hay detrás de sacar la basura de tu casa, depositarla en un contenedor, y olvidarte”.
La tasa de basuras se tendrá que cobrar desde abril
Todos los ayuntamientos tendrán que cobrar la tasa de basuras desde el 30 abril, para cumplir la ley europea de residuos. Los que no la tenían, la tendrán que imponer. Y luego según Labrador está el impuesto de residuos de vertedero, un impuesto que se tiene que liquidar a todos los ayuntamientos y cobrar el RSU, son 30 euros por tonelada si la basura ha pasado por planta de reciclaje y cuarenta si no, lo que viene a ser 10 euros por habitante al año.
“Ese impuesto lo tienen que cobrar los ayuntamientos y por obligación derivarlo al ciudadano como medida de concienciación, es un coste más que los ayuntamientos tendrán que meter en esa tasa nueva”. El gerente del RSUE explica que es una trasposición europea, pero que la ley es nacional.
La nueva ley de obligado cumplimiento
La ley 7/2022 especifica que se utilice ese impuesto para incentivar el reciclaje, desincentivar la generación de residuos y mejorar la concienciación y la educación ambiental. “El problema es que la ley nos obliga a cobrárselo a los ayuntamientos, ellos a sus ciudadanos, y a nosotros a liquidarlo con la Agencia Tributaria. Luego lo que hace la ley es pasárselo a la Junta de Comunidades, con competencias en medio ambiente en la comunidad autónoma, para que tome medidas pro reciclaje” dice. El gerente se queja de que hasta ahora la Junta de Castilla-La Mancha “se queda con esa cantidad para caja única o lo que sea. Nosotros le hemos presentado dos escritos a la consejera preguntando qué pasa con ese dinero”.
Este impuesto de vertedero había que crearlo el 1 de enero 2023, la Agencia Tributaria lo liquida y nosotros hemos liquidado seis millones de euros que tenemos que pasarle a los ayuntamientos y ellos a los vecinos, para que recaude la Junta y lo reinvierta, “algo que todavía no sabemos cómo harán”.